Capítulo Trece

Lo que ocurrió en casa de sus padres no puede volver a suceder.

Se supone que no me gusta.

¿Cierto?

Maldigo mientras vamos de camino al casino.

Durante el viaje, Bianca fue una compañía agradable y la excusa para no hablar sobre lo que había sucedido antes de que interrumpiera el momento en que mi cerebro dejo de funcionar y estaba por entregarme a Renzo.

Cuando llegamos a Palermo. Bianca se fue al departamento de Arístides y así, alistarse para esta noche.

En cambio, Renzo y yo habíamos ido a un departamento que este, tiene a pocas manzanas de distancia del de Arístides.

Cuando llegamos, intento hablar conmigo, pero le dije que tenía mucho por delante para esta noche. Respeto con desagrado el corte violento de intenciones hacia mí.

Me esmeré en verme bien.

Había comprado un vestido rojo, con un escote en V profundo. La falda tenía vuelo y mostraba una gran parte mis piernas.

Cuando lo vi en la tienda de Aurora, me enamoré de él.

Y por el gesto de Renzo, supongo que acerté.
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