Raven
Caminé por los pasillos de esta enorme mansión.Mis manos temblorosas y sudadas del nerviosismo.Mi cuerpo, aún cubierto de heridas, sobre todo las del abdomen, que casi se habían llevado mi vida.Iba camino a ver a mi salvador, al hombre que le debo el estar aquí hoy, pero sobre todo, el único hombre que me puede dar mi venganza y redención.Me hacen pasar a una enorme sala y al final, casi como si estuviese en un trono, lo veo sentado, revisando unos papeles sobre un enorme escritorio.Solo en su presencia me siento intimidada, él es un Alfa puro, pero yo, no soy cualquier cosa tampoco, ya no más, así que saco seguridad de mi interior y camino hacia el Alfa Walker.— Me dijeron que pedías una audiencia conmigo, que era muy importante— me dice con su profunda voz sin levantar la vista de lo que revisa.— Yo, tengo una propuesta que hacerle— suelto después de tragar y mi loba me está dando ánimos, a pesar de que la presión del Alfa, la mantiene en sumisión.— ¿Qué propuesta crees que me puedes hacer, que me interese? - finalmente levanta la vista y me mira con esos ojos azules, fríos e indiferentes, que podrían congelarte hasta el alma.— El trono del Rey Alfa, es algo que puedo darte— respondo y ahora, sí que tengo su atención.Por un segundo pensé que se reiría en mi cara, sin embargo, no lo hizo y solo continúa mirándome fijamente, haciendo que mis piernas comiencen a ceder.Pero no mostraré debilidad, nunca más lo haré ante nadie.— Esas son palabras mayores para una pequeña loba esclava, que casi muere hace unos días, ¿crees que tengo mucho tiempo para perder en bromas? – la temperatura comienza a bajar en la sala.— No estoy bromeando Alfa Walker, yo, Raven Centuria, soy descendiente del Clan Centuria, Domadoras de los Lobos de Fuego y puedo probárselo.— Mi poder, puede llevarlo hasta el trono que tanto desea.Se hace un silencio en la sala y me mira, me sigue mirando como si quisiera desnudarme el alma.A pesar de las ganas que tengo de bajar la cabeza, aguanto como puedo su intensidad y dominación.Le devuelvo la mirada con toda la seguridad que le puedo demostrar, porque no miento.— Digamos que te creo, que eres descendiente de un Clan, que solo he escuchado mencionar en leyendas.— Pensemos, que tus supuestas pruebas me convencen y me llevas a obtener el trono con tu poder, ¿qué quieres a cambio?— Quiero venganza, deseo protección de su manada y poder, mientras yo restauro el mío propio. No quiero ser pisoteada por nadie, nunca más— le respondo sin dudarlo ni un segundo.— Si eres descendiente de las Centurias, se supone que ya eres poderosa, aunque realmente, ni siquiera puedes mantener tu vida, lo cual me lleva a pensar de nuevo, que me estás tomando el pelo y espero, por tu bien, que no sea el caso.— Mi poder, aún no está restaurado por completo, ha estado sellado mucho tiempo, hay cosas que debo hacer para fortalecerlo, estaría muy vulnerable al inicio, como lo estoy ahora y por eso, necesito de su ayuda— confieso, mordiendo mi labio inferior un poco nerviosa porque a continuación, viene lo más crítico.Negociar con este Alfa imponente, no es para personas con problemas en el corazón.Veo, como se queda mirando a mi boca, con sus fríos y agudos ojos azules y aprieto más fuerte mis manos a los costados de mi cuerpo, rezando porque no me eche de su manada, cuando le diga lo siguiente que quiero de él.— Entonces, pequeña Raven, por qué no dejas de dar vueltas y me dices de una vez, lo que en realidad deseas de mí— su voz ronca resuena y casi creo que puede leer mis pensamientos.