Capítulo Quince

La mañana siguiente el sol se filtra por la ventana y me remuevo con ganas de desaparecer.

No estoy segura de poder verle la cara a Renzo.

No, no Después de lo que hice y lo que le dejé hacerme.

Iré al infierno.

Resignada, salgo de la cama sin preocuparme por mí desnudes.

Porque, seamos honestas. El hombre ya ha visto todo lo que hay.

Niego y alejo los recuerdos por mi bien.

Me meto al baño y no hay señales del.

—Bien — susurro — No hay nada que decir — me miro al espejo del baño y hago una mueca al ver mi aspecto —Solo fue sexo.

Intercambio de fluidos.

Resoplo ante el pensamiento.

Me doy una ducha e intento relajarme.

No pienso romperme la cabeza por lo sucedido.

Somos dos adultos, solteros.

Que decidieron compartir sus cuerpos y rascarse la piquiña.

— Sí. Es eso. — Digo en voz alta.

Una vez satisfecha con el baño, salgo de este.

Me preparo para mi día.

Cuando me he peinado y maquillado un poco. Me pongo unos vaqueros blancos, una camiseta sin mangas, color gris, encima varios collar
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