Capítulo Catorce

La noche termina sin otro traspié.

Después de que, Renzo dona todo lo que ha ganado en las partidas disputadas, salimos del casino.

Nos despedimos de Bianca y Arístides antes de partir al departamento a descansar.

Durante el camino, el silencio es el protagonista.

Al llegar al departamento de concepto abierto, ubicado en el centro de Palermo, no aguanto más e intento saber qué fue lo que en realidad sucedió entre él y Franco.

— ¿Sabes? — comienzo — Tu amigo me causo curiosidad.

Este, está dejando sobre el sofá del salón, la chaqueta de su esmoquin y me fulmina con la mirada.

—Ese imbécil no es mi amigo.

—Bueno, Franco. — Digo, en cambio.

Se endereza y me mira desde suposición con las manos en la cintura.

— ¿Qué quieres saber?

— ¿Quién es Lía?

Lo sé, soy una cotilla.

— ¿Celosa? — arquea una ceja.

—No seas ridículo— respondo de forma rápida.

Muy rápida.

Resopla.

—Lía era una chica que conocí en la universidad. — comienza de manera escueta.

Avanzo por el salón y me voy
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