Don Leonardo llegó a Paris con Orlena, Max los recibió en el aeropuerto y los llevó directamente al hotel para registrarlos y dejar el equipaje, Aura viajó con ellos para ocuparse de la pequeña, quien había estado concentrada en su Tablet investigando sobre las lesiones de su madre.Se encontraron con Emiliano en el hospital, Elizabeth ocupaba una habitación privada donde él se había instalado también, allí Max se encargaba de llevarle ropa y comida, trabajaba en su portátil y esperaba pacientemente, aunque sin dejar de rezar, a que su esposa recuperara la consciencia.Orlena entró de la mano de su abuelo y después de abrazar y besar a su papito, la ayudaron a acercarse a su madre. –Hola mamita, ya estoy aquí, he averiguado mucho sobre tu lesión y es muy importante que pongas de tu parte, papito y yo necesitamos que luches con todas tus fuerzas para despertarte, hablaré con el médico porque también necesitas estímulos externos, pero la mayor parte del trabajo es tuyo.
En los años siguientes la vida del CEO Emiliano Riva y su esposa Elizabeth Mancini evolucionó mucho. Ella se convirtió en directora de Finanzas, cargo que alternaba con la maternidad porque luego de Danilo, al año siguiente había dado a luz a Lorenzo y dos años después nació Francesca, esta pequeña acababa de cumplir 4 años. La familia en pleno estaba reunida en la Universidad de Roma La Sapienze, donde Orlena Riva Mancini recibiría los títulos de Biotecnología y de Informática aplicada e inteligencia artificial. Se quedaría en la universidad como facilitadora mientras estudiaba una maestría, antes de viajar a Francia ya que aun tenía la oferta de convertirse en investigadora para el hospital Lariboisiere de Paris. Emiliano había sido muy enfático al decir que no le permitiría irse a Francia antes de cumplir al menos 16 años, que pudiera conducir y demostrarle que sabría vivir sola respetando las normas. Igual ya él había dispuesto un ejercito de personas que estarían al cuidado de s
–Señor Emiliano, señor por favor, ya es hora de arreglarse para ir a la ceremonia.–Estoy ocupado Max –respondió agitado porque estaba alternando sus estocadas entre una morena voluptuosa y una rubia platinada que gritaba de placer, tenía a las dos mujeres desnudas frente a él con sus caderas levantadas al aire.–Pero usted me dijo que le avisara.–Joder Max, en mi habitación está el traje, póntelo y vas por mí.Al otro lado de la puerta su fiel servidor contuvo la respiración, él no podía hacer eso, ya estaba casado.–Yo estoy casado señor.–No te vas a casar tú, solo vas a representarme, inventa cualquier cosa para excusarme.–Eso no va a salir bien…–¿Vas a seguir interrumpiéndome?, haz lo que te digo.El hombre llamado Max, fue a la habitación de su jefe y tomó el traje de tres piezas, el chaleco haría juego perfectamente con el traje que se le había enviado a Elizabeth.Emiliano había accedido a casarse porque su padre seguía empecinado en la estúpida tradición de su abuelo de qu
La boda se celebró el viernes y durante todo el fin de semana, los recién casados no tuvieron contacto alguno, sobre todo porque Emiliano no volvió a aparecer en la casa donde estaba alojada su esposa.Él continuó su vida como la ha llevado hasta el presente entre amigos y mujeres cuando no estaba en su oficina y ella tomó la determinación de ignorarlo por completo, incluso en la empresa donde comenzaría a trabajar a partir del lunes.Se levantó muy temprano y se preparó calmadamente, seleccionó muy bien los trajes que usaría durante la semana, por lo que su arreglo personal resultó impecable, era una mujer muy hermosa y lo sabía. Bajó a la cocina por una taza de café y se encontró a su suegro desayunando. –Buenos días señor Riva. –Buenos días Elizabeth, ¿ya lista para tu primer día de trabajo? –Así es, muchas gracias por esta oportunidad laboral, la aprecio mucho. –Gracias a ti por aceptar, leí sobre tus logros académicos y sé que serás
