12

Cuando llegué a casa, la idea de girarme y salir corriendo cruzó mi mente. No quería compartir techo, y mucho menos mi habitación, con ese hijo de puta. Pero escapar no era una opción. Tenía un propósito: descubrir cómo había asesinado a mi padre y reunir las pruebas para que los dos terminaran en la cárcel.

Respiré hondo, forzando a mis pies a moverse, y entré. Apenas crucé la puerta, mi madrastra apareció, furiosa como un toro al que le agitaban un pañuelo rojo.

—¡¿Cómo pudiste cancelar mis tarjetas?! ¡Qué vergüenza pasé esta tarde! —espetó.

—Trabaja si quieres dinero —respondí con frialdad, ignorándola mientras subía las escaleras.

Los insultos y gritos que lanzó a mis espaldas apenas me rozaron. Aún podía escuchar su voz en mi memoria, humillándome frente a otros, comparándome con con otras mujeres, haciéndome sentir menos que nada. Y yo, estúpidamente, lo acepté, pensando que ella era lo único que me quedaba.

Pero ya no. Ahora era mi turno. Ojo por ojo.

Llegué a mi habitaci
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo