–Amados hermanos, estamos aquí reunidos, para despedir los restos de quien fuera en vida, Beatrice Alfonsina Ferrari—dijo el sacerdote, mientras oficializaba el funeral de la esposa de Ricardo
Ricardo estaba devastado, estaba junto a su hija sentado al frente de la caja funeraria, mirando por última vez, el rostro de su amada esposa, que había muerto por un extraño virus, el cual los médicos todavía estaban investigando
El ataúd estaba cerrado por seguridad sanitaria, y solo se podía ver el cuerpo a través de un pequeño hueco cubierto de cristal, que tenía la tapa de la caja, a Ricardo y a su hija, le quedaban apenas unos minutos más, para despedirse, de Beatrice, mientras el veía a sus familiares y otros seres queridos pasar frente al féretro y le daban el pésame por su pérdida
–Que tristeza hijo— le expresó esa mañana su mamá, quien estaba sentada detrás de su hijo, vestida de negro, con un sombrero de arandelas anchas, y un pañuelo en manos, que de tanto usarlo esa mañana, había quedado empapado de lágrimas y mocos
–Es momento de decir el último adiós, a los restos de esta fiel y devota mujer—anunció el padre, la ceremonia había finalizado, y los restos de Beatrice iban a ser trasladados a otro lugar para ser cremados, tal como ella lo había pedido. Ricardo entonces divisó entre los presentes, a una desconocida mujer que se fue acercando poco a poco al féretro, ella iba vestida para la ocasión, además, llevaba puesto anteojos oscuros, una vez frente al ataúd, fijó su mirada al pequeño hueco que había en la puerta de la caja, y ahí, vio al cuerpo tendido de Beatrice, Ricardo notó que aquella mujer lloraba angustiada, como quien había perdido a alguien importante, y acariciaba el ataúd con añoranzas, Ricardo estaba sentado adelante del cajón, y aquella damisela de espalda frente a el, él volteó hasta su madre y le preguntó si conocía a la misteriosa dama, pero tanto ella como su hija, desconocían a la enigmática mujer, entonces, el pensó en ponerse de pie, para acercarse hasta ella, pero no fue necesario, ella, se dirigió hasta ellos
Una vez frente a la familia, la mujer preguntó
–Es usted Ricardo Ferrari—le dijo esa extraña mujer con acento latino
–Si, para servirle—respondió el
–Mi mas sentido pésame—le expresó ella, sacándose los anteojos
y le extendió la mano delicadamente, y al agacharse para darle un beso, dejó notar sus exuberantes pechos a través del escote de su vestido.
–Gracias—le retribuyó Ricardo, mirándola un poco desconcertado, pero no podía sacar su mirada de los ojos de aquella mujer, ella tenía una atrapante mirada y el mismo color de ojos de su fallecida esposa, ambos se quedaron por unos segundos inmersos en ese vistazo, hasta que ella reaccionó y le dijo:
–Perdón, soy Bianca, una vieja amiga de su esposa.
–Encantado—dijo Ricardo.
Enseguida, Ricardo presentó ante su madre e hija a aquella recién aparecida, quien decía ser una gran amiga de su esposa, aunque ellos nunca habían escuchado hablar a Beatrice sobre ella, pero Bianca, parecía conocer mucho sobre esa familia, ella se aproximó hasta Carmina la hija de Ricardo y la miró con tanta dulzura
–Tienes el mismo rostro de tu madre—le dijo, ella sin duda te amaba, agregó.
En medio del velatorio, la familia de la fallecida, tuvo una pequeña charla con Bianca, Ricardo no dejaba de observarla, sin duda, esa dama recién aparecida, tenía algunos rasgos que le recordaban a su esposa, aunque un poco mas joven que su fallecida mujer, pero sus enormes ojos grises y su cabellera negra ondulada, le revolvían recuerdos de esa mujer, con la que había contraído matrimonio hacía muchos años atrás.
Durante el tiempo de conversación que sostuvieron Bianca Ricardo y su familia, ella dejó notar, que sabía bastante sobre la vida de Beatrice, de Carmina, y el resto de la familia, luego de esa charla, Bianca salió al patio, mientras en la sala de velatorio, Ricardo seguía saludando a las personas que se acercaban a darle el pésame, a la mayoría de los asistentes Ricardo apenas los reconocía, no era un hombre muy sociable, su trabajo, absorbía su tiempo por completo, pero su mujer, era todo lo contrario a lo que era el.