— Quiero… Quiero que me acepte como su Luna – le digo y por un segundo, percibo sorpresa en su expresión siempre congelada.— Eso es imposible. Ese puesto es solo para mi mate, cuando la encuentre – responde después de unos segundos.— No lo quiero para siempre, solo sería provisional, necesito, algunas cosas…para acelerar mis poderes…cosas que solo un Alfa poderoso puede darme… — tartamudeo con un poco con vergüenza en mi cara y sé, que debo tener las mejillas en rojo.— Cuando todos tengamos lo que queremos, me iré. Me iré sin mirar atrás, nunca seré una carga en su vida y renunciaré a mi posición de falsa Luna— prometí enseguida.— Si su mate aparece antes, igual renunciaré a mi puesto, buscaré otra manera de lograr mis objetivos, jamás voy a ocupar un lugar a la fuerza, que sé, que no me pertenece.— Únicamente sería un acuerdo entre los dos, una farsa, nada más que eso. Sin sentimientos involucrados.— Nadie tendría que saber que nos estamos utilizando - seguía prometiendo cada vez más nerviosa, porque se había levantado y estaba caminando hacia mí.Su cuerpo imponente, de casi dos metros, prácticamente me cubría por completo.Su pelo rubio platino hasta los hombros se ondeaba mientras daba pasos seguros hasta mí, llenándome por completo con su presencia, con esa esencia a bosque salvaje y tundra, que siempre asaltaba mis sentidos cuando estaba cerca de él.Si no fuera, porque me han roto el corazón en mil pedazos y porque sé de sobra, que este Alfa no es para mí, caería sin dudar en sus encantos, cualquier mujer lo haría.— Si todo lo que me has dicho es verdadero, si me demuestras que de verdad te puedes convertir en alguien tan poderosa, entonces, te convertiré en mi Luna y te daré el poder y la venganza que quieres ahora— me prometió, tan cerca, que su aliento caliente se vertió en mi rostro.Me atreví a levantar la cabeza y mirarlo fijamente, muy pocos eran los que se atrevían a mirarlo de frente.Si hay un Alfa que puede restaurar mi herencia, es este magnífico hombre delante de mí.— Al ser su Luna, tiene que saber que lo sería en todos los sentidos, con todas las obligaciones que eso conlleva.— Yo haré las mías con su manada, pero necesito también que haga las suyas, en…en…la intimidad— casi me atraganto al final de la proposición más vergonzosa que he hecho en mi vida.Si no fuera por las m4lditas condiciones para sacar y dominar mis poderes, nunca le estaría pidiendo esto a un hombre y menos, después de mi única y primera experiencia desastrosa, en ese sentido.— Creo, que no tendré ningún problema con mis obligaciones, en la intimidad— me responde en un tono bajo y siento cómo sus ojos recorren mi cuerpo, que se estremece y no precisamente de miedo.En vez de molestarme ante su descaro, solo siento cómo un fuego se va encendiendo en mi interior.— Entonces, Alfa Walker, si le demuestro mi potencial, ¿tenemos un trato?— Tenemos un trato, Raven Centuria.Raven1 MES ANTES…Las lágrimas caían de mis ojos sin poderlo evitar, los nudillos blancos de tanto apretar el borde la sábana, tapando mi maltrecho cuerpo, mientras la vergüenza y el asco a mí misma, me invadían.— No sigas llorando como si te hubiese violado a la fuerza, que tú viniste por tus propios pies a meterte en mi cama. — Ya deja esa actitud de mártir, que me tienes un poco harto – lo escucho con su cínica voz, mientras se está poniendo la ropa al pie de la cama y me mira con esos ojos tan odiosos y despreciables. — Entonces… mi hermana… prometiste dejarla libre…— le digo suplicante limpiándome las lágrimas, que siguen cayendo y el nudo en mi garganta casi no me deja hablar.— Ya veremos después eso – me responde como si nada, cuando ya me había prometido que no la entregaría como ofrenda, si yo cedía finalmente a su acoso.— Después no, Alfa, me prometió que la sacaría de la selección, si yo…si yo, me entregaba a usted… ¿cómo puede faltar ahora a su palabra? – comienzo a
