Este capítulo es dedicado a Déborah Muñoz ♥
Sofía. La tensión en la sala se volvió palpable mientras Fernanda parecía procesar las palabras que acababan de salir de mis labios. Su mirada se oscureció y sus labios formaron una línea tensa. Era evidente que esas palabras habían sacudido algo dentro de ella, algo que no estaba dispuesta a mostrar en ese momento. Gael la observó con seriedad antes de volver su atención hacia mí. Su mano, que había sido sorprendentemente tomada por la mía, apretó ligeramente mis dedos en un gesto tranquilizador. Su expresión era difícil de descifrar, pero en sus ojos se reflejaba un atisbo de orgullo. Gael se inclinó ligeramente hacia mí. Parecía reflexionar antes de hablar, y finalmente rompió el silencio. —Sofía tiene experiencia en la gestión de tiendas de ropa y un talento innato para las ventas. Su habilidad para el diseño de ventas es algo que podría beneficiar a nuestra empresa —Miró directamente a Fernanda, quien asintió lentamente, recuperando su compostura. Una mezcla de alivio y entu
Sofía. Pasaron algunos días, pero la huella en mi boca nunca se iba. Gael permaneció inmutable como todo su ser lo era, y en medio de la ocupación, incluso pensé que a él se le había olvidado lo que pasó en esa oficina. Una mañana me dijo que me había inscrito en una universidad paga, a la que no debía asistir todo el tiempo al recinto. Podía tomar la mayoría de las clases virtuales, y me sorprendí de que en la mansión se había acondicionado un espacio para mí. Arreglamos mis horarios frente a una computadora, y luego establecimos que iría en la empresa por las mañanas, porque todas las clases habían quedado por la tarde. Y estaba imprimiendo mi horario, cuando él entró al despacho, que me había tomado como mi lugar. —¿Cómo vas? —tomé las hojas, y le pasé una a él. —Comenzaré en unos días… —Su boca se frunció en una sonrisa. —Es genial… ¿Estás emocionada? No pude evitar sonreírle. Y tampoco podía negar que la muerte de mi padre era una llaga en mi alma, pero si alguien me hub
Sofía. La atmósfera dentro del lujoso bar estaba cargada de emoción y anticipación. La música pulsante fluía a través del lugar, llenando el espacio con una energía contagiosa. Miré a mi alrededor, maravillada por la decoración opulenta y las personas que estaban presentes, parecían todas, cada una en su mundo.Obviamente, me había imaginado un bar normal, pero esto era todo menos sencillo.Los dedos de Gael seguían entrelazados conmigo, un hombre le indicó una zona especial con unas bancas altas y una barra adornada con luces.Era inevitable no sentir que mi corazón latiera con fuerza, no solo debido a la excitación del ambiente, sino también por la presencia magnética de Gael a mi lado.—¿Qué tomas? —preguntó con una sonrisa juguetona.Negué varias veces diciendo algo, pero tuve que pegarme a él para que entendiera.—No tengo algo preferido, creo que no sé mucho de bebidas…Él asintió.—Pediré algo por ti…Asentí, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.Las bebidas no tardar
Sofía. El palpitar de mi corazón resonaba en mis oídos mientras Gael se apartaba lentamente de mi oído, dejando un rastro de fuego en su camino. Sus ojos oscuros parecían brillar con una intensidad que me dejaba sin aliento. Sentí como si el mundo entero se hubiera reducido a la conexión que compartíamos en ese momento, una conexión que iba mucho más allá de las palabras. —Vámonos de aquí… —Gael tomó mi mano y le hizo una seña a un camarero. Estábamos saliendo de aquel lugar al que habíamos durado como dos horas, cuando los Flashes dispararon hacia nosotros, que tuve que girarme hacia él. —¡Señor Koch! ¡Señor Koch! ¿Por qué hubo una boda en secreto? —parpadeé varias veces, y los guardias nos ayudaron a avanzar—. ¡Señor Koch! ¿Han declarado a su exesposa muerta? Y en ese momento él se detuvo hacia las cámaras, mientras yo me apresuré a apretar su mano. Él bajó la mirada a mi agarre y lo pensó mejor, porque siguió el camino, hasta que abrieron el auto para nosotros. —Siento esto…
