New York, cuna del comercio más grande del mundo, en esa metrópoli nacieron un par de gemelas hermosas de pelo rubio y unos hermosos ojos azules como el mar, sus padres de tantos intentos por tener hijos optaron por la inseminación in vitro y lograron concebirlas así porque de la manera tradicional no se podía, todo era felicidad en la familia Wallacer.
Por la alta posición económica de sus padres y familia pudieron disfrutar de los placeres de la vida, de ricos, juguetes caros, nodrizas para su educación, aparte de la escuela, modales, todo porque su familia descendía de la Aristocracia Europea directamente de Rumania y conservaban los modales y costumbres antiguas, el Patriarca viudo ahora visitaba a su hijo una vez al año y la esposa de este fue escogida por Él en persona, una mujer de la alta alcurnia de la sociedad rumana.
Las niñas cumplían sus 5 años y la llegada del abuelo y patriarca de la familia estaba próxima, tenían todo listo para la celebración de las niñas, se acercaba la hora de la recepción, afuera de la mansión llego un auto negro elegante, el chofer salió a abrirle la puerta al pasajero, al salir se apreció sus zapatos negros de charol, pantalones negros, camisa negra unas joyas de oro, anillo de oro, era alto y buen cuerpo a pesar de su edad, camino hacia la puerta y una sirvienta le abrió le hizo la venia y lo hizo pasar, entro y fue hacia la sala, conocía muy bien donde estaba situada, abrió la puerta y al entrar todas las miradas fueron hacia Él incluidas unas miradas infantiles que se llenaron de un brillo de amor al verlo.
—Abuelitooo, ya llegasteeee —dijeron las gemelas
Corrieron a abrazarlo y Él las abrazó sonriendo a pesar de tener un semblante bien serio, se agachó y puso un beso en la frente de cada una de sus nietas amadas, ellas le dieron cada una un beso en la mejilla, entonces se incorporó y las niñas dieron un paso atrás e hicieron una reverencia.
—Buenas tardes, Abuelito Adrién —dijeron al unísono.
—Buenas tardes, nietas mías, Alice y Dianne.
Se acercó su hijo e igual le hizo una reverencia
—Buenas tardes, papá —dijo Mike Wallacer
—Buenas tardes, hijo mío
Se acercó la esposa de Mike sonriendo, le hizo la reverencia a su suegro
—Buenas tardes, Adrién
—Buenas tardes, Alice
Su hijo lo invito a sentarse para después se sentaron ellos, entonces el patriarca indago
—Mike, ¿las niñas ya saben lo que tienen que hacer?
—Si papá, las estamos criando como tú especificaste
—Muy bien, sabes que la tradición es muy importante en nuestra familia
Después de unas conversaciones llego la hora de la recepción, al gran salón entro el patriarca de la familia Adrién Wallacer y se sentó en su lugar asignado a su lado derecho su hijo, a la izquierda su nuera y las niñas al lado de su padre.
Empezaron a llegar los invitados, los músicos empezaron a tocar un hermoso Waltz y salieron las niñas, hicieron una reverencia a su abuelo y se situaron en medio del salón, vinieron unos niños ataviados, así mismo de elegantes vestiduras, empezó ya la música y comenzó el baile que debían hacer las niñas y acompañantes, era un bello baile ancestral de la familia Wallacer, al terminar volvieron a hacer la venia a su abuelo que estaba complacido.
Entonces cambiaron la música por algo más moderno y el baile era ya para compañeritos de la escuela, más jovial, era otra cosa la recepción.
Adrién estaba feliz viendo a sus nietas rei, bailar, correr, disfrutar de su fiesta de cumpleaños. Conversaba con su nuera y otras personas se lo veía cambiado, no tenía la cara de enojado, sonreía a cada rato y platicaba cosas modernas, bailo ritmos nuevos, su hijo sonreía viendo a su padre feliz, bailaba con sus nietas, todo el baile fue tranquilo y feliz, cuando se acabó la celebración llamo a sus nietas y les dio su regalo personal a solas.