Beatrice era una mujer muy comunicativa, siempre estaba al servicio de los demás, era abogada, y tenía un bufete con el que ofrecía ayuda desinteresadamente a quienes lo necesitaban sin cobrar ninguna ganancia, así que a su velorio habían concurrido aquellas personas por las que ella había luchado, y le había dado una nueva razón para seguir adelante, Ricardo cuando vió a Bianca, pensó por un momento que ella era una de esas mujeres a las que su esposa había ayudado.
Ricardo continuaba sentado por unos minutos más, mientras batallaba con la pesadez que le generaba tener que saludar a tanta gente, pero, hizo su mejor esfuerzo, con una escasa sonrisa en su rostro, dos o tres apretones de manos, y un beso en la mejilla de alguien, cuando fuere necesario.
Ricardo, al percatarse que habían transcurrido algunos minutos y Bianca no regresó a la sala, se escapó por un momento, y salió al patio con la esperanza de encontrarle, pero ella se había ido sin dejar rastro alguno, Ricardo se dirigió hasta la puerta de la entrada, y revisó el libro de registro de los presentes, y ahí estaba su nombre, “Bianca” solo Bianca, ningún apellido, ni ninguna otra información, aunque el esperaba encontrase con la dirección o número telefónico de ella, o al menos el apellido, pero en cambio, quedó muy desconcertado con esa visita, no podía sacarse de su iris, el rostro de Bianca i el sonido de su voz de su cabeza, y ese mismo día, Ricardo se propuso en descubrir, que era lo que vinculaba a aquella mujer con su difunta esposa, el cuento de que eran las mejores amigas, el no se lo creyó, nunca había escuchado hablar de ella, y su rostro, apenas, lo conoció ese día
Tras el término del velorio, Ricardo se fue directamente a su mansión, se sentía devastado, Beatrice, había sido el amor de su vida, desde que eran adolescentes, con la que había construido una linda familia, y se culpaba por haberla perdido de esa manera, pero paralelamente, pensaba en su cabeza, como dar con el paradero de aquella mujer que acababa de conocer.
Dispuesto a buscar información sobre Bianca, Ricardo indagó en la internet, descubrió en una cuenta de F******k, a una tal Bianca Panizzolli, y si, en efecto era ella, ahí estaba su foto de perfil, era la misma mujer encantadora con esos grandiosos ojos grises, que trastornó a Ricardo, pero, descubrir su apellido, fue aun mas desconcertante para el “ panizzoli, ese, era el apellido paterno de su difunta esposa, en ese momento, a Ricardo le invadió la duda, y se preguntó, ¿quien era esa mujer, con que intenciones se había aparecido en el funeral de Beatrice? y descartó enseguida, la versión de la supuesta amistad entre ellas, pero, ¿Qué buscaba Bianca con esa visita? Era algo que él tenía que investigar.
Ricardo se fue a su habitación, aprovechó para recorrer los recuerdos de Beatrice, que todavía permanecían vivos en su cuarto matrimonial, se sentó en la cama, que aun conservaba el camisón de ceda color beige que a su esposa le encantaba usar, lo tomó y lo apretó en sus manos, y se derramó en lagrimas de inmediato sin poder contenerlo, Carmina su hija, quien había llegado a la casa en ese momento, entró a la pieza que estaba abierta, y vio a su padre en esa condición, ella se sentó a su lado, pero prefirió guardar silencio, y lo abrazó por la espalda recostándose de su hombro derecho.
–Ay mi pequeña—dijo Ricardo al darse cuenta que Carmina estaba a su lado, él se secó las lágrimas y la abrazó también
–Extraño mucho a tu madre—dijo sollozando –,se supone que yo debía acompañarla en ese viaje, nos iba a servir para avivar nuestra relación, agregó el desganado mientras volvía a poner en la cama el camisón de seda de su mujer y poniéndose en pie, se dirigió hasta la ventana de su cuarto y añadió –debí haber ido con ella, tal vez hubiera muerto yo en su lugar.
Ricardo se sentía culpable por cómo habían terminado las cosas con su esposa Beatrice, los asuntos entre ellos, últimamente, no estaban marchando bien, y Ricardo anhelaba solucionarlo, pero, ella murió antes de que eso pudiera ser. Esa tarde en el cuarto de sus padres, Carmina escuchó todos los reproches que se hacía a si mismo su padre, pero, prefirió no avivar más ese fuego, por lo contrario, le cambió la conversación
–Papá, no te pareció misteriosa Bianca—dijo Carmina
Ricardo volteó la cabeza sacando la mirada de la ventana, y miró a su hija
–Lo mismo pensé—dijo él— ¿seguro que tu madre nunca te habló de ella—le preguntó él interesado?
