Gael Koch. “Sofía… Sofía Martínez… Mi papá… él ha muerto… me han vendido a un hombre… quieren que me case con él… Don Rafael”Masajeé, mi sien todo el tiempo, mientras el auto iba en la dirección de la mansión.No sé por qué me sentía sofocado, desde esta mañana cuando recibí la noticia de que mi amigo había tenido el accidente, el día se había arruinado, y es como si volviera a vivir todo de nuevo.No esperé que me abrieran la puerta cuando me bajé, caminé hacia la entrada mientras el ama de llaves me recibió para decirme que la abuela estaba en el jardín.Caminé apresuradamente hacia ella, y luego vi cómo su mirada se levantó con mi llegada.—Dame buenas noticias… ¿Cómo se encuentra? —Apreté mis dientes y negué.—Van a donar sus órganos… me llamaron solo para ser una firma legal…Ella quitó toda la expresión del rostro y bajó la mirada.—Entiendo… por cierto… la boda de tu padre… parece que la cancelaron.—¿A sí? —la abuela volvió la mirada a mí.—¿Estás bien? —sacudí mi cabeza y
Sofía. Sentí unas manos que sacudieron mis hombros con suavidad, y traté de abrir mis ojos. Lo primero que sentí fue un dolor de cabeza, y luego, de forma borrosa, vi la cara de ese hombre. “Gael”, recordé cuando me dijo su nombre, y luego me senté de golpe. —Me quedé dormida… —dije mientras mi corazón volvió a latir fuertemente, mientras él profundizó su ceño. —No es un delito dormir… Asentí, pero mi mente solo repetía su última frase. “La mujer que será mi esposa” Tuve que unir mis manos. —Yo… —Debes prepararte… tenemos que irnos… —había perdido la noción del tiempo, porque ayer por noche, incluso no me quedaron lágrimas para seguir. —¿Dónde iremos? —Sofía… tu padre… —y lo sabía, solo esperaba que me encontrara en una pesadilla—. He hecho los arreglos, enterrarás a tu padre en unas horas… —él se levantó de estar agachado y luego tomó unas bolsas—. Usa esta ropa… luego iremos al entierro… Mi boca se apretó, y pasé un trago. —Muchas gracias… me gustaría, hablar con usted,
Sofía. El silencio se cernía sobre la habitación después de mi respuesta afirmativa. La tensión en el aire era palpable, como si el destino mismo se estuviera escribiendo en esos instantes. Gael me miró fijamente durante unos segundos, como si estuviera evaluando mi sinceridad y mi determinación. Luego, asintió soltando el aire. —Vas a quedarte aquí hasta el día de la boda, alguien más preparará todo… y mientras estemos en esto, ninguno hablará del tema con otra persona… —¿Otra persona? —tuve que preguntar. —Conocerás a mi abuela, y algunos familiares el día de la boda… se supone que ambos queremos esto. ¿Cuál era su motivo real? Un hombre como él, podría tener cualquier mujer… entonces… Asentí nuevamente sin refutar con una mente confusa, pero el nudo en mi estómago no desapareció por completo. La idea de casarme con un hombre que apenas conocía y cuyos motivos no entendía del todo, me generaba un torrente de emociones encontradas. A pesar de que hace unos días iba a casarme c
Sofía. El corazón latía con fuerza en mi pecho mientras observaba la escena frente a mí. Don Rafael, ¿Gael era su hijo? ¿De qué se trataba todo esto? El hombre mayor había perdido todo su color, incluso le temblaba la boca, y ahora solo miraba a Gael como si este le hubiese clavado una puñalada muy profunda. Mientras mi mente luchaba por procesar la revelación. ¿Qué tipo de juego estaba jugando? Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar de manera vertiginosa, revelando una trama mucho más compleja de lo que jamás habría imaginado. Gael parecía tranquilo, incluso sonrió ante la sorpresa de su padre. Parecía haber esperado esta reacción. Mi mente estaba llena de preguntas, pero no podía articular ninguna palabra. Los invitados continuaron aplaudiendo, ajenos a la tensión que se había apoderado de mí. Don Rafael se acercó lentamente, con una expresión de incredulidad en su rostro. Miró a Gael y luego a mí, sus ojos escudriñándome como aquella vez cuando estuve frente a él,
