AYUDANDO A LAS GEMELAS

Volvieron a entrar y Adrién se acomodaba su cabello para decir

—Dominik, le pregunte a tu padre sobre tus gustos en todo y trate de traerte de todo para que estés tranquilo

A lo que el rey le respondió

—Gracias, Adrién, lo único que me va a hacer difícil de superar es a… mi esposa

—Cálmate Dominik, ya mataste a todos los licántropos

—Sí, pero no la voy a tener junto a mí, ¡nunca más!

Y abrazo a Adrién, comenzó a sollozar, las gemelas lo miraban y sus ojos se llenaron de lágrimas viéndolo sollozar.

—Cálmate Dominik, ¡yo pasé por eso!, te entiendo, es duro lo que sientes

Con voz temblorosa y llena de dolor mascullo el rey

—Es que la extraño, sus besos, sus abrazos, su amor, sus caricias, todo de ella

—Lo sé, te entiendo, pero ya estás aquí y vamos a superarlo, ¿quieres?

—Está bien, es cierto, ¡debo superarlo!—dijo el Rey tratando de tranquilizarse ya

Dominik se secó las lágrimas y se recostó en el sofá mirando hacia arriba, Adrién se levantó un momento para servirle una copa de vino, las gemelas se levantaron diciendo.

—Disculpa abuelito nos retiramos, creo que quieres estar solo con su majestad

—Está bien mis nietas queridas

Se pusieron frente a Dominik

—¡Hasta luego Majestad!—dijeron al unísono e hicieron la venia

—¡Hasta luego jovencitas!

—¡Hasta Luego abuelito! —dijeron las dos haciendo la venia

—Hasta luego nietas mías

Se retiraron bajo la mirada fija de Dominik, Adrién llego a Él con la copa de vino mencionando

—Han crecido mis nietas desde esa vez que bailaste con ellas, ¡¿te acuerdas?!

—Sí, ahora ya son todas unas ¡hermosas mujeres!

—Dominik, ¿tú crees que son hermosas mis nietas?

—Claro que sí, ¡son lindas! Y muy educadas, ¡dignas nietas tuyas!

A lo que el patriarca Wallacer respondió con orgullo

—Ah, eso sí, están criadas bajo la tradición Wallacer y ahora están viviendo conmigo bajo mi tutela

—¿Cuántos años tienen?

—17 y en 4 meses cumplen 18

—Ah, ya están cerca de estar casamenteras y ya tienen novio, eso escuché

—Sí, pero nada serio, ellas me cuentan todo, además solo se casarán con el que elija sus medallones

El rey extrañado indagó con curiosidad

—¡¿Medallones?!

—Si Dominik, son de la tradición Wallacer, así fue como encontré a mi esposa, ¡la ame demasiado!

—Cuando brille el medallón, ¡ese es el elegido!, el único que debe estar en su alma y su corazón

—Yo no les vi ningún medallón—dijo Dominik muy seguro

A lo que Adrién le recalcó

—Sí, los tienen colgado desde que cumplieron 5 años, ¡jamás se los quitan!

—Entonces todavía no han brillado por lo que te escuche que tienen novios que no es nada serio—dijo el rey

—Sí, es cierto— Omitió lo del brillo con el Rey, por prudencia, cuando Dominik se levantó para musitar

—Bueno Adrién, creo que iré a descansar

—Ah es verdad, vamos te enseño tu habitación

Mientras caminaban le iba mostrando donde estaba el comedor, el despacho, las escaleras, la habitación de Adrién estaba junto a la del Rey y al otro lado el de las gemelas, abrió la puerta ya su equipaje estaba guardado en los closets y en el baño, etc.

—Bueno Dominik, aquí estás, mira si en la noche quieres comer o tomar algo, aquí está la campanilla, vendrá una mucama y te atenderá

—Gracias, Adrién

—Duerme bien Dominik, hasta luego.

La habitación tenía un balcón grande, se cambió la ropa, se puso su pijama y se asomó al balcón mirando a Palacio, no se fijó que en el balcón de al lado estaba las chicas asomadas así mismo mirando, Alice se dio cuenta y le dio un codazo a Dianne señalando donde estaba Dominik.

—Mira, ahí está, es muy alto, ¡es guapote! Y… eh mira lo que esta ¡haciendooo!—dijo Alice susurrando

Las dos se quedaron ensimismadas viéndolo sacarse la parte de arriba del pijama y hacer poses enseñando esos hermosos músculos y se sentó en una silla de playa que estaba ahí recostándose a esta y mirando hacia el cielo, no se había dado cuenta de las chicas que se hicieron para atrás y quedárselo viendo.

Dominik miraba hacia el cielo recordando a su esposa, que así se asomaban en el balcón real para besarse ellos dos, las lágrimas le rodaron por las mejillas, cerro sus ojos, se puso sus manos tapándose la cara diciendo.

—Te extraño, mi amor, te amo, ¿por qué me dejaron sin ti?, quisiera tenerte aquí, abrazarte, besarte, ¡hacerte mía!

Lo vieron y escucharon llorar, les impresionó oírlo sufrir, vieron que se levantó presuroso y entro, lo escuchaban, llorar más bajo, se imaginaron que estaba en la cama y tapándose la cara con la almohada para llorar.

