Sofía.
—Señor Koch… —el hombre se separó de mí en un instante y me levanté de inmediato—. Ya puede entrar…Una enfermera le indicó, mientras él asintió sin decir una palabra, y dando pasos hacia atrás, no me quedé para otra cosa.Me fui del pasillo, y literalmente hui de la situación. Pero cuando llegué hacia la habitación de mi padre, había un revuelo de médicos y enfermeras por todas partes, máquinas sonando y muchas respiraciones agitadas.Y me quedé estática cuando un médico se apartó de la camilla diciendo:—Hora de deceso… 11:30 am… —mis ojos se abrieron y mi boca tembló.—¿Que…? —intenté acercarme, pero el doctor ya estaba saliendo y se sorprendió viéndome de pies a cabeza.—Señorita Martínez… —él apretó su mandíbula—. Lo siento… Hicimos todo lo posible, pero su corazón no resistió. Su padre ha fallecido —dijo con voz compasiva.El suelo pareció desaparecer bajo mis pies. Mi corazón se partió en mil pedazos en ese mismo instante. La angustia, la desesperación y el dolor me abrumaron por completo. No podía creer lo que estaba escuchando.Un profundo dolor se apoderó de mí. Sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor, y no pude contener las lágrimas, entretanto el nudo en mi estómago se apretó aún más.—No puede ser…No podía creerlo. Mi padre, mi único apoyo y mi mejor amigo, ya no estaría conmigo. Una sensación de vacío y desolación me invadió mientras intentaba asimilar la terrible noticia.—Lo siento mucho, señorita… prepararemos a su padre cuanto antes… le dejaré unos minutos a solas…Ellos se retiraron mientras mi cuerpo se sacudía con el sollozo.¿Qué iba a hacer? Estaba totalmente perdida y destrozada.No hubo una sola palabra que me saliera, me recosté en su camilla, en su pecho aun caliente, y lloré todo lo que pude. Incluso quería morir en este instante, junto a papá.Pasaron minutos interminables mientras me aferraba al cuerpo de mi padre, como si eso pudiera traerlo de vuelta. Pero la realidad era implacable, y él ya no estaría aquí para abrazarme, aconsejarme y protegerme.Una enfermera entró en silencio y me tocó suavemente el hombro.—Lo siento mucho, señorita, pero necesitamos preparar el cuerpo de su padre…Asentí sin poder hablar y me separé del cuerpo inerte de mi padre. Cada paso que di hacia la puerta de la habitación era una tortura. Sentía que dejaba parte de mí atrás, y que mi corazón se quedaba con él.Salí al pasillo vacío y me senté en un rincón, abrazando mis rodillas mientras seguía llorando. No tenía fuerzas para moverme, ni siquiera para pensar en qué hacer a continuación.Pero mi teléfono repicó, y cuando vi la pantalla, era el número de esa mujer.Ella debía entender.—Hola… yo…—¿Cómo te fuiste? ¡¿Acaso quieres morir?! —mis sollozos se debilitaron.—Señora… mi padre acaba de fallecer…—¿Y qué se supone que haga? ¡Tienes que pagar tu deuda, maldit@ sea! La operación se realizó, y tu padre estuvo una semana corriendo con gastos en ese hospital…Aunque las lágrimas seguían saliendo, me paralicé completamente.—Aparece cuanto antes, Sofía… —después de su advertencia, la llamada finalizó, y me puse de pie en el instante.La angustia, y el dolor se entremezclaron con el miedo, y corrí rápidamente hacia las escaleras, para ver que, abajo, subían dos hombres de traje, corriendo precipitadamente. Y supe que tenía que escapar.«Tu padre está siendo preparado, ¿cómo lo dejas?»Mi mente gritó con fuerzas y me sentí perdida. Corrí por los pasillos, pero cuando vi una puerta de todas las que estaban a mi alcance entre abierta, no dudé en ir hasta ella, abrirla y cerrarla de inmediato.Mi cuerpo temblaba demasiado, y pegando la cabeza a la puerta cerré los ojos.—Que no me encuentre… que no lo hagan…—¿Qué es esto? —esa voz electrificó mi cuerpo de nuevo, y tuve que girarme de golpe.Noté como detrás de él había una persona, pero no detallé mucho porque mis ojos se fueron a su mirada furiosa.No podía haber tanta casualidad, era el mismo hombre con el que me estrellé al llegar al pasillo.Sin embargo, no me dio tiempo de contestar, cuando unos fuertes golpes, resonar en la puerta.Y no lo pensé, tomé su brazo con súplica y susurré.—¡Por favor…! —él miró mis manos en su brazo—. No abra… ellos… vienen por mí, ¡por favor…1Su ceño se pronunció mucho.—¿Está huyendo? —asentí todas las veces limpiando mis lágrimas—. ¿De quién? —los golpes volvieron a captar su atención, y apreté más su brazo.—Se lo suplico… —pero cuando el hombre quitó su brazo de mi agarre, no hice más que pegarme a la pared, mientras él abrió la puerta.Y supe que estaba perdida.