Sarah siente que su alma deja su cuerpo cuando ve a su sobrina correr lejos. Dentro de poco también la persigue por detrás.Julieta también lo hace.—¡Clara, detente! —Sarah baja la escaleras para seguirle el trote—, es la casa presidencial, esa mujer debe estar allá.—No me interesa, tía. Es mi hijo quien está allá —Clara se voltea para hablar con ansiedad—, tengo que ir con Liam, tía. Ese niño debe estar conmigo, que soy su madre, debe estar a mi lado y he pasado día y noche tratando de saber donde buscarlo. Y ahora que tengo la oportunidad no la dejaré pasar —y luego besa a Sarah en la mejilla—, busca a Martín y dile dónde estoy, debió haber salido o debió irse con Ryan. Pero dile.—Sobrina —balbucea Sarah pero ya es lo bastante tarde para detenerla, porque Julieta la persigue por detrás—, niña, por favor, te lo ruego, que no cometa una locura —le pide a Julieta.—Ah, señora —responde Julieta tragando saliva por el cansancio de perseguir a Clara—, cuando a Clara se le mete algo a l
Verla ahí se siente tan…horrible… Mira a Ronalda con decepción, con dolor…con enojo… —¿Cómo pudiste…? —comienza Clara abrazando con fuerza Liam—. ¿Cómo pudiste traicionarme de esta forma…? Ronalda tiene sus ojos hinchados, como si hubiera llorado por años. Y cuando la oye lo único que se escucha de Ronalda es un sollozo. Un doloroso sollozo. —Estás aquí, Clara —comienza Ronalda después de unos segundos. El llanto de Naia no deja de escucharse—, por Dios. —Tienes mucho qué explicarme pero ahora no quiero oír nada de lo que digas —Clara trata de mantenerse firme pero no puede hacerlo. Ese dolor de haber sido traicionada la consume ahora—, Ronalda —la llama como si no comprendiera—, ¿Por qué nos hiciste esto a mí y a Liam? Tú fuiste quien me ayudó a traerlo al mundo, sostuviste a mi hijo recién nacido en tus manos y lo has querido como si fuese tu nieto porque me has querido a mi como si yo fuese tu hija —la severidad en las palabras de Clara hacen que Ronalda comienza a llorar—, y v
¿Cómo una vida deja de existir por completo? De repente, así de golpe. Mientras las piernas flaquean, el cuerpo no responde a la mente y ya no hay vuelta atrás en este precipicio, en ese abismo donde cayó por la conmoción.Las palabras hacen eco una y otra vez y lo más probable, según ella, es que esté muerta, porque la única manera de creer lo que había escuchado era estando muerta y encontrándose a su hija en el más allá porque Dios debía darle aunque sea aquella oportunidad de tener a su niña en sus brazos.Y no es capaz de salir del trance donde Ronalda la empujó sin medir las consecuencias. Por un efímero instante, el mundo ya no es el mismo. Esas palabras…esas palabras…—¡Clara!Entonces la voz de Ronalda la trae devuelta a la tierra, divagando en ese tormento que la ha perseguido todos estos años para que…¿Ronalda dijera esto?—No…Comienza a pronunciar, retrocediendo, observando a Ronalda como si fuese un fantasma a punto de atacarla.—No —vuelve a repetir—, no…—Clara —Ro
Ha quedado completamente muda, todavía la conmoción la supera y siente que una sola cosa la hará volver a la realidad.Clara coloca sus ojos en Julieta, todavía pérdidos. No deja de llorar, ni de balbucear, ni siquiera puede dejar de sentir todo eso que batalla dentro de su mente. Decepción, ilusión. Y una vez vuelve a mirar a Julieta, suelta otro sollozo.—Necesito…que cuides a Liam sólo un momento —retrocede, con la vista desorientada e incapaz de volver a la realidad donde estaba cuerda—, yo no puedo quedarme aquí…Julieta tampoco es capaz de negarselo y oculta sus labios con sus dedos al mirar a Clara de ésta forma, conmocionada.—Yo necesito —vuelve a sentir ahogada—, yo necesito verla.Julieta se acerca para darle un abrazo. Un abrazo que quiebra por completo a Clara.—Necesitas ver a tu hija —Julieta murmura, y una lágrima cae en su mejilla—, Clara, Dios…te manda esta oportunidad —y cuando vuelven a verse, Julieta sonríe con felicidad—, de ver a tu hija…Clara pestañea, todavía
