Inicio / Romántica / LA NOVIA VENDIDA AL MAGNATE / CAPÍTULO 1 — Rosa Negra.
LA NOVIA VENDIDA AL MAGNATE
LA NOVIA VENDIDA AL MAGNATE
Por: Maria Pulido
CAPÍTULO 1 — Rosa Negra.

Sofía.

—Lo siento… él necesita esta cirugía con urgencia, pero no podemos hacer nada para ayudarla… su seguro gratuito, no cubre la cirugía… —mi boca tembló mientras el calor arropó mi pecho.

Sentía un pánico enorme dentro de mí, sin saber qué hacer.

—Por favor… se lo suplico… no sé qué hacer… ¡Dígame que hacer! No puedo… no puedo simplemente dejar morir a mi papá…

El doctor, delante de mí, apretó la mandíbula, e hice lo que tenía que hacer.

Me arrodillé.

—Haré cualquier cosa… lo que sea…

Él se angustió mucho y negó tratando de ayudarme a levantarme del suelo.

—Esto no es necesario, señorita Martínez… yo no tengo cómo ayudarla, solo soy el médico que puede operar a su padre, pero no está en mis manos diligenciar dicha operación. Por favor, entienda…

Las lágrimas cayeron por mis mejillas. Me temblaba el cuerpo, y sentía que en cualquier momento podía desmayarme.

La vida no podía ser tan hija de put@.

Mi madre había muerto de cáncer de mama hace dos años, y el único hermano que tenía, había pasado la frontera de México hacia Estado Unidos ilegalmente, y esto fue excusa para que se desapareciera de nuestras vidas, a pesar de que sabíamos que estaba bien.

Y era una pérdida de tiempo tratar de contactarlo. Él nunca se había llevado bien con mi padre, así que me tocaba hacerle sola.

Sentí cómo el médico escapó de mis manos, mientras mis sollozos se profundizaron. Las puntadas en mi estómago me recordaron como tenía días sin probar una comida decente, porque desde el día en que papá se desmayó, hoy había pasado una semana.

Ya ni siquiera sabía si tenía trabajo, había faltado todos estos días, pero era imposible que pudiera despegarme de papá.

Ni yo ni mi padre teníamos seguridad social, y la gratuita con la que contábamos, no cubría estas cirugías.

Papá tenía un marcapasos en el corazón, debía ser removido, y sustituido por otro prontamente.

—Dios mío… ¿Qué voy a hacer? —todas las personas a mi alrededor podían escuchar mis sollozos, me giré en todas las direcciones con miles de ojos puestos en mí, mientras mis sentidos se agudizaban.

Era como si todo estuviera perdiendo el sentido. Como si estuviera dejándome vencer.

Hasta que una mano, se posicionó en mi hombro.

Me giré de inmediato para ver a una mujer un poco misteriosa delante de mí. Mi ceño se frunció un poco porque creía haber visto su rostro en alguna parte.

—Hola… ¿Podemos hablar en privado?

Negué rápidamente.

—No puedo… mi papá…

—todo el mundo se enteró de que tu padre está enfermo, y es precisamente de lo que hablaremos… vamos… sube conmigo al auto allá afuera…

Limpié mi rostro, pero no me moví.

—Señora… yo…

—Tengo en mis manos el poder de hacer que esa cirugía sea posible… —y eso fue todo para que ella llamara mi atención.

Mis pies la siguieron rápidamente, y noté como había hombres que se movieron cuando salimos del hospital general Xoco.

Entré con ella en un auto lujoso, y el aire acondicionado me estremeció.

—¿Cómo te llamas? —la mujer preguntó, aún estaba hipando, pero me las arreglé.

—Sofía Martínez…

—¿Y cuántos años tienes? —sus preguntas eran algo extrañas, pero su mirada, me escaneaba en cada segundo.

—23… —apenas lo susurré.

Hubo un silencio corto, y luego la escuché decir.

—Escuché que le dijiste al médico que harías cualquier cosa para que operaran a tu padre…

Asentí de inmediato, pero ella preguntó de nuevo.

—¿Qué tan cierto es…?

—Haría cualquier cosa… —mi mentón se alzó hacia ella.

En este punto, no me importaba nada más que salvar la vida de la única persona con la que contaba.

—Incluso… ¿Algo que estuviera en contra de lo que deseas?

Mi agitación se disparó, pero en este momento, ya nada me importaba.

—Señora… —el nudo se formó en mi garganta—. Mi papá se está muriendo, y no sé si eso significa para usted lo mismo que para mí, pero ahora mismo, es lo único que importa para mí…

Su mirada negra se quedó en mí por varios segundos, y luego me extendió la mano, que observé con extrañeza.

—Soy Rosa negra, Sofía… —mi cuerpo se estremeció al instante.

Todos en ciudad de México, sabían quién era ella, y el mundo en el que se desenvolvía.

Incluso en mi barrio, muchas chicas habían logrado entrar en su red. Algunas se iban de México, pero otras, literalmente, desaparecían.

Ahora lo podía entender, el hospital era un punto clave para que ella pudiera encontrar gente necesitada. Porque Rosa negra, era literalmente la cara de la trata de personas aquí mi país.

Abrí mi boca para decir algo, pero luego la cirugía de mi padre retumbó en mis sentidos. Sin embargo, ante mi duda, ella se adelantó:

—Si estás dispuesta hacer el trabajo, yo pagaré todo lo que tu padre necesite…

Yo me quedé mirando sus ojos, y aunque ni siquiera entendía qué debía hacer, asentí rápidamente.

Mi papá debía ser operado ahora mismo… las consecuencias, después lidiaría con ellas…

—¿Qué debo hacer? —esta fue mi pregunta directa, como si a la vez le confirmara.

—Tengo un cliente millonario… él quiere una chica como tú… una chica que se vea decente, y quiere casarse con ella, de inmediato…

Sentí cómo un vacío, recorrió mi estómago, y el pánico me envolvió entera.

—¿Casarse?

—No daré explicaciones… solo te diré que además de cubrir la cirugía, te daré dinero… y como vez, no sufrirás por lo mismo, nunca más en tu vida…

La agitación fue demasiado para mí, pero ¿qué podía hacer?

No había una solución en esta vida para mí, y aquí no estábamos probando suerte, se trataba de la única vida que me importaba.

—Se acaba el tiempo Sofía… —ella miró su reloj—. Espero tu respuesta en… dos minutos más… ¿Aceptas, o lo dejas? Incluso si aceptas ahora mismo, tu padre entrará al quirófano en menos de una hora.

Mi saliva se volvió espesa, y vi cómo ella extendió una mano para mí.

Sentí como el calor de las lágrimas mojaban mis mejillas, y comprimí mi boca cuando el nudo en la garganta se hizo intenso.

Mi mano casi gritó de rechazo cuando se la extendí hacia ella, y cuando sus dedos arroparon los míos, pude notar que mientras yo lloraba, ella sonreía…

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo