De pie, en medio de mi habitación, miro alrededor mientras intento pensar que más guardar en la maleta.Se supone que hoy debo ir a la casa de Renzo.Había pasado el domingo con mi hermana y estaba tranquila. Así que, me iría sintiéndome más segura.Esta mañana, cuando me levante, tenía un mensaje de donde me decía que debía estar en su casa antes de mediodía.¡Lo envió a las seis!¿Es que no duerme?Niego.Termino de hacer mi maleta y salgo de mi pequeño departamento, no sin antes asegurarme que todo está en orden.Una vez en la calle, tomo un taxi.—Aquí vamos, Sam —susurro cuando el taxi se incorpora al tráfico de Miami.Le había pedido a Adrián estos días y, me dijo que, si los tomaba, dejaba claro que estaba renunciando al trabajo.Sin embargo, ya había pagado los cinco mil dólares que Renzo me había depositado.Así que, no era como que, tenía que decidir.Otra cosa que sucedió, fue la llamada que recibí de Laura, muy feliz porque Renzo Vitale había pagado por dos semanas más. Al
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