Sofía. La habitación parecía envuelta en un aura de intensidad y pasión que me hacía sentir viva de una manera que nunca había experimentado, junto a esas palabras que literalmente se había marcado en mis entrañas. Él se separó un poco delineando mis labios con sus dedos, y pude notar que el aire estaba cargado con la electricidad entre Gael y yo. Lo miré a los ojos, viendo la determinación y el carácter en su mirada, y supe que estaba a punto de embarcarme en un viaje completamente nuevo y quizás peligroso. Me dejé llevar por sus manos expertas, permitiéndole deshacerse de mi ropa íntima mientras su aliento ardiente rozaba mi piel desnuda. Cada toque suyo era como una llama que encendía un fuego ardiente dentro de mí, y mi cuerpo respondía con ansias que ni yo misma conocía. —Nunca vas a olvidar este día… —él lo dijo con determinación. Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, eso, sin contar que la vida me temblaba entera ante lo que acababa de experimentar. Sus manos
Sofía. Mis ojos se abrieron lentamente y di un bostezo para intentar sentarme en la cama, pero inmediatamente sentí una mezcla de satisfacción y dolor entre mis piernas. Mi cuerpo me recordó todo lo que había sucedido, y como incluso me había quedado dormida apenas unas horas atrás, en medio de la madrugada. Y aunque me sentía adolorida, también me sentía viva de una manera que nunca había experimentado. Sonreí de pura inercia y tuve que negar. Este hombre era de otro mundo. La puerta hizo clip en el instante y levanté los ojos para ver que Gael entraba, como si hubiese ido a algún sitio. Sin decir una sola palabra, vino a la cama y tomó mi cuerpo para sentarlo encima de él. —Buenos días… —él me besó abrazando mi espalda y luego se separó, para poner algo en mi boca—. Trágala… —se inclinó un poco para pasarme un vaso de agua, y la bebí enseguida para preguntar: —¿Qué es? —Te cuidará… Me moví un poco ante la incomodidad de mi posición, y Gael frunció el ceño mirando hacia abajo
Sofía. Estaba sentada por la tarde en la cama de mi habitación, en la mansión, aun procesando las palabras de esta mañana por parte de Gael. El peso de sus revelaciones, aunque era solo la mera tapa, me había dejado completamente atónita. La oscuridad que rodeaba su pasado era más profunda de lo que había imaginado, y este nudo en mi estómago no se deshacía aun cuando pasaron horas. Me encontraba en una encrucijada, atrapada entre… lo que estaba comenzando a sentir por ese hombre, y la verdad aterradora que se avecinaba. Unos toques en la puerta me hicieron saltar de repente, y luego una de las mujeres que se encargaban de la limpieza, abrió la puerta. —Perdone, seño… el señor Koch nos ha pedido que mudemos sus cosas a la habitación principal… —me levanté de la cama. —¿Cómo? —Todas sus cosas a la habitación del señor Koch… ¿Puedo enviar a las chicas? —Asentí de forma lenta, y a los siguientes minutos, varias mujeres comenzaron a recoger mis cosas. Me sorprendí el doble al entr
Sofía. El ambiente se volvió opresivo, como si los secretos y las intenciones ocultas se hubieran materializado en una confrontación palpable. —¡Basta ya! —exclamó Gael con furia contenida, incluso algunos invitados cerca se volvieron a nosotros un poco asustados, mientras él casi que amenazaba a su padre colocándose al lado, pero su estatura y su cuerpo, obviamente, rebasaban al viejo—. Vas a arrepentirte… lo juro… No tuve otra opción, incluso salió de mí misma el interponerme entre ellos con rapidez. —Gael… vámonos… hay gente aquí… —le susurré—. No creo que quieras hacer las cosas de esta forma, eres más inteligente que esto… —me puse frente a él tomándole el rostro, e incluso desplacé un poco a don Rafael con mi imposición. —No tienes que irte… disfruta mejor la velada… yo invito… —el hombre mayor insistió, y antes de que Gael diera un paso me giré hacia el viejo, y lo miré fijamente. —No recibiría ni agua de sus manos… y si hui, es porque ni teniendo todo el dinero del mundo