Raven — No. Lo hice por mi hermana— respondí cerrando los ojos en agonía. Dije que no, porque no fue una violación de la manera convencional, pero de cierta forma sí me obligó, me orilló a hacerlo, porque, aunque yo sola caminé hacia esa habitación, le había rogado muchas veces que no escogiera a Verena, me postré de rodillas y le supliqué. Ella ni siquiera había cumplido los 18 años, era hasta menor de edad, mi madre moriría de su enfermedad en el corazón. Incluso, en un momento de desesperación, me ofrecí para ser el tributo yo misma, aunque eso significaba una vida de esclavitud, peor que morir, sin embargo, él solo me miró con burla y me hizo esa horrible propuesta. Me dijo que para ser la put4 del Rey Alfa como su tributo, mejor era la suya. Ese siempre había sido su objetivo, desde el primer momento en que puso sus ojos obsesivos y asquerosos sobre mí. Solo se aprovechó de mi desesperación. — ¡Podías haber esperado a que yo regresara, habríamos buscado una solución, le h
Raven Bajando la cabeza, aguantando y aguantando, solo por un gesto de buena voluntad, solo por la esperanza de agradarle a la mujer que llamaba madre. Siempre me quedaba a cargo de Verena, en realidad es menor que yo por solo unos meses, tampoco es que sea tan pequeña, sin embargo, se dañaba una hebra de sus cabellos y los castigos llovían sobre mí. Yo era la hermana mayor y debía cuidarla y no dejar que le sucediera nada. Para eso sí era una hermana, pero cuando llegaban los juguetes, los dulces, los cosméticos, los vestidos y ropas, todo lo mejor siempre era para ella. Yo tomaba incluso los juguetes y las ropas que desechaba o no le servían. Nunca me pareció injusto, en mi corazón, siempre supe que era la adoptada, la falsa y ella, era la verdadera hija y estaba agradecida, con lo poco que me pudiesen dar. Haciendo hasta lo imposible para que no me rechazaran, para encajar en su familia, en esta manada, que en el fondo, nunca me ha aceptado en realidad, sin embargo, no tengo
RavenCuando volví a abrir mis ojos, en apenas una pequeña rendija, que me dejaba la inflamación, percibí, que me habían arrojado a una de las celdas.Húmeda y asfixiante, pequeña, donde apenas algo de heno me separaba del frío suelo de piedra.Estaba perdida, no sabía que iba a ser ahora de mi vida. Pero pronto, las respuestas a mis preguntas llegaron más temprano que tarde.— ¿Ya estás consciente? - la voz que menos quería escuchar en estos momentos, volvía a hablarme por fuera de los barrotes, el Alfa de la manada.Levanté mi rostro y lo miré con odio y rencor.— Si hubieses tenido esa actitud antes, no serías una presa tan fácil, ¿quién se iba a imaginar que la huerfanita, ocultaba ese mal genio? – sonreía con sarcasmo.— Este era el espíritu que deberías haber tenido en mi cama y no el de frígida agonizante que me mostraste.— Eres un cerdo— escupí apretando los dientes.— A mí me hablas bien, estúpida, que solo porque te di un poco de favoritismo, no te confundas, ¡yo soy tu Al
