Capítulo Veinticuatro

No estoy de humor.

Sencillamente, no deseo verle el rostro a Renzo después de nuestra discusión anoche.

Flashback.

—Sube al auto —espeta en tono frío.

Estamos afuera del club, y él está furioso.

Bueno, me importa un culo en este momento.

No me muevo.

Detrás, tengo a Darío, y Bianca. La segunda está recostada a un costado de su prometido.

Ambos están en silencio.

Renzo abre la puerta del coche, y no veo al conductor. Lo que deja claro que él, ha venido por su cuenta esta vez.

—Sube, Sam —inclina la cabeza a un lado— O te subo. Decide.

Pendejo.

De mala gana me doy la vuelta, y miro a la pareja.

—Lo siento por haber arruinado su noche.

—No te preocupes —niega, Darío.

—Renzo puede ser un imbécil, pero vas a estar bien— Bianca arrastra las palabras.

Sonrío, y Darío deja un beso en su cabeza, con expresión divertida.

—Hay que meterte a la cama —le dice.

—Eso está mejor —canturrea.

Me rio.

—¡Sam!

Maldición.

—Buenas noches— me despido, y con la cabeza en alto, avanzo hasta donde Renzo me sost
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