—¿Qué es esto? —su pregunta llena de autoridad, incluso envió una oleada larga a mi cuerpo.Pero en su expresión había algo de sorpresa cuando miró hacia afuera, y casi pude escuchar cómo los hombres le pidieron disculpas.—Lo siento, señor, Koch… estamos buscando a alguien…—¿Y se supone que entrarán aquí?—No señor… por supuesto que no… pero… —uno de ellos titubeó—. Ha visto a una mujer… como de 23 años… está vestida de novia…Mordí mi boca profundamente, incluso lastimándome, y luego le escuché responder:—No… —sin esperar les cerró la puerta, mientras todas mis lágrimas, bajaron sin ninguna piedad.No pude evitar que un sollozo se construyera en mi garganta, y aunque intenté taparlo, salió de mí con fuerza.Ya era mucha la situación junta, los días sin comer, el estrés acumulado, y un dolor que ni siquiera podía describir, hicieron que todo se pusiera negro al instante, y que mi cuerpo se desvaneciera en ese preciso momento…Gael Koch. La enfermera atendió a esa chica desconocida mientras caminé por la habitación. Llevé los ojos a la camilla donde mi amigo Héctor, aun en coma, y luego volví a verla a ella. Mi entre ceño se pronunció y luego me puse firme cuando volvió en sí. Su rostro estaba bañado en lágrimas, el vestido de novia ceñido a su figura le quedaba perfecto, y aun con el desastre de maquillaje regado por su rostro, podía ver claramente lo bella que era. —Mi papá… —dijo, y la enfermera me observó de inmediato. —Ella es la misma chica a la que su padre acaba de fallecer… —pasé un trago y asentí. —No diga nada de que está aquí… yo me encargaré… ahora salga, la llamaré si necesito algo. —Sí, señor Koch… —esperé que la enfermera saliera mientras, aquella mujer se sentaba, y me miraba con miedo. Ella echó un vistazo nuevamente a la camilla, y luego volvió a mis ojos. —Yo… gracias por ocultarme… Arrimé una silla que estaba a mi alcance y me senté delante de ella sin ninguna premura. —¿De
Sofía. Estaba aterrada y con una tristeza que me invadía el alma, constándome respirar, pero tuve que ponerme delante de este hombre, para hacerme la fuerte.No tener a mi padre, hacía que las cosas no tuvieran sentido ahora, pero volver a esa boda y destinar mi vida a la esclavitud, era perder totalmente las ganas de vivir.Sentí cómo los ojos de ese hombre penetraban mi alma después que le agradecí, esa era la misma mirada que me dio cuando choqué con él, como si por dentro estuviera maquinando alguna cosa.Por supuesto que estaba agradecida que me hubiera ayudado a ocultarme, pero también sabía que ahora estaba implicado en algo que no le correspondía. Sin embargo, su presencia me proporcionaba cierta seguridad en medio de todo el caos.De todas formas, no tenía otra opción.—¿Cómo te llamas? —me intimidaba mucho su tono, pero me puse firme.—Sofía Martínez…—¿Eres de ciudad de México?—Nací en Guadalajara… pero mis padres nos trajeron desde muy niños a ciudad de México…Él asint
Gael Koch. “Sofía… Sofía Martínez… Mi papá… él ha muerto… me han vendido a un hombre… quieren que me case con él… Don Rafael”Masajeé, mi sien todo el tiempo, mientras el auto iba en la dirección de la mansión.No sé por qué me sentía sofocado, desde esta mañana cuando recibí la noticia de que mi amigo había tenido el accidente, el día se había arruinado, y es como si volviera a vivir todo de nuevo.No esperé que me abrieran la puerta cuando me bajé, caminé hacia la entrada mientras el ama de llaves me recibió para decirme que la abuela estaba en el jardín.Caminé apresuradamente hacia ella, y luego vi cómo su mirada se levantó con mi llegada.—Dame buenas noticias… ¿Cómo se encuentra? —Apreté mis dientes y negué.—Van a donar sus órganos… me llamaron solo para ser una firma legal…Ella quitó toda la expresión del rostro y bajó la mirada.—Entiendo… por cierto… la boda de tu padre… parece que la cancelaron.—¿A sí? —la abuela volvió la mirada a mí.—¿Estás bien? —sacudí mi cabeza y
Sofía. Sentí unas manos que sacudieron mis hombros con suavidad, y traté de abrir mis ojos. Lo primero que sentí fue un dolor de cabeza, y luego, de forma borrosa, vi la cara de ese hombre. “Gael”, recordé cuando me dijo su nombre, y luego me senté de golpe. —Me quedé dormida… —dije mientras mi corazón volvió a latir fuertemente, mientras él profundizó su ceño. —No es un delito dormir… Asentí, pero mi mente solo repetía su última frase. “La mujer que será mi esposa” Tuve que unir mis manos. —Yo… —Debes prepararte… tenemos que irnos… —había perdido la noción del tiempo, porque ayer por noche, incluso no me quedaron lágrimas para seguir. —¿Dónde iremos? —Sofía… tu padre… —y lo sabía, solo esperaba que me encontrara en una pesadilla—. He hecho los arreglos, enterrarás a tu padre en unas horas… —él se levantó de estar agachado y luego tomó unas bolsas—. Usa esta ropa… luego iremos al entierro… Mi boca se apretó, y pasé un trago. —Muchas gracias… me gustaría, hablar con usted,
