Después de un viaje tranquilo. El conductor nos deja en la clínica de Franco.El lugar es impresionante, y entiendo que el hombre es muy reconocido en su especialidad. Entiendo, porque Bianca se arriesga a la furia de Renzo.Me siento en la sala de espera, mientras Bianca es llevada hasta la consulta de Franco.Tomo una revista de medicina, y me encuentro con un reportaje en inglés sobre la labor altruista que realiza Franco a través de su clínica, y paso el tiempo hasta que veo a Bianca caminar por el pasillo en compañía de Massimo.El hombre lleva una bata blanca de médico.Me pongo en pie.—Señora, Vitale —espeta en tono algo ¿Sarcástico?Evito resoplar.—Señor Moretti —mi tono es formal.— Franco, por favor —mira a Bianca —Si te decides, solo debes llamar a mi asistente, y ella te dará los pormenores —asiente algo pensativa.—Supongo que, lo pensaré seriamente luego de la boda—Frunce el ceño —No quiero retrasarla por la recuperación.—Es una sabia decisión —asiente Franco.Me mira
POV RENZO. —Vaya, veo que saliste a dar un paseo. Las palabras vienen de mi padre, que está sentado en el salón, tomando una copa de su oporto. —Necesitaba despejar mi mente un poco—digo avanzando por el lugar con la intención de irme a la habitación. Necesito cambiarme y seguir trabajando. —Sabes que, te has comportado como un idiota con tu hermana y tu esposa. Me detengo y lo volteo a ver. —¿Disculpa? Suspira y me mira como si fuera un estúpido. —Ninguna tiene la culpa de tus problemas con otros —continúa. —No soy un niño al que tengas que reprender por discutir con mi hermana pequeña. Mi padre me atraviesa con la mirada, y cierro mi boca de inmediato. ¡Maldición! —Eres un testarudo —niega —Pero, estréllate tú solo. Lo miro sin entender. —Nunca vas a ganar una batalla con tu mujer. Puedes pelear y maldecir todo lo que quieras, pero es así. —No te veo peleando con mamá. Me da una mirada divertida. —Que no, nos veas discutiendo en medio del salón. No quiere decir q
Necesito ver esa mirada viperina.Esas palabras son las primeras que vienen a mi cabeza, todo está confuso, y siento como si una aplanadora me ha pasado por encima.No una, ni dos. Mil veces.Me remuevo, intento abrir los ojos, pero me pesan demasiado.Lo último que recuerdo es estar sobre lirio, el relámpago, la sensación de caer y luego nada.Intento de nuevo abrir los ojos, y esta vez lo consigo.Estoy en una habitación de hospital y la luz se filtra por la ventana. Miro mi brazo y tengo una vía, un dispositivo en mi dedo que mide mis pulsaciones.La puerta se abre, y veo a Renzo entrar llevando un vaso con lo que supongo en café.Cuando mira hacia la cama, nuestros ojos se encuentran y veo el momento en que su gesto se suaviza.—¿Cuánto llevo aquí? — es lo primero que digo.Suspira.—Desde anoche —replica, acercándose y tomando asiento en el sofá individual junto a la cama.Alarga la mano y presiona un botón.—¿Recuerdas que paso? —su tono es suave. Como si…Niego.La puerta se ab
Han pasado un par de días desde que llegue del hospital. Dos días en los que, si no salgo de esta habitación, voy a volverme loca. La familia de Renzo ha sido muy amable, y se han preocupado por mí. Eso, no hay como pagarlo. En cuanto a Renzo. Bueno, está algo diferente. Ha sido amable, en las noches se asegura de que estoy cómoda y he tomado mis analgésicos. Oficialmente, la pared de almohadas se ha ido, y compartimos la cama sin problema. Me acerco a la ventana, y miro a través de esta. Puedo ver la hermosa mañana. De repente, una risa estridente y desagradable llama mi atención, y miro atenta como Renzo camina junto a un grupo de personas. Y, vislumbro una figura conocida. Una mujer alta, curvilínea, de cabello castaño claro. Están más cerca y es imposible no reconocer a la amiga de Bianca. Dolly Parton está de visita, y va enganchada del brazo de Renzo. Hermoso. Delante de estos, van Bianca, y Lorenzo, que habla con un hombre de alrededor, su misma edad. Los veo perderse
