3/INDECISIONES

 Así que me levante de la cama, me puse una bata por encima, me marché de mi dormitorio acercándome hasta la cocina, donde me di cuenta de que estaba ya Eleonora, la cocinera, haciendo el desayuno 

— Buongiorno Eleonora — le dije salutandola

— Buongiorno, signorina Alexandra — me responde

— Voy a ponerme una taza de café y me iré al lado de la piscina para desayunar — le dije

— In questo momento ti sto portando i panini che ho fatto apposta per te — me dijo Eleonora

— ¿Bollos? Gracias Eleonora, eres la mejor cocinera que conozco — le dije abrazándola desde atrás, dándole un beso en su mejilla mientras la veía sonreír.

Cogi mi taza de café marchandome de la cocina hacia donde estaba la piscina, sentandome en una de las hamacas, mientras me bebía el café, tomaba el sol que tanta falta me hacia, ya que el tiempo que estuve en Inglaterra, no cesó de llover, viendo la claridad de los rayos del sol muy poquitas veces.

— Si no te pones crema solar te quemaras, buongiorno  Alexandra — escuche la voz de Giovani, viendo como se sentaba en la hamaca que había al lado mio

— ¿A ti qué te pasa, que no sabes lo que es trabajar? — le pregunté viendo en sus preciosos labios una perfecta sonrisa

— He venido a hablar con tu padre de ti — me dijo, dejándome muy extrañada

— Si es para que trabaje contigo, no lo esperes, necesito unos días para relajarme después de estudiar tanto — le respondí

— No es para que trabajes para mi, es para que te cases conmigo — me dijo, haciéndome reír hasta dolerme el estómago, teniendo que parar de reirme

— Mira Giovani, me acabo de despertar y esas bromas no van conmigo — le dije

— No estoy bromeando Alexandra, tu padre necesita una inyección de dinero si no quiere perder su empresa y yo necesito una esposa para poder optar a una herencia que me dejó mi abuelo — me dijo

— Buongiorno señorito Giovani — le dijo Eleonor, cuando me trajo los bollos que me había hecho para desayunar

— Buongiorno Eleonora, estos bollos tienen buena pinta, gracias — le dijo Giovani cogiendo uno de los bollos que trajo la cocinera

Giovani y yo nos quedamos mirandonos a los ojos, mientras él se comia uno de los bollos, dandome cuenta de el bronceado de su piel, de como le brillaban sus preciosos ojos verdes con la luz del sol, de sus fuertes brazos y de su perfecto abdomen que se le veia, a pesar de llevar puesta una camisa de color azul oscuro.

— ¿Qué me dices? ¿ayudarás a tu querido padre casándote conmigo? — me preguntó

— Casarme contigo no lo olvides que tambien te ayudaria a ti con tu herencia — respondí

— Mira Alexandra, yo soy multimillonario y esa herencia si, me pertenece, pero no necesito tanto dinero 

— Entonces ayuda a mi padre siendo su socio, no necesitas una boda por lo que me estas comentando

— No le voy a regalar mi herencia a mi primo, que es un don nadie y un vago que vive de las limosnas que mi tía le da, además mi abuelo ya estipulo que esa herencia sería para el primero de los dos nietos que tenia se case .--- me dijo

— Lo siento Giovani, pero tendrás muchas mujeres deseando que las lleves al altar y una de esas no soy yo — le dije

— Ya estuve a punto de casarme y me dejo plantado en la misma iglesia, no creas que me hace mucha ilusión en casarme, pero si no te casas conmigo, en unos meses estaréis tu padre y tu pidiendo limosna en cualquier esquina, Pensaci principessa — me dijo levantándose de la hamaca, marchandose de donde nos encontrábamos

Estaba en el salón de mi casa cuando escuche llegar la limusina de mi padre, deje en la mesita que tenía enfrente el libro que estaba leyendo esperando a que mi padre entrara en casa, cuando escuche la puerta de su despacho cerrarse, me levanté del sillón donde estaba sentada, acercándome hasta el despacho, toque a la puerta con los nudillos esperando a que me diera paso mi padre para poder entrar.

— Passare — escuche

— Papá quiero hablar contigo si tienes un momento para mi — le dije, viendo a mi padre sentado en su sillón detrás de su mesa

— Pasa hija adelante, dime cariño ¿qué te pasa? — me dijo

— Hoy a venido a casa Giovani — le dije sentandome en el sillón que había delante de su mesa, pero dándome cuenta de cómo cambio mi padre el semblante de su cara cuando se lo dije

— ¿Ya se marchó? necesitaba hablar con el urgente con él — me dijo

— Creo que ya me dijo a mi lo que tenías que hablar tú con él, papá quiero que me digas la verdad ¿estamos arruinados? — pregunté

— Mira Alexandra, desde que murió tu madre he procurado ser un buen padre y un buen consejero para ti y para mis amigos y socios, pero todo me ha salido mal y no te voy a mentir ahora, ya que he procurado siempre decirte la verdad, si estamos arruinados y la boda de Giovani contigo podría salvarnos de la miseria — me dijo

— ¿Por qué si estábamos tan mal, me dejaste seguir estudiando en Inglaterra? yo hubiera podido trabajar y no tendrias que perderlo todo ahora — le dije

— Mira hija, no me arrepiento de lo que he hecho por ti y si tenemos que dormir en la calle, estoy dispuesto a hacerlo, no quiero obligarte a ti a nada de lo que no quieras hacer — me dijo

— Me casaré con Giovani, es lo menos que puedo hacer por ti papá — respondí

— ¿Qué has dicho hija? — me preguntó sorprendido

— Que me casaré con él, yo creo que te lo debo todo, papá — contesté

Después de comer, me marché a mi dormitorio, me tumbé en la cama pensativa, ya que con el paso que iba a dar, podría perder perfectamente la libertad que tanto anhelaba.

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