—Alice y Dianne, mi regalo es este medallón que lo llevaran, siempre es el símbolo de nuestra familia reconocida en toda Rumania, cuando sean adultas el medallón les anunciará quién será su esposo cuando este lo decida
—Abuelito, ¿o sea que el medallón es quién decide quién será mi esposo?
—Si mis nietas, podrán tener novios, pero su esposo será escogido por el medallón familiar, se darán cuenta de que brillara cuando eso suceda.
Las niñas sonrieron, todavía eran unas niñas y eso no les importaba, lo que les gustaba era que su adorado abuelito les regalo ese medallón.
Debían ir a la escuela, fueron a una exclusiva donde prevalecía los modales y restricciones de la usanza a la antigua, usaban tecnología, pero el respeto, la cultura era lo primordial, tradiciones de antaño y el apellido Wallacer era el más aristócrata, las niñas eran las más respetadas ahí.
Ellas eran las más estudiosas, las más consideradas, sus amigas eran escogidas, pocas tenían el privilegio de visitar su mansión para jugar con ellas, tuvieron amigas más cercanas, una se llamaba Mandy, otra Elisa, Candace, siempre entraban en la mansión, cuando llegaron a la graduación de la escuela su Abuelo estaba en la silla principal de la escuela, porque era el Patriarca de los Wallacer y con alcurnia, estaba feliz con la educación de sus nietas.
Se las llevo de vacaciones a Rumania, antes de entrar a la siguiente fase de su educación, ya habían cumplido los 11 años, se las llevo al mall, estaban observando algunas golosinas y le pidieron permiso a su abuelo para ir a buscar unos chocolates, al recibir el permiso se fueron corriendo a la sección de dulces, casi al llegar se chocaron con un hombre muy alto, de ojos azules al mirarlo sus medallones brillaron al unísono, Él las miró las saludo y ellas le contestaron el saludo, les pregunto que querían si las podía ayudar le señalaron unos chocolates que estaban en la parte alta del estante, se los alcanzo, se los dio y ellas agradecieron haciéndole una reverencia y Él les contestó con una venía. Sonriéndole, ellas notaron unos colmillos y se despidieron agradeciéndole la ayuda, replicándole el hombre alto
—No hay porque chiquillas
Fueron de regreso donde estaba su abuelo y se fijaron que ese hombre llego hasta donde estaba su abuelo y Él le hizo una reverencia a ese hombre y después le dio la mano sonriéndole y salió, afuera camino rodeado de hombres armados y se fue.
Se quedaron asombradas, estaban acostumbradas a que a su abuelo le hagan reverencias, no su abuelo a otra persona, con prisa le preguntaron muy curiosas.
—Abuelito, ¿quién era ese señor que saludaste?
—Ah, mis nietas queridas, es el Rey de Transilvania
—¿El Rey?
—Sí, es raro que este por estos lugares
—Abuelito, Él nos ayudó bajándonos estos chocolates que estaban muy arriba
—¿Y ustedes qué hicieron?
—Le agradecimos, le hicimos una reverencia y Él nos contestó con una venia
—Muy bien, educación ante todo.
Lo del brillo de los medallones no le dijeron por qué ellas no se dieron cuenta.
Estuvieron una semana en Transilvania y regresaron a New York
Así mismo entraron a una Escuela de educación superior, los 3 primeros años fueron reticentes a amoríos siempre serias, no les llamaba la atención enamorarse.
Ya al cumplir los 15 años de las gemelas Wallacer la fiesta iba a hacer en grande Su abuelo le dijo a su hijo que lo harían en el castillo Wallacer bajo la tradición de la aristocrática familia. Las chicas estaban felices, su abuelo les hacía la fiesta, ya sabían de los gustos de su abuelo y eran felices de satisfacer los gustos de su abuelo. El día de la recepción entro su abuelo a sentarse al sillón del Patriarca, había otro al lado más lujoso, pero pensaron que era para su padre, sin embargo, al llegar no se sentó ahí, permanecía solitario, no preguntaron nada, ya todos estaban en la Recepción, la orquesta y todo entonces vieron llegar a las puertas del gran salón al hombre que les ayudo a bajar los chocolates el Rey. Entro y los vítores no se hicieron esperar —¡Viva el rey, Viva! Su abuelo fue a recibirlo, le hizo una venia se dieron las manos y lo acompaño a sentarse en la silla más lujosa, entonces vieron a su abuelo pararse en un sitio y empezó a dar un pequeño discurso so
—Papá, ¿y ahora que va a pasar? Dominik no tiene cabeza para gobernar —dijo Laila —Yo lo voy a hacer, mientras le voy a pedir a un viejo amigo que lo lleve a su casa para que esté lejos de todo esto y se calme —¡¿A quién papá?! —indagó Laila —A Adrién Wallacer, siempre lo ha querido desde niño, sé que lo confortará —Sí, es duro, se amaban demasiado —Adrién perdió a su esposa así mismo, la mataron los licántropos, él sabrá cómo tranquilizarlo —dijo Alexander —Ojalá papá, ¡duele verlo así! Mientras el rey dormía y las lágrimas rodaban por sus mejillas mojando el edredón encima de Él. Durmió todo el día, despertó rayando ya las 10 pm, se estiró en su cama y vio a su padre que lo miraba y le preguntó somnoliento. —Papá, ¡¿qué haces aquí?! —Cuando regresaste llegaste aquí, te desmayaste, te cambie y te acomode para que duermas —Oh, sí, los maté a todos, escuche ruidos en una cueva y ahí estaba el resto, no deje a ningún maldito licántropo, ¡malditos sean! —Ya paso hijo, quería pr
Volvieron a entrar y Adrién se acomodaba su cabello para decir —Dominik, le pregunte a tu padre sobre tus gustos en todo y trate de traerte de todo para que estés tranquilo A lo que el rey le respondió —Gracias, Adrién, lo único que me va a hacer difícil de superar es a… mi esposa —Cálmate Dominik, ya mataste a todos los licántropos —Sí, pero no la voy a tener junto a mí, ¡nunca más! Y abrazo a Adrién, comenzó a sollozar, las gemelas lo miraban y sus ojos se llenaron de lágrimas viéndolo sollozar. —Cálmate Dominik, ¡yo pasé por eso!, te entiendo, es duro lo que sientes Con voz temblorosa y llena de dolor mascullo el rey —Es que la extraño, sus besos, sus abrazos, su amor, sus caricias, todo de ella —Lo sé, te entiendo, pero ya estás aquí y vamos a superarlo, ¿quieres? —Está bien, es cierto, ¡debo superarlo!—dijo el Rey tratando de tranquilizarse ya Dominik se secó las lágrimas y se recostó en el sofá mirando hacia arriba, Adrién se levantó un momento para servirle una copa
En cuanto el rey desapareció, fue un alboroto y las amigas de las gemelas les cayeron en el camino al aula. —¿El Rey está viviendo con ustedes? —Sí, mi abuelo lo está ayudando a superar la muerte de su esposa—dijo Alice muy alegre —¡¿Tu abuelo?! —Si a nuestra abuela la mataron los Licántropos—dijo Dianne mirando a su amiga —Ah, entonces si puede ayudarlo paso por lo mismo, pero lo vimos serio hace rato—dijo Mariana —Lo que me pregunto es… ¿Cómo sabía que estábamos en problemas?—dijo Dianne con asombro —¡Es cierto!, ¿cómo lo supo? Por qué vino a tiempo Se quedaron con las dudas, ya tenían que entrar al aula, se sentaron en sus asientos bajo la mirada de sus exnovios que se mordían el labio, no podían ni debían decir nada, no podían o los castigarían. El resto de la jornada pasaron tranquilas, a la salida llego el auto con su abuelo que llego a recogerlas, algo raro casi no iba, pensaron que a lo mejor Dominik le dijo algo, pero al entrar al auto su abuelo las recibió con una so