Sofía. La velada continuaba en medio de risas, música y brindis. Aunque intenté unirme a la festividad, la conversación con don Rafael me dejó un escalofrío persistente, y además, era ajena a todo esto. Además, parecía que había mucho más detrás de esta boda y de la relación entre Gael y su familia, de lo que yo había imaginado. Mientras trataba de disipar mis pensamientos, Gael regresó a mi lado con una sonrisa enigmática. Aunque intentaba ocultarlo, su mirada no podía engañarme; había algo más que él no estaba dispuesto a revelar. —¿Todo bien? —preguntó, rodeando con su brazo mi cintura, y esta cercanía, aunque fuese ensayada y solo una imagen externa, me abrumaba muchísimo. Entonces, asentí forzando una sonrisa. —Sí, todo está bien… —Ya tendría tiempo para descubrir de que se trataba, de todas formas, ¿Qué podía decir? Era el hombre al que le debía casi todo, incluso cuando no me dijera que don Rafael era su padre, me había sacado de las manos de esa mujer. Gael me estudió
Sofía. Mis pensamientos se agolparon en mi mente, intentando procesar la sorprendente revelación que acababa de recibir. La mujer frente a mí, Camila, era la exesposa de Gael…Él… había estado casado…Mi cabeza daba vueltas mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responder y luego miré a la mujer:—Tengo que irme…—Adelante… por cierto, mi nombre es Laura… cualquier cosa que necesites, no dudes en decirme… la felicidad de Gael también es la mía, yo estoy muy agradecida con él.Asentí con los sentidos vibrando, e incluso choqué con algunas cosas, antes de salir por fin de esa habitación. Tenía la respiración agitada, y tuve que recostarme a la pared de los pasillos, para tratar de recomponerme.¿Qué era todo esto?Mis ojos se pusieron algo nublados, y bajé rápidamente por las escaleras, como si quisiera buscar con urgencia a Gael. Sin embargo, aunque caminé por varios sitios de la mansión, solo pude llegar a una amplia cocina, del cual me sonrieron al aparecer.—El s
Sofía. Mis pensamientos se agolparon en mi mente, intentando procesar la sorprendente revelación que acababa de recibir. La mujer frente a mí, Camila, era la exesposa de Gael… Nuestro desayuno fue algo silencioso mientras lo sirvieron, y cuando el personal se retiró de este enorme y espacioso comedor, Gael rompió con el momento tenso. —¿Qué hacías antes de que tu padre se enfermara? —mordí mi boca un poco mientras tomaba el tenedor y miraba mi plato. —Yo no pude estudiar en la universidad… pero trabajaba en una tienda de… ropa… Gael me observó asintiendo. —¿Qué querías estudiar? —mi boca se curvó un poco, volví la mirada a mi plato y alcé los hombros. —Creo que me gustaba mercadeo… bueno, cuando niña quería ser doctora, pero la vida te cambia los planes muy a menudo… —¿Ahora mismo quieres ser doctora? —su interés me dominaba un poco. Pero negué. —No… trabajo en tiendas de ropa desde los quince años… así que, caía bien a los jefes, y siempre me dejaban en algún punto a admini
Sofía. Me dejé caer en la cama y miré al techo, tratando de poner en orden mis pensamientos. La imagen de Gael se dibujaba en mi mente, su mirada penetrante, su voz grave y su actitud dominante. Había algo en él que me atraía y me inquietaba al mismo tiempo. Pero esta nueva revelación, el misterio de su exesposa, añadía una capa adicional de confusión a la ecuación. Sin embargo, podía entender una cosa, y tenerla muy clara… Él… seguía aferrado a esa mujer. La mañana siguiente me levanté incluso antes de la hora, me cepillé el cabello y agregué maquillaje a mi rostro. Me puse un vestido de la colección de compras, y luego bajé mirando mi reloj de pulsera. Tuve que quedarme quieta faltando un escalón cuando mirando hacia el enorme comedor, ya estaba Gael con su abuela, mientras él sonreía tomando su taza de café. Pasé un trago para seguir caminando, y luego su cabeza direccionada hacia mí, hizo que, a pesar de mis nervios acostumbrados ante él, sonriera para minimizar mi impacto.