–No papá, para nada, además, ya sabes que mami y yo, no teníamos una buena comunicación, pero, te fijaste que los ojos de Bianca, son idénticos a los de mi mamá, agregó Carmina.
¿Y si son hermanas? Tras conocer a Bianca en aquel funeral, Ricardo se hizo esa pregunta una y otra vez, pero, obtuvo la misma repuesta, –esto no puede ser posible –se dijo él, hasta donde sabía, Beatrice, era hija única, al menos, a Lorena, la madre de su ex mujer, nunca se le conoció otra hija, pero, el comentario de Carmina, amplió la sospecha en Ricardo, no solo él se había fijado en el parecido físico que compartían su esposa y Bianca, aquel comentario de su hija, abrió una ventana de posibilidades. Decidido a indagar mas, y cada información que encontraba sobre Bianca, lo ayudó a atar algunos cabos sueltos, Bianca vivía en Venecia, a tres horas de su ciudad, pero además, trabajaba en el hospital en donde le dieron asistencia a su mujer, los últimos días de su vida, y ese hospital, lo dirigía Norma, una gran amiga de Ricardo.Ricardo ya tenía planeado viajar a Venecia a cerrar algunos negocios, pero por igual, quería visitar el hospital para ver a Norma, con la intención de
Tal parecía que el plan de Ricardo para encontrarse con Bianca en aquella ciudad, estaba marchando de acuerdo a lo esperado, o talvez mejor aun, porque sin hacer mucho esfuerzo, dió con el paradero de ella, aquella misteriosa mujer que no hizo mas que sembrar dudas con su visita en el velatorio de Beatrice, pero, lo que Ricardo no se cuestionó, o analizó siquiera, es que, Bianca deseaba ser encontrada, ella, planeaba acercarse a esa familia, pero quería hacerlo sin ninguna presión, necesitaba ganarse la confianza de Ricardo y la de su hija. Bianca, tenía demasiadas razones para hacerlo, llevaba planes muy ocultos, que luego serian revelados, y Ricardo, ya había mordido el anzuelo.Esa noche, Ricardo se reunió con su amiga Norma, y socia a la vez, ella quiso impresionarlo, lo invitó a un prestigioso restaurante, con una hermosa terraza en medio del agua, estaban en Venecia, las edificaciones en medio del agua, eran muy comunes, aunque a Ricardo esos lujos y peculiaridades, no lo impr
Bianca tenía objetivos bien claros y los estaba llevando a cabalidad sin tregua, la aceptación de Ricardo para que ella participase en la celebración del cumpleaños de Carmina, era vital para lo que ella tenía en menteEsa mañana, después de desayunar con Ricardo, Lorenzo, el abogado amigo de Norma quien había recomendado a Bianca para el trabajo de recepcionista en el hospital, y quién además, estaba asesorándola en algunos asuntos legales, pasó por ella al hotel, Ricardo la acompañó hasta la puerta, se quedó observando a Lorenzo desde afuera con cara de curiosidad, y Ricardo, en su cabeza pensaba, ¿quién será este hombre?, será su esposo, novio, o será Paulo, y Bianca, para alivianar la cara de indiscreción de Ricardo hizo que Lorenzo saliera del auto, y los presentó—Ricardo, te presento a Lorenzo, mí amigo y mí abogado, es amigo de Norma, gracias a él, tengo trabajoEntonces Ricardo le dio la mano y Recordó lo que Norma le había contado, que un amigo abogado, había recomendado a B
Ricardo todavía charlaba con Norma en su hotel, acerca de los planes que tenía con Bianca, cuando recibió una llamada inesperada, era Lorena, su ex suegra, cada vez que a Ricardo le tocaba cruzar alguna palabra con aquella mujer, que eran ocasiones muy escasas, su mente ya estaba preparada para hacer frente a las palabras arrogantes que solían salir de la boca de aquella dama, quién siempre estuvo en desacuerdo con la relación de Beatrice y Ricardo, porque según ella, el era todo lo contrario a lo que Lorena imaginó para su hija, no era rico de cuna, y además, el nunca accedió a los caprichos de aquella vieja malhumorada, que siempre quiso manejar la relación de Ricardo y Beatrice a su antojo, Beatrice como amaba a Ricardo, decidió alejarse de su madre para construir su vida al lado del hombre que ella decía amar, por un lado, hizo su fortuna con trabajo duro, y en menos de lo que se imaginó, se convirtió en un magnate de la industria Hotelera, en el más respetado de toda ItaliaCuand