Elizabeth estaba completando los formularios de ingreso a la empresa cuando fue notificada de que el CEO Emiliano Riva solicitaba su presencia en su oficina, asintió y terminó calmadamente de cumplir con los requisitos de nuevos empleados.Al terminar se dirigió al último piso del edificio donde se encontraban las instalaciones de Presidencia, llegó y fue recibida por la cara de muy pocos amigos de la recepcionista del piso. –¿Qué desea? –Buenos días, he sido notificada de que el señor Riva quiere verme. –¿Quién le notificó? –No sé su nombre, alguien llamó a Recursos Humanos. –Voy a verificar –marcó un número, habló algo que Elizabeth no entendió y enseguida apareció otra chica, alta y vestida para matar, quien vio a Elizabeth de pies a cabeza, antes de decir: –¿Tú buscas al señor Riva? –Sí. –¿Para qué? –Pregúntele a él, fue quien pidió verme. –Espera aquí.Se dio me
Desde que Elizabeth salió del internado e ingresó a la universidad la relación con su padre comenzó a deteriorarse, le advirtió muchas veces que asociarse con su tía, la hermana mayor de su progenitor, no era buena idea, porque ella siempre fue muy frívola, se había casado varias veces y cada vez lo hacía con hombres mucho más jóvenes que ella, que solo se aprovechaban de sus contactos para entrar al mundo de la música o del modelaje.Su última jugada fue dejar a su padre en la ruina, su pareja la manipuló de tal manera que cumplió todos sus caprichos, abusó de la confianza de su hermano y desvió todo el capital de la familia a unas cuentas imposible de rastrear.Elizabeth, en ese entonces, vivía con una compañera cuyo hermano le había ofrecido un cargo en su empresa londinense, tuvo que rechazarlo y regresar a Italia para cumplir con ese absurdo acuerdo en el cual terminó casada con Emiliano Riva.Un momento después de firmar el acta matrimonial su padre tenía a su disposición todo e
Llegaron a la sala de reuniones y por mucho rato se enfocaron en analizar las propuestas que tenían sobre la mesa, todas eran altamente beneficiosas para ambas empresas, por lo tanto, Emiliano Riva y Trevor Williams estaban a punto de convertirse en socios, solo faltaba un detalle que Emiliano quería aclarar antes de firmar cualquier acuerdo y esperaba ansioso la hora de salir a comer para poner todas las cartas sobre la mesa. –Señor Williams quise que viniéramos a comer solos porque necesito aclarar algunas cosas antes de establecer algún trato con usted. –Siéntase en libertad de preguntar lo que realmente quiere saber señor Riva. –Usted dijo que Elizabeth vivió con usted en Londres, ¿puede decirme en calidad de qué? –Antes de responderle necesito saber en qué se basa su interés. –Elizabeth y yo nos casamos el viernes pasado. –¡¿Qué?!, ¿mi pulga ya es una señora casada? –Todavía estoy esperando la res
Elizabeth se dirigía a su oficina cuando en el pasillo se encontró con Trevor. –¿Qué juego se traen ustedes?, la tensión se siente en el aire –preguntó capcioso su amigo. –Esta mañana me invitó a Londres y lo rechacé, hizo todo esto aquí para envolverme y terminé incluida en su viaje. –¿Esta mañana?, ¿vives con él? –Vivo en su casa, no con él. ¿Cuándo te vas? –Esta tarde, mi novia no me permite más de tres noches fuera de casa. –Ajá, sabía que encontrarías quien te domara, jajaja.En el preciso momento que soltaba la carcajada, Emiliano se paró a su lado y con una ceja alzada pregunto: –¿Qué es tan gracioso señorita Mancini? –Nada que usted pueda entender, es algo entre Trevor y yo.La mirada de Emiliano se oscureció y Trevor evitando quedar en el fuego cruzado, intervino rápidamente para anunciarles: –Señores yo me despido, tengo que tomar un vuelo en pocas horas, fue un placer