Dominik ya se había aseado, estaba con su pijama y tocaron a su puerta, fue a abrirla encontrándose con las gemelas paradas juntas ahí. —Hola, Dominik—dijeron las dos —Hola, ¡¿pasa algo?! —Dominik, queríamos preguntarte si quieres ver una película con nosotras ¡antes de dormir! —¡¿Una película?! ¿En dónde?, no vi TV o reproductor en la sala —En la sala no, en tu habitación—dijo Alice —Aquí tampoco veo nada de TV—dijo Dominic —Mira, aquí está la TV, el Blu Ray y aquí están la colecciones de películas Dominik vio las películas almacenadas, eran cientos de ellas, pero las chicas sacaron algunas para escoger una entre ellas. Cerraron la puerta y se sentaron para escoger una y fue una de comedia, lo hicieron para que no esté triste. Pusieron ya la película y cuando comenzó, se acostaron en la alfombra, las almohadas en la cabeza y Dominik acostado en medio y las dos cada una a un lado de Él con su respectiva almohada. Empezó la película, la estaban mirando paso, algo gracioso y l
Dominik las llevo encima de las nubes, las gemelas las tocaban, se sentían esponjosas y húmedas, vieron la luna en todo su esplendor, era hermoso allá arriba, y veían a Dominik volando y sonriéndoles, que les decía. —Agárrense fuerte, voy a aumentar la velocidad, quiero que conozcan un sitio hermoso Las dos se agarraron fuerte del torso de Él y Dominik empezó a volar a una velocidad inaudita, entonces ellas empezaron a asustarse pensando que caerían al vacío, pero no duro mucho y fue atenuando la velocidad y empezó a bajar despacio hasta llegar al suelo aterrizando en un hermoso lugar parecía el bosque de un cuento de hadas. Las gemelas exclamaban con sus ojos llenos de asombro —¡Qué hermoso bosque! —Aquí traía a… mi esposa a pasear con las hadas—dijo Dominik —¡¿Hadas?!—dijeron las gemelas al unísono a lo que el rey vampiro les indico —Sí, este es él, ¡bosque Mágico de las hadas! —Dominik, si aquí traía a su esposa debe ser un sitio bien privado y nos trajo a nosotras… ¡¿por qué
—Esta bien, los reyes dijeron que ellas nacieron para estar junto a mi, por toda la eternidad, que por eso es que brillan los dos medallones al mismo tiempo—dijo Dominik—Nietas mias no me mientan ¿ustedes aman a Dominik?—preguntó AdrienLas gemelas se sonrojaron y dijeron—Si abuelito, nos dimos cuenta, por eso nos separamos de nuestros novios, Dominik no sabia nada se entero porque los reyes le dijeron.—dijo AliceAdrien para sorpresa de los tres se carcajeo sonoramente diciendo—Me lo imaginaba, deje esto al destino y parece que se cumplio lo que pensaba, Dominik por eso llegaste aquí a vivir conmigo estabas destinado a estar con ellas—Adrien es cierto, me enamore de las dos, pero el destino es cruel, me quito a mi esposa e hijo y todavía me duele—dijo Dominik—Te entiendo Dominik, claro que te entiendo, pero sabes muy bien que co
Se sentaron a cenar, conversaron y tenía que pasar, hacían reír a Alexander viendo cómo todos se lanzaban pedacitos de gelatina entre ellos, pero un pedacito fue a su dirección y se le pegó en la mejilla, todos se quedaron estáticos mirándolo pensando que se enojaría, pero paso otra cosa. —Jajajaja, así que son atrevidos, pues yo también—dijo Alexander Alexander se sumó al juego lanzando con su cucharilla pedacitos de gelatina a todos y riéndose, los sirvientes estaban con la boca abierta, jamás habían visto eso en el castillo jamás. Ya se hizo tarde y Alexander dijo a Dominik que vaya en el auto a dejarlas a su castillo. Iban en la parte de atrás los tres y Alice beso a Dominik primero y este le correspondió el beso, después lo hizo Dianne y paso igualmente un beso profundo entre los dos, llegaron y estaba parado Adrién esperándolas, salieron los tres y Adrién se dio cuenta de la pintura de labios en la boca de Dominik sonrió diciendo. —Hola, Dominik, veo que has venido ¡entreten