Avanzo por los potreros y escucho a Bianca darme una explicación de todo.El lugar, sin duda, es hermoso y el paisaje que vislumbro, es tentador.Después de mi pelea con Renzo, este desapareció.Me quede en la habitación hasta que Bianca, llego por mí y me insto a cambiarme para montar.Bianca se detiene en una cuadra y se acerca uno de los caballos dentro de su establo.— Esta es lirio —anuncia mientras, acaricia la cabeza de una hermosa yegua blanca.Alargo la mano despacio.— Es preciosa.Bianca sonríe.— Es dócil. Así que, no tendrás problemas con montarla.— Gracias. —Me rio —Tú, ¿Cuál vas a montar?— Andrómeda, es mi bebé — espeta — ven— avanzamos y al pasar frente a uno de ella este resopla.Bianca pone los ojos en blanco.— Este, es diablo — arqueo la ceja ante el nombre — Renzo le puso el nombre— se ríe — Es suyo.— Vale. Las cosas se parecen a su dueño — murmuro.— Mi hermano tiene un temperamento algo especial. Pero, eso ya lo sabes.Me mira de soslayo.Resoplo y ella niega
— No. No. No — canto en tono serio — No voy a tomar tu tarjeta.Renzo me regala una mirada brillante.Está de pie, en medio de la habitación, vistiendo solo los pantalones de pijama y el torso descubierto, mientras me tiende su tarjeta de crédito extendida.— Solo cógela y compra algunas cosas — se lleva la mano y aprieta el puente de su nariz — Mi hermana va a pensar que soy un tacaño. Se supone que eres mi esposa.Resoplo.— No me siento cómoda.— Solo tómala y compra lo que creas conveniente.— Renzo.— No discutamos por esto, es muy temprano.Ruedo los ojos.Por más que quiera discutir, sé que tiene razón. Le quito la tarjeta y la meto en mi bolso.— Eres un insufrible. — Susurro.Lo escucho reírse entre dientes.Lo veo meterse al baño, mientras yo me voy al vestidor para prepararme para el día que me espera justo a Bianca.Me pongo unos vaqueros ajustados, un blusón, largo, sin mangas, color blanco. Y, arreglo mi cabello.Estoy sentada en el banquillo, en medio del vestidor ponié
Estoy agotada.Bianca es una maquina para gastar dinero.Definitivamente ella sabe cómo mantener el dinero en circulación.Son pasadas las cuatro cuando regresamos a la villa.Al final, cedi un poco y compré cosas realmente hermosas.Puedo ser alguien obediente cuando le conviene.La tienda de Aurora tiene mucha variedad de prendas y una, es más divina que la otra. Así que, si Renzo tiene algún problema con eso, puede irse al carajo.Porque fue él, quien me pidió gastar algo de su dinero.La casa está en silencio. Así que, ambas subimos con nuestras bolsas.— Gracias por acompañarme en este paseo.Miro a Bianca con una sonrisa genuina.— Gracias a ti por invitarme —nos detenemos en lo alto de las escaleras —No voy a negar que al principio estaba algo aprensiva ante la idea de ir a comprar, pero me alegra haber ido por estas preciosuras— levanto mis manos.— Que sea una actividad cada que vengas.— Por supuesto— le guiño.Sin embargo, me siento mal, ya que, lo más probable es que desp
Lo que ocurrió en casa de sus padres no puede volver a suceder. Se supone que no me gusta. ¿Cierto? Maldigo mientras vamos de camino al casino. Durante el viaje, Bianca fue una compañía agradable y la excusa para no hablar sobre lo que había sucedido antes de que interrumpiera el momento en que mi cerebro dejo de funcionar y estaba por entregarme a Renzo. Cuando llegamos a Palermo. Bianca se fue al departamento de Arístides y así, alistarse para esta noche. En cambio, Renzo y yo habíamos ido a un departamento que este, tiene a pocas manzanas de distancia del de Arístides. Cuando llegamos, intento hablar conmigo, pero le dije que tenía mucho por delante para esta noche. Respeto con desagrado el corte violento de intenciones hacia mí. Me esmeré en verme bien. Había comprado un vestido rojo, con un escote en V profundo. La falda tenía vuelo y mostraba una gran parte mis piernas. Cuando lo vi en la tienda de Aurora, me enamoré de él. Y por el gesto de Renzo, supongo que acerté.
La noche termina sin otro traspié. Después de que, Renzo dona todo lo que ha ganado en las partidas disputadas, salimos del casino. Nos despedimos de Bianca y Arístides antes de partir al departamento a descansar. Durante el camino, el silencio es el protagonista. Al llegar al departamento de concepto abierto, ubicado en el centro de Palermo, no aguanto más e intento saber qué fue lo que en realidad sucedió entre él y Franco. — ¿Sabes? — comienzo — Tu amigo me causo curiosidad. Este, está dejando sobre el sofá del salón, la chaqueta de su esmoquin y me fulmina con la mirada. —Ese imbécil no es mi amigo. —Bueno, Franco. — Digo, en cambio. Se endereza y me mira desde suposición con las manos en la cintura. — ¿Qué quieres saber? — ¿Quién es Lía? Lo sé, soy una cotilla. — ¿Celosa? — arquea una ceja. —No seas ridículo— respondo de forma rápida. Muy rápida. Resopla. —Lía era una chica que conocí en la universidad. — comienza de manera escueta. Avanzo por el salón y me voy
La mañana siguiente el sol se filtra por la ventana y me remuevo con ganas de desaparecer.No estoy segura de poder verle la cara a Renzo.No, no Después de lo que hice y lo que le dejé hacerme.Iré al infierno.Resignada, salgo de la cama sin preocuparme por mí desnudes.Porque, seamos honestas. El hombre ya ha visto todo lo que hay.Niego y alejo los recuerdos por mi bien.Me meto al baño y no hay señales del.—Bien — susurro — No hay nada que decir — me miro al espejo del baño y hago una mueca al ver mi aspecto —Solo fue sexo.Intercambio de fluidos.Resoplo ante el pensamiento.Me doy una ducha e intento relajarme.No pienso romperme la cabeza por lo sucedido.Somos dos adultos, solteros.Que decidieron compartir sus cuerpos y rascarse la piquiña.— Sí. Es eso. — Digo en voz alta.Una vez satisfecha con el baño, salgo de este.Me preparo para mi día.Cuando me he peinado y maquillado un poco. Me pongo unos vaqueros blancos, una camiseta sin mangas, color gris, encima varios collar
Luego de mi intercambio de palabras con Renzo. Hice una caminata por la propiedad.Necesitaba despejar mi cabeza y ordenar todo lo que está sucediendo.Luego, Bianca llegó y me pidió que la ayudara con algunas cosas que está planeando para la boda. Dice que Arístides y ella, ya lo hablaron y él vendrá mañana en la noche y pedir de nuevo su mano.Bianca esta emociona y puedo ver la felicidad brotar de su cuerpo.Después de todo, vale la pena lo que estamos haciendo Renzo y yo.Aunque, a veces quiera matarlo.Solo espero que, las cosas no se vuelvan más raras de lo que ya son solo porque no acostamos. No voy a decir que acostarme con Renzo fue un error.No.Porque lo hice consciente de las repercusiones que esto traería. Lo que me pudre, es que eso ha complicado más las cosas.— Bueno, Sam. Es lo que hay.Resoplo.Ahora, estoy sentada en la biblioteca que, de manera amable, Gianna me había mostrado y en la que había una colección de libros interesantes.Gianna.Es otra causa de mi mal
Frente al espejo, ajusto el vestido rojo, de una sola manga, con una abertura en la pierna. El mismo es el que pienso lleva en la recepción, la misma que la familia de Renzo nos había preparado por nuestro falso enlace.Los últimos dos días habían sido tranquilos y sin sobresaltos.Nuestra dinámica se había asentado después de esa discusión, posterior a nuestra noche juntos.Ambos estamos poniendo todo de nuestra parte, para hacer el mejor trabajo frente a la familia.Sí. Hay ocasiones en las que discutimos y nos queremos matar. Pero, al pasar esa puerta, no nos podemos quitar las manos de encima, y el deseo es más fuerte.Y, me aterra sentir lo que estoy sintiendo por Renzo.Somos dos personas muy diferentes y vemos la vida desde otra perspectiva.Suspiro cuando me doy un último repaso, al mismo tiempo que Renzo sale del vestidor con la chaqueta de su traje en la mano.Nuestras miradas se encuentran a través del espejo.—No estés nerviosa — espeta en tono bajo — Hemos dejado claro fr