Sofía. El silencio se cernía sobre la habitación después de mi respuesta afirmativa. La tensión en el aire era palpable, como si el destino mismo se estuviera escribiendo en esos instantes. Gael me miró fijamente durante unos segundos, como si estuviera evaluando mi sinceridad y mi determinación. Luego, asintió soltando el aire. —Vas a quedarte aquí hasta el día de la boda, alguien más preparará todo… y mientras estemos en esto, ninguno hablará del tema con otra persona… —¿Otra persona? —tuve que preguntar. —Conocerás a mi abuela, y algunos familiares el día de la boda… se supone que ambos queremos esto. ¿Cuál era su motivo real? Un hombre como él, podría tener cualquier mujer… entonces… Asentí nuevamente sin refutar con una mente confusa, pero el nudo en mi estómago no desapareció por completo. La idea de casarme con un hombre que apenas conocía y cuyos motivos no entendía del todo, me generaba un torrente de emociones encontradas. A pesar de que hace unos días iba a casarme c
Sofía. El corazón latía con fuerza en mi pecho mientras observaba la escena frente a mí. Don Rafael, ¿Gael era su hijo? ¿De qué se trataba todo esto? El hombre mayor había perdido todo su color, incluso le temblaba la boca, y ahora solo miraba a Gael como si este le hubiese clavado una puñalada muy profunda. Mientras mi mente luchaba por procesar la revelación. ¿Qué tipo de juego estaba jugando? Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar de manera vertiginosa, revelando una trama mucho más compleja de lo que jamás habría imaginado. Gael parecía tranquilo, incluso sonrió ante la sorpresa de su padre. Parecía haber esperado esta reacción. Mi mente estaba llena de preguntas, pero no podía articular ninguna palabra. Los invitados continuaron aplaudiendo, ajenos a la tensión que se había apoderado de mí. Don Rafael se acercó lentamente, con una expresión de incredulidad en su rostro. Miró a Gael y luego a mí, sus ojos escudriñándome como aquella vez cuando estuve frente a él,
Sofía. La velada continuaba en medio de risas, música y brindis. Aunque intenté unirme a la festividad, la conversación con don Rafael me dejó un escalofrío persistente, y además, era ajena a todo esto. Además, parecía que había mucho más detrás de esta boda y de la relación entre Gael y su familia, de lo que yo había imaginado. Mientras trataba de disipar mis pensamientos, Gael regresó a mi lado con una sonrisa enigmática. Aunque intentaba ocultarlo, su mirada no podía engañarme; había algo más que él no estaba dispuesto a revelar. —¿Todo bien? —preguntó, rodeando con su brazo mi cintura, y esta cercanía, aunque fuese ensayada y solo una imagen externa, me abrumaba muchísimo. Entonces, asentí forzando una sonrisa. —Sí, todo está bien… —Ya tendría tiempo para descubrir de que se trataba, de todas formas, ¿Qué podía decir? Era el hombre al que le debía casi todo, incluso cuando no me dijera que don Rafael era su padre, me había sacado de las manos de esa mujer. Gael me estudió
Sofía. Mis pensamientos se agolparon en mi mente, intentando procesar la sorprendente revelación que acababa de recibir. La mujer frente a mí, Camila, era la exesposa de Gael…Él… había estado casado…Mi cabeza daba vueltas mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responder y luego miré a la mujer:—Tengo que irme…—Adelante… por cierto, mi nombre es Laura… cualquier cosa que necesites, no dudes en decirme… la felicidad de Gael también es la mía, yo estoy muy agradecida con él.Asentí con los sentidos vibrando, e incluso choqué con algunas cosas, antes de salir por fin de esa habitación. Tenía la respiración agitada, y tuve que recostarme a la pared de los pasillos, para tratar de recomponerme.¿Qué era todo esto?Mis ojos se pusieron algo nublados, y bajé rápidamente por las escaleras, como si quisiera buscar con urgencia a Gael. Sin embargo, aunque caminé por varios sitios de la mansión, solo pude llegar a una amplia cocina, del cual me sonrieron al aparecer.—El s