RavenNo me devolvió el acuerdo a romper el vínculo y si una de las partes no quiere, no se puede disolver así tan fácil, no sin más poderes involucrados o que muera uno de los dos.La oscuridad lo envolvió y la distancia se hizo mayor.Me alejé de ahí y nunca entendí, porque no rompió su odioso compromiso conmigo, por qué, si le estaba dando lo que tanto quería, para que se emparejara con otra loba.“No me importa que no lo hayas aceptado, en mi corazón, ya sea que sobreviva o no, tú nunca serás mi mate, no quiero ensuciar tus ojos con mi presencia, nunca más” fue mi último mensaje, antes de alejarme, en camino a las tierras del Rey Alfa.*****Llevábamos días de camino, a penas nos daban de comer o beber.Nos sacaban pocas veces al día, como animales, a hacer nuestras necesidades fuera del camino, si no tenías que hacerlo en la misma jaula.Cualquier protesta o demora y llovían los latigazos.Era una larga fila de carretas con jaulas y a medida que pasábamos por más y más manadas, l
RavenUna luz cegadora hizo que abriera a la fuerza mis párpados. ¿Dónde estaba?¿Este es el llamado más allá que dicen los humanos?No sabía, pero solo parecía un inmenso bosque, extrañamente un poco espeluznante.Me miré hacia abajo, a donde deberían estar mis heridas sangrantes, pero solo había piel sana en mi vientre y la conexión con mi loba tampoco estaba, solo una sensación rara en mi interior.Algo no estaba bien, pero nada podía hacer, salvo buscar una salida y eso hice. Caminé y caminé sin rumbo entre árboles y bosque interminable.— ¿Raven? – de repente una voz femenina salida de la nada detuvo mis pasos.Al girarme, me encontré con el rostro asombrado y horrorizado de una mujer.— ¿Me conoce? ¿Dónde estamos? – me atreví a preguntarle a pesar de mi miedo a lo desconocido.— No, no, no puede ser pequeña, tú… estás muriendo – afirmó de nada más mirarme, con preocupación evidente.No supe que decir a eso, la verdad, todo esto me parecía demasiado irreal.— Raven, yo soy…soy t
Raven«¿Cómo está la esclava herida en el vientre? ¿Podrá salvarse?»«He hecho lo que he podido, ahora solo queda que la Diosa se apiade de ella y pueda sobrevivir y si lo hace, es muy difícil que pueda concebir en el futuro, su matriz quedó destrozada»«Pobre, tan joven y bonita, muy difícil encontrar pareja si no puede tener cachorros»«Creo que eso es lo de menos ahora, si sobrevive…será un milagro…»Las voces iban y venían, el dolor nunca se iba, escuchaba retazos de conversaciones, por lo que fueron días, semanas o meses, no sé.Pero mis ganas de vivir y no morir, fueron más fuertes que todo. Mis ansias de venganza, me mantuvieron en este mundo.“Raven” escuché finalmente un día, la voz preocupada de mi loba. “Sena, tranquila, estoy bien, estamos viva” calmé todo su dolor y desesperación. Si yo moría, ella también lo haría.— Agua… por favor… — los párpados me pesaban toneladas y sentía la garganta como desollada con una lija.— ¿Hay alguien…? - murmuré.— ¿Estás despierta?, ¡Ha
Raven— ¡Jefa, venga acá! - la llamó, mirándome seriamente.— Yo no…no lo robé…eso, no estaba cuando yo fui a buscar jabón…— pero mi voz se fue haciendo más pequeña al recordar que había dejado sola la cesta de ropa, cuando me alejé un momento.Con los ojos abiertos de incredulidad miré a las chicas a mi lado, sobre todo a la verdadera ladrona, pero solo apartaron sus ojos y se hicieron las desentendidas.Una vez más había caído en la trampa diseñada por otros. El chivo expiatorio, sería yo.— ¿Acabas de llegar y ya te atreviste a hacer esto? Escuché que nuestro Alfa te salvó, ¡¿cómo puedes ser tan malagradecida?! - me escupió en la cara con furia y sus ojos cambiando de color por lo cerca que estaba su loba.Sena en mi interior gruñía intentando defenderse, pero como siempre, era la más indefensa de la manada.— Señora, yo no lo robé, salí un momento a buscar jabón y cuando regresé eso estaba en mi cesta.— Huélalo y verá que no es mi olor el que está ahí— a pesar de la presión sobre