Cegada por la rabia los tacones de Clara resuenan por el pasillo mientras saca las flores del jarrón y sigue la voz que continúa llamando a la niña. El rastro de lágrimas sigue en sus mejillas pero ahora no siente sino ese ardor en las manos debido a todo el tiempo que ha pasado lejos de su hija. Es que sólo pensarlo las arcadas son por la rabia y está lo bastante cegada por el enojo que no medirá sus actos. —¡Virginia! Clara sostiene con fuerza el jarrón sobre su mano. Enrojecida y vuelta loca se acerca con paso rápido hacia la sala donde sabe que la encontrará. Cuando su presencia aparece en la sala, tal cual un depredador listo para abalanzarse sobre su presa, sus ojos inyectados de sangre observan a la única mujer en el salón, quien deja su cartera en la silla y la mira al principio con sorpresa. —¿Qué haces en mi casa…? Y antes de que Virginia termine su frase lo único que recibe como respuesta es el fuerte golpe que Clara le propicia con el jarrón. Su rostro se gira debido
Nunca antes en su vida había sentido tanta plenitud como en esos momentos. Su único sueño desde que se enteró que estaba embarazada había sido tener a sus bebés y marcharse de la ciudad para siempre, e incluso creyó que podía dejar a un lado todo su deseo de venganza. No quiere pensar en el pasado.Quiere vivir su presente, su hermoso presente, y desear con todas sus fuerzas mantener esto para el futuro. Clara carga a sus hijos llena de gozo, una vez más, y no se da cuenta quienes los están mirando. Su atención yace en sus hijos. Para su sorpresa, Liam no está molesto o haciendo preguntas acerca de la niña que carga su madre, y tampoco Naia parece estar realmente interesada en preguntar porque ese niño otra vez está en los brazos de Clara al igual que ella. Ambos mellizos abrazan a su madre con fuerza y echando risas, capaces de hacerla reír también.Sólo necesita algo para que ésta felicidad sea para siempre.Ryan.Se jura a sí misma que en cuánto vuelva Ryan de su viaje se lo conta
Escuchar su apellido es lo último que quiere oir.—No iré con esas personas —Clara deniega de una vez—, me quedaré con mis hijos y esperaré a Ryan.—Es lo que debes hacer, sobrina, lo sé, y creeme que estoy de acuerdo contigo —Sarah se ve frustrada cuando pasa una mano por su cabello—, pero esto nos beneficia a ambas, creeme. No sé si puedas esperar a saber la clase de gente que son los Salvatore, y me he preparado mucho para que éste día llegara.Clara y Julieta se miran entre sí.—¿De qué hablas, tía? ¿Acaso lo que me estabas a punto de decirme se trata de la reunión con los Salvatore?—Lo es, sobrina —Sarah responde—, y no puede tardar más, quizás, no éste día. Mañana iremos a esa reunión porque esa gente quiere, no sé, hablar con nosotras. Supongo que el testamento de papá y es mejor así porque nos facilitan las cosas —se acerca a Clara y besa su frente—, descansa, pequeña. Al igual que tus hermosos hijos, ¿de acuerdo? tengo una reunión en línea así que cualquier cosa estaré arrib
Y sin pensarlo, hay otra sonrisa en el rostro de Ryan. ¿Acaso están juntas las dos mujeres más importantes en su vida? Naia, su hermosa hija, y Clara, la única mujer que ha amado. Pues lo están. Y no sabía que necesitaba oírlas juntas para que su vida estuviera completa. Lo dejaría todo ahora para ir junto a ellas y el mundo dejaría de existir. Lo único que necesita para respirar es a ellas dos. Tan sólo eso.—¿Por qué me dices eso cuando estoy tan lejos de ti…? Ryan siente tanta ansiedad luego de oírla: esa mujer lo vuelve loco.Clara sólo sonríe.—Perdóname, no pude evitarlo —ella susurra contra el télefono—, fue inevitable porque —se detiene despacio—. ¿Vuelve, sí? —Haré todo lo posible para volver junto a ti, mi cielo…—Ryan alza la mano. Ya en este punto no le queda tiempo—, realmente estoy curioso por saber la razón por la cual estás junto a Naia y es mejor que sea así. Estoy muriendome estando aquí. Sólo quiero verlas juntas para siempre…a mi lado…no me interesa más nada.La