—Oh, ¡qué dolor verlo así!, Alice sufre por su esposa, debe haberla amado demasiado

—Si eso decían que ellos se amaban mucho, que cuando la vio muerta se transformó en un monstruo y mato a cientos de licántropos, Él solo.

—Ojalá nuestro abuelo lo ayude, en verdad duele verlo así—dijo Dianne

—¡Ojalá Dianne, ojalá!

Y entraron para acostarse y siguieron escuchando el llanto más quedo del Rey, se durmieron con lágrimas resbalando por sus mejillas.

Dominik se durmió ya del cansancio de llorar, su edredón estaba húmedo de sus lágrimas.

Al anochecer ya todos se estaban levantando, las chicas ya estaban vestidas para irse a la Preparatoria, el chofer esperaba, fueron a cenar al comedor y no vieron a nadie ahí, comieron aprisa y salieron rumbo a la preparatoria.

Llegaron, las recibieron sus novios sonriéndoles y mascando chicle, eso a ellas no les gusto, pero no les dijeron nada y entraron a clases.

En el receso, cuando sus respectivos novios las besaron, no les gusto ya nada de ellos, se hicieron señas para poder hablar ellas solas.

En un momento se soltaron y se juntaron para poder hablar

—Alice me cansé de Carl, ya no quiero ser novia de Él

—Dianne, yo también me cansé de Marcus, ¿qué hacemos?

—Ah, ya sé, digámoselos de frente y ya, no son nuestros dueños —dijo Alice

—Si está bien vamos de una buena vez

Caminaron serias hasta donde estaban sus novios para enfrentarlos replicando

—Carl, escucha, ¡ya no quiero ser tu novia!

—¡¿Qué? ¿Pero qué?!, … ¿p… por qué?

—Simplemente, ya no quiero ser nada para ti, ¡adiós!—dijo Alice con seriedad en su rostro

—¿Es en serio? ¿De verdad? Pero es ya un año, no puedes botar una relación así nada más, ¡eres mía!—dijo Carl.

—¿Qué dijiste Carl? Yo no tengo dueño, ¡estás loco! —dijo Alice refunfuñando, a lo que Carl insistió

—No, yo siempre seré tu novio, ¡nadie más!

Y se quedaron mirando los dos y Alice estaba iracunda mirándolo, mientras Dianne

—Marcus, ya no quiero ser tu novia

—¿Y cuál es la razón?, si se puede saber

—Ninguna, simplemente ¡ya no me gustas! —dijo Dianne como si nada, recibiendo un reclamo

—O sea que soy un objeto para ti y ya

—Simplemente, ya no me gustas, ¡adiós! —dijo Dianne tratando de irse de allí

—Como que adiós, tú eres y serás mi novia —dijo Marcus enojado

—No, ya dije que adiós y es ¡adiós!

Marcus la agarro fuerte de la mano y jalándola hacia Él

—No, tú siempre serás mi novia, ¡porque yo lo digo!

Al unísono las dos gimieron diciendo

—¡Suéltameee!, ya no eres nada parra mi, ¡idiota!

Se escuchó un estruendo y un hombre alto vestido todo de negro se acercaba, todos lo miraban cuando se le vio quién era, bajaron sus cabezas.

—Por lo que veo de nada sirve la educación en ustedes mozalbetes—dijo Dominik

Alice lo vio y dijo

—¡Terminé con Carl!, ya no es mi novio y quiere retenerme a la fuerza

Carl lo miro diciendo—¡Es mi novia! Y siempre lo será

Dianne también dijo

—Yo también terminé con Marcus, pero ¡no entiende!

—¡Siempre serás mi novia!, porque yo lo digo —dijo Marcus

Dominik los miro sonriendo, los agarro por las solapas, los puso frente a Él diciendo

—Ellas, ¡no son sus novias!, terminaron con ustedes, así que ellas están libres de andar con quién quieran y ahora yo voy a estar con ellas porque vivo en su casa y a quién se atreva a faltarles el respeto, ira al calabozo, ¡¿entendido?!—dijo el Rey con su gesto iracundo

Los muchachos lo miraron asustados además de ser enorme, es el Rey y agacharon la cabeza

—¡Está bien su majestad!

Y se fueron cabizbajos, entonces las gemelas corrieron a abrazar a Dominik

—¡Gracias, su majestad!

—Díganme Dominik, solamente Dominik

—Está bien… Dominik

Y le hicieron la reverencia y Él a ellas, todos los demás miraban con la boca abierta y por donde pasaba el rey hacían la venia.

Fueron al bar de la preparatoria, les sirvieron unos helados y ellos eran puras risas, sonó un timbre y las chicas debían ir a clases.

—Bueno, deben regresar a clases, me voy al Castillo

—Dominik, este… ¿Le va a decir a nuestro abuelo lo que paso aquí?—dijo Alice un poco nerviosilla.

—¿Quieren que no sepa?

—No sé ¿qué dice usted?

—¡Que sea nuestro secreto! —dijo Dominik risueño con complicidad

—Si Dominik, ¡nuestro secreto! —dijeron las dos muy alegres

Y Dominik se hizo una bruma escarlata y regreso al Castillo.

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