Este capítulo es dedicado a mi querida Liliana Cruz A.
Sofía. El corazón latía con fuerza en mi pecho mientras observaba la escena frente a mí. Don Rafael, ¿Gael era su hijo? ¿De qué se trataba todo esto? El hombre mayor había perdido todo su color, incluso le temblaba la boca, y ahora solo miraba a Gael como si este le hubiese clavado una puñalada muy profunda. Mientras mi mente luchaba por procesar la revelación. ¿Qué tipo de juego estaba jugando? Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar de manera vertiginosa, revelando una trama mucho más compleja de lo que jamás habría imaginado. Gael parecía tranquilo, incluso sonrió ante la sorpresa de su padre. Parecía haber esperado esta reacción. Mi mente estaba llena de preguntas, pero no podía articular ninguna palabra. Los invitados continuaron aplaudiendo, ajenos a la tensión que se había apoderado de mí. Don Rafael se acercó lentamente, con una expresión de incredulidad en su rostro. Miró a Gael y luego a mí, sus ojos escudriñándome como aquella vez cuando estuve frente a él,
Sofía. La velada continuaba en medio de risas, música y brindis. Aunque intenté unirme a la festividad, la conversación con don Rafael me dejó un escalofrío persistente, y además, era ajena a todo esto. Además, parecía que había mucho más detrás de esta boda y de la relación entre Gael y su familia, de lo que yo había imaginado. Mientras trataba de disipar mis pensamientos, Gael regresó a mi lado con una sonrisa enigmática. Aunque intentaba ocultarlo, su mirada no podía engañarme; había algo más que él no estaba dispuesto a revelar. —¿Todo bien? —preguntó, rodeando con su brazo mi cintura, y esta cercanía, aunque fuese ensayada y solo una imagen externa, me abrumaba muchísimo. Entonces, asentí forzando una sonrisa. —Sí, todo está bien… —Ya tendría tiempo para descubrir de que se trataba, de todas formas, ¿Qué podía decir? Era el hombre al que le debía casi todo, incluso cuando no me dijera que don Rafael era su padre, me había sacado de las manos de esa mujer. Gael me estudió
Sofía. Mis pensamientos se agolparon en mi mente, intentando procesar la sorprendente revelación que acababa de recibir. La mujer frente a mí, Camila, era la exesposa de Gael…Él… había estado casado…Mi cabeza daba vueltas mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responder y luego miré a la mujer:—Tengo que irme…—Adelante… por cierto, mi nombre es Laura… cualquier cosa que necesites, no dudes en decirme… la felicidad de Gael también es la mía, yo estoy muy agradecida con él.Asentí con los sentidos vibrando, e incluso choqué con algunas cosas, antes de salir por fin de esa habitación. Tenía la respiración agitada, y tuve que recostarme a la pared de los pasillos, para tratar de recomponerme.¿Qué era todo esto?Mis ojos se pusieron algo nublados, y bajé rápidamente por las escaleras, como si quisiera buscar con urgencia a Gael. Sin embargo, aunque caminé por varios sitios de la mansión, solo pude llegar a una amplia cocina, del cual me sonrieron al aparecer.—El s
Sofía. Mis pensamientos se agolparon en mi mente, intentando procesar la sorprendente revelación que acababa de recibir. La mujer frente a mí, Camila, era la exesposa de Gael… Nuestro desayuno fue algo silencioso mientras lo sirvieron, y cuando el personal se retiró de este enorme y espacioso comedor, Gael rompió con el momento tenso. —¿Qué hacías antes de que tu padre se enfermara? —mordí mi boca un poco mientras tomaba el tenedor y miraba mi plato. —Yo no pude estudiar en la universidad… pero trabajaba en una tienda de… ropa… Gael me observó asintiendo. —¿Qué querías estudiar? —mi boca se curvó un poco, volví la mirada a mi plato y alcé los hombros. —Creo que me gustaba mercadeo… bueno, cuando niña quería ser doctora, pero la vida te cambia los planes muy a menudo… —¿Ahora mismo quieres ser doctora? —su interés me dominaba un poco. Pero negué. —No… trabajo en tiendas de ropa desde los quince años… así que, caía bien a los jefes, y siempre me dejaban en algún punto a admini
Sofía. Me dejé caer en la cama y miré al techo, tratando de poner en orden mis pensamientos. La imagen de Gael se dibujaba en mi mente, su mirada penetrante, su voz grave y su actitud dominante. Había algo en él que me atraía y me inquietaba al mismo tiempo. Pero esta nueva revelación, el misterio de su exesposa, añadía una capa adicional de confusión a la ecuación. Sin embargo, podía entender una cosa, y tenerla muy clara… Él… seguía aferrado a esa mujer. La mañana siguiente me levanté incluso antes de la hora, me cepillé el cabello y agregué maquillaje a mi rostro. Me puse un vestido de la colección de compras, y luego bajé mirando mi reloj de pulsera. Tuve que quedarme quieta faltando un escalón cuando mirando hacia el enorme comedor, ya estaba Gael con su abuela, mientras él sonreía tomando su taza de café. Pasé un trago para seguir caminando, y luego su cabeza direccionada hacia mí, hizo que, a pesar de mis nervios acostumbrados ante él, sonriera para minimizar mi impacto.
