Elias se sobresaltó al instante y clavó la mirada en la omega que se hallaba junto a la líder, y a quien acababa de notar. La mujer se acercó con una expresión de desaprobación, dejando una tableta sobre la mesa junto al desayuno de la líder.

“Creí haber enviado a alguien para que lo guiara al comedor común. No puede andar husmeando por la residencia a sus anchas,” reprochó la omega, señalando el camino por el que había venido. “Lo llevaré…”

“Déjalo, Kyla,” interrumpió la líder.

Elias giró la cabeza hacia ella. Sus ojos se encontraron. Una corriente de tensión recorrió el ambiente. Quizá existía alguna regla implícita que prohibía desafiar su autoridad con una mirada prolongada, pero Elias no pudo evitarlo.

Elias, se sentía cansado y fuera de lugar en esa casa.

Kyla tensó los hombros y apretó los labios, dirigiendo su mirada a la líder. “Yo envié a alguien para que le mostrara dónde desayunar,” dijo en voz baja, “pero asumiré la responsabilidad. No volverá a ocurrir.”

¿Tan estricta era la seguridad de la líder? Elias entendía que fueran cautelosos con un extraño en la casa, pero Kyla parecía excesivamente seria por algo tan simple como interrumpir de esa manera. Ni siquiera lo había hecho a propósito, ni siquiera sabía que ella estaba allí.

“Me perdí,” dijo simplemente, inclinando la cabeza en señal de disculpa. “Termine mi desayuno hace un rato y luego intenté encontrar La habitacion por mi cuenta. Lo siento. No sabía… que su majestad estaba aquí.”

La mirada de la líder lo hizo tensarse. Elias no apartó la vista, esperando una señal. Kyla, la omega, No le gustaba que se dirigiera a la líder sin permiso y menos que la tuteara, pero Elias no estaba acostumbrado a tantas formalidades.

Kyla esperó un segundo antes de apretar los dientes, volviendo a señalar el camino. "Le llevaré a su habitacion" repitió, pero antes de que pudiera moverse, la líder la interrumpió.

"Déjala, Kyla," dijo, atrayendo la atención de ambos. "Siéntate, Elias."

Elias no pudo evitar sonrojarse levemente. Alzó las cejas, sorprendido. Miró a Kyla, inseguro, pero ninguna de las dos dijo nada.

"Es una orden," espetó la líder.

Elias tardó unos segundos en procesar la orden y se dirigió hacia la líder. El lobo en su interior rugía ante la idea de obedecer a un omega, pero se contuvo. Al llegar frente a ella, Kyla le indicó una silla con un gesto frío. Elias se sentó, sintiendo la mirada penetrante de kyla sobre él.

La Lider parecía ajena a su presencia, dedicada a su comida. Sin embargo, su aura de autoridad era palpable. Elias tragó saliva. Nunca había estado tan cerca de alguien tan imponente. Su belleza era fría, casi glacial, y sus ojos, de un color gris oscuro y profundo, parecían ocultar secretos inescrutables.

Kyla, con un gesto casi mecánico, tomó la tableta y se paro frente a la líder.

"Píde que se sirva un café," La líder dijo con su voz monotona sin levantar la vista. "Y tú también siéntate, Kyla. Conversemos un rato."

Y Quizas era algo inusual allí, pero observo como los hombros de la otra omega se tensaron y un atisbo de duda cruzo ligeramente por sus ojos, ¿Acaso no estan acostumbradas a estar juntas? Por lo que Elias observo, La omega que se encontraba junto a la lider tenia confianza de estar a su alrededor, por lo que supuso que seria su mano derecha.

Kyla, tomo asiento junto a la lider sin quitar la tension de su cuerpo, ni emitir ni una sola palabras, colocó la tablet en sus piernas y solo se dispuso a esperar.