Después de unas horas de viaje y un gran susto que se había pegado Ricardo, llegó a su mansión, lo primero que hizo fue pegarle un fuerte abrazo a su hija Carmina que lo recibió en la sala —papà, está todo bien –le pregunto ella al ver su reacción—si, pequeña, está todo perfecto, es que fueron muchos días sin verte, y ya te extrañaba –añadió.La madre de Ricardo, también salió a recibirlo—hijo, te noto un poco pálido, ¿estás bien? –le preguntó–si mamá, necesito que hablemos –contestó el, invitándola a subir a su habitación para hablar en privadoRicardo abrió la puerta de su cuarto, y notó, que todas las pertenencias de su difunta esposa, seguián repartidas en cada rincón, se quedó parado, mirando fijo por unos segundos, mientras por su mente, se cruzaban las imágenes de Beatrice y Bianca, y no aguantó quedarse en esa habitación, cerró la puerta y dió la espalda, su madre que estaba detrás de el, preocupada preguntó–hijo, me tienes muy nerviosa, ¿que pasa? –le cuestionó su madr
La mañana del domingo del diez de abril estaba soleada, cálida, llena de una energía que irradiaba a través de la ventana de la habitación de Bianca, eran las 11 de la mañana, en plena primavera, y Bianca ya se estaba alistando para visitar a los Ferraris en Florencia, asi como estaba el sol radiante, estaba ella, se había vestido con los colores de la estación, llevaba puesto un hermoso vestido amarillo, estampado con unas vistosas flores, blancas y verdes, y una sandalias blancas con tacones, que le hacian destacar sus agraciadas piernas.Despues de vestirse, se ató su pelo, se vio al espejo, ese peinado que se habia hecho parecia refinar mas su bello rostro aterciopelado, se pintó los labios de un rosa tenue, se delinió los ojos con rimel negro, empolvó su rostro para sacar el esceso de brillo de el, buscó en su gabetero su perfume, ese que usaba hace mucho tiempo, un dolce, el “Ligh Blue” suspiró el aroma en el ambiente, parecía disfrutarlo cada vez que llevaba puesta esa fraganc
Ricardo y Bianca se quedaron unos minutos a solas, lo suficiente como para que Ricardo se diera cuenta de la fascinación que tenía Bianca con Carmina, y él, por momentos, veía en Bianca, la imagen de Beatrice, pero, aunque se parecían mucho, sin duda, también se diferenciaban también en algunos aspectos, Bianca, era más delgada, su tés de piel un poco más oscura, la contextura de su cuerpo, sin duda, delataba que era una mujer latina, con unas curvas, bien definidas, y su pelo, una mezcla de textura, pero Beatrice, era totalmente Europea, mientras Ricardo observaba a Bianca, se cuestionaba, ¿De dónde venía la conexión de Bianca con Beatrice? No lo sabía, pero si de algo estaba seguro, era que no se iba a quedar con las dudas —tienes hijos—le preguntó Ricardo a Bianca, ella se mantuvo callada, mientras en su cabeza pensaba qué contestar —pues no —contestó, pasando su mano por la panza, mientras al mismo tiempo desviaba su mirada, con una sonrisa fingida para disimular la angustia que
Era un hecho, Ricardo le había dado la bienvenida a su vida a aquella mujer misteriosa que apareció en el velatorio de su esposa, ya conocía su nombre y apellido, el ya estaba enterado de su origen, pero, ¿Era cierta toda aquella información que Bianca le suministro? En verdad, la madre de Bianca era hermana del padre de Beatrice, pues, Ricardo no estaba del todo seguro, para comprobar, solo tenía la versión de Bianca, pero, el era un hombre de mucho poder, e influencia y tenía la Facultad de investigar lo que quisiese, de hecho, en los días posteriores a la visita de Bianca a su casa, fue lo que hizo, estaba confiando lo más preciado de su vida, que era su hija Carmina, a una mujer que decía ser la primera hermana de su ex mujer, aunque el en el fondo creí esa versión, había algo que le daba esa seguridad, pero era mejor despejar todas las dudas.Bianca, había vuelto a incorporarse a su trabajo de Recepcionista en el hospital en Venecia, y paralelamente, llevaba una semana planean