—¿Estás segura de que estás bien para salir esta noche?Pongo los ojos en blanco cuando Renzo me hace la misma pregunta de nuevo.Sí. Lo ha preguntado los últimos cuarenta minutos.Estamos en su departamento de Palermo.Bianca y Darío quería que nos uniéramos a una cena con ellos, y acepte.—Necesito salir.Además. Mañana era la fiesta de cumpleaños de Lorenzo.No sé cómo sentirme al respecto. Renzo se ha cerrado más en sí mismo, y sus paredes parecen reforzadas.Su humor no es el mejor, pero no dice nada.Termino de ponerme un poco de labial y me doy por satisfecha.Llevo un vestido por encima de mis muslos, de finos tirantes, color rojo.Tomo mi pequeño clutch, y lo miro de pie en la puerta de la habitación.—¿Nos vamos? — inquiero.Sin decir más, salimos del departamento y un coche nos espera abajo para llevarnos hasta donde Bianca y Darío nos esperan.Camino al lugar, miro a Renzo.—Estás muy callado.—No tengo nada que decir.Su tono duro me sorprende un poco.Al llegar al restau
No estoy de humor.Sencillamente, no deseo verle el rostro a Renzo después de nuestra discusión anoche.Flashback.—Sube al auto —espeta en tono frío.Estamos afuera del club, y él está furioso.Bueno, me importa un culo en este momento.No me muevo.Detrás, tengo a Darío, y Bianca. La segunda está recostada a un costado de su prometido.Ambos están en silencio.Renzo abre la puerta del coche, y no veo al conductor. Lo que deja claro que él, ha venido por su cuenta esta vez.—Sube, Sam —inclina la cabeza a un lado— O te subo. Decide.Pendejo.De mala gana me doy la vuelta, y miro a la pareja.—Lo siento por haber arruinado su noche.—No te preocupes —niega, Darío.—Renzo puede ser un imbécil, pero vas a estar bien— Bianca arrastra las palabras.Sonrío, y Darío deja un beso en su cabeza, con expresión divertida.—Hay que meterte a la cama —le dice.—Eso está mejor —canturrea.Me rio.—¡Sam!Maldición.—Buenas noches— me despido, y con la cabeza en alto, avanzo hasta donde Renzo me sost
Arrojo dentro de la maleta las últimas prendas.Miro alrededor para cerciorarme de estar dejando nada.Estamos por partir al aeropuerto, y tomar avión que me llevará de regreso a Miami.Sin embargo, hay algo con lo que no contaba, y es que los padres de Renzo vendrán con nosotros.La noticia nos tomó a los dos por sorpresa. La situación es tan insostenible que casi a media noche me retire debido a un fuerte dolor de cabeza. Subí aquí, me tomé unos analgésicos y caí como un tronco en la cama.No me di cuenta, cuando Renzo dejo la fiesta, y tampoco me molestó con el tema. Pero, está claro que necesitamos hablar del asunto.Durante el desayuno. Lorenzo dejo claro que, está emocionado con el viaje y el hecho de compartir con su hijo un poco más.Jodidamente, genial.—Esto es un desastre con letras mayúsculas —. Murmuró mientras tomo mi último par de vaqueros, y los arrojo a la matera sobre la cama.La puerta se abre y veo a Renzo entrar a la habitación. Su gesto no ha cambiado, es como si
El avión privado de Renzo aterriza sin problemas en aeropuerto de Miami. Y, después de pasar por control de seguridad, lo único que quiero es dormir. Estoy agotada y algo groggy por el jet lag me está afectando.El chófer de Renzo nos espera y junto a Lorenzo suben las maletas. El hombre tiene una sonrisa en su rostro.—Es bueno tenerlo en casa, Señor —Dice el hombre antes de mirarme, y aclararse la garganta.—Señora.Asiento, y evitó resoplar.—¿Cómo está todo? —interviene Renzo para quitar la atención sobre mí. Se lo agradezco.Ellos hablan al tiempo que subimos al auto.—¿Estás bien? —la pregunta viene de Gianna, que está sentada a mi lado.—Solo, algo cansada. Sonríe y me da una palmadita en la mano.—Lo bueno es que, ya están en casa, y puedes descansar.—Claro, casa —susurro. El viaje hasta el edificio donde Renzo vive es algo tardío por el tráfico.Mientras nos acercamos, los nervios me pueden. Pero, también me siento mejor, ya que mañana podré ir a ver a mi madre, y lleva