Sofía. Aunque intenté ocultarlo, no pude evitar sentir una punzada de incomodidad en mi pecho. Ella era la hermana de Camila y la gerente de ventas. Lo más viable es que la familia de esa mujer nunca se había desligado de él. Pero también recordé que Gael no solía permanecer mucho tiempo en México, así que me imaginaba que necesitaba gente de confianza a su lado. Traté de mantener una sonrisa amable en mi rostro mientras Fernanda nos saludaba. Su presencia solo añadía más incertidumbre a la situación. Miré a Gael, buscando algún indicio de cómo debía reaccionar, pero su expresión era en gran medida imperturbable. Él parecía estar en control de la situación, como siempre. Fernanda asintió con una sonrisa y luego miró a Gael de nuevo. Habían pasado apenas unos segundos, pero la tensión en el aire parecía palpable. Mi mente daba vueltas tratando de entender la dinámica entre ellos. —Entonces, ¿Están recorriendo el edificio? —preguntó Fernanda, mientras colocaba una carpeta en la mesa
Sofía. La tensión en la sala se volvió palpable mientras Fernanda parecía procesar las palabras que acababan de salir de mis labios. Su mirada se oscureció y sus labios formaron una línea tensa. Era evidente que esas palabras habían sacudido algo dentro de ella, algo que no estaba dispuesta a mostrar en ese momento. Gael la observó con seriedad antes de volver su atención hacia mí. Su mano, que había sido sorprendentemente tomada por la mía, apretó ligeramente mis dedos en un gesto tranquilizador. Su expresión era difícil de descifrar, pero en sus ojos se reflejaba un atisbo de orgullo. Gael se inclinó ligeramente hacia mí. Parecía reflexionar antes de hablar, y finalmente rompió el silencio. —Sofía tiene experiencia en la gestión de tiendas de ropa y un talento innato para las ventas. Su habilidad para el diseño de ventas es algo que podría beneficiar a nuestra empresa —Miró directamente a Fernanda, quien asintió lentamente, recuperando su compostura. Una mezcla de alivio y entu
Sofía. Pasaron algunos días, pero la huella en mi boca nunca se iba. Gael permaneció inmutable como todo su ser lo era, y en medio de la ocupación, incluso pensé que a él se le había olvidado lo que pasó en esa oficina. Una mañana me dijo que me había inscrito en una universidad paga, a la que no debía asistir todo el tiempo al recinto. Podía tomar la mayoría de las clases virtuales, y me sorprendí de que en la mansión se había acondicionado un espacio para mí. Arreglamos mis horarios frente a una computadora, y luego establecimos que iría en la empresa por las mañanas, porque todas las clases habían quedado por la tarde. Y estaba imprimiendo mi horario, cuando él entró al despacho, que me había tomado como mi lugar. —¿Cómo vas? —tomé las hojas, y le pasé una a él. —Comenzaré en unos días… —Su boca se frunció en una sonrisa. —Es genial… ¿Estás emocionada? No pude evitar sonreírle. Y tampoco podía negar que la muerte de mi padre era una llaga en mi alma, pero si alguien me hub