La boda se celebró el viernes y durante todo el fin de semana, los recién casados no tuvieron contacto alguno, sobre todo porque Emiliano no volvió a aparecer en la casa donde estaba alojada su esposa.
Él continuó su vida como la ha llevado hasta el presente entre amigos y mujeres cuando no estaba en su oficina y ella tomó la determinación de ignorarlo por completo, incluso en la empresa donde comenzaría a trabajar a partir del lunes.
Se levantó muy temprano y se preparó calmadamente, seleccionó muy bien los trajes que usaría durante la semana, por lo que su arreglo personal resultó impecable, era una mujer muy hermosa y lo sabía. Bajó a la cocina por una taza de café y se encontró a su suegro desayunando.
–Buenos días señor Riva.
–Buenos días Elizabeth, ¿ya lista para tu primer día de trabajo?
–Así es, muchas gracias por esta oportunidad laboral, la aprecio mucho.
–Gracias a ti por aceptar, leí sobre tus logros académicos y sé que serás un aporte muy valioso para el director Conti él es el CFO de la corporación y está esperándote ansioso.
–Le confieso que estoy un poco nerviosa, pero saldré adelante.
–Lo sé, Elizabeth sabes que mi hijo, tu esposo, es el CEO de la corporación, gracias a él estamos en excelente posición, lo que quiero decirte realmente es que es muy posible que te lo topes en el edificio, él exigió que no se divulgara lo de su matrimonio, me apena decirlo, pero te ruego que no le comentes a nadie sobre su relación.
–Señor Riva, mi matrimonio no es algo que quiera comentar, no nos engañemos, yo accedí por la situación económica de mis padres y le agradezco mucho a usted su trato amable, mi esposo no se ha preocupado ni siquiera por conocerme y obtendrá el mismo trato indiferente de mi parte. El tiempo que dure este “matrimonio”, me limitaré a cumplir con mi papel de esposa oculta y nada más.
–Lamento mucho el comportamiento de mi hijo y espero que cuando se dé cuenta de lo maravillosa que eres, no sea demasiado tarde para él.
–Debo irme, no quiero llegar tarde en mi primer día.
–Tienes un vehículo a tu disposición y chofer si así lo quieres.
–No, llamaría mucho la atención con un chofer, el automóvil sí lo acepto, muchas gracias.
***
Elizabeth llegó a la empresa, se anunció en recepción y fue conducida hasta la oficina del CFO Augusto Conti, bajo la mirada de los trabajadores que estaban en esos momentos llegando al edificio, de los cuales llamó la atención por su belleza, además de su porte elegante y distinguido.
–Buenos días señor Conti, un placer conocerlo.
–El placer es mío señorita Mancini, tome asiento por favor. Le preparé su descripción de cargo, solo debe presentarse en las oficinas de Recursos Humanos para completar unos formularios rutinarios, eso lo puede hacer después de que se instale en su oficina, la cual ya está acondicionada para usted.
–Muchas gracias, realmente estoy ansiosa por comenzar a demostrarle mis capacidades.
–Puedo preguntarle… ¿de dónde conoce al señor Riva?
–Él es un viejo amigo de mi padre, se reencontraron hace poco y al hablar de mí, surgió la idea de que podría trabajar aquí y bueno…, eso es todo.
–Suerte para mí por ese reencuentro, ya que necesitaba urgentemente alguien lo suficientemente preparado para asistirme, esta empresa ha crecido mucho y es agobiante para mi tanta responsabilidad.
–Entiendo, puede contar conmigo, solo dígame por dónde empiezo.
El CFO feliz por la disposición de Elizabeth, de una vez comenzó a delegarle tareas, seguidamente la llevó hasta su oficina y le presentó a la que sería su secretaria y que lamentablemente la miró con desdén desde el instante en que la tuvo frente a ella.
***
–Buenos días jefe malvado –saludó Stéfano el mejor amigo de Emiliano.
–Y yo, ¿por qué soy un jefe malvado?
–Porque entró una nueva empleada preciosa, según los comentarios, y la enviaste al piso de finanzas y no al de legal.
–¿Cuál nueva empleada?, no tengo idea de quién hablas.
–Esta mañana la recepción estaba conmocionada por una mujer muy hermosa, elegante y distinguida que llegó preguntando por la oficina de Conti, indicó que venía a trabajar con él.
–Pues no sabía, ¿seguro que causó esa impresión?
–Baja a la cafetería para que oigas los rumores.
–Haré algo mejor, voy a la oficina de Conti.
–Yo voy contigo y recuerda que yo supe primero sobre la chica nueva.
Emiliano y Stefano llegaron al piso de finanzas y las secretarias contuvieron la respiración al ver pasar a ese par de ejemplos de belleza masculina, Emiliano con su cabello marrón claro perfectamente cortado y peinado, ojos traviesos y marrones, nariz perfilada, labios medianos siempre sonriendo con picardía, todo su esbelto y trabajado cuerpo vestido con un traje hecho a su medida y que lo hacía lucir como un apetitoso pastel ambulante.
Stefano poseía una negra melena rizada y unos profundos ojos azules que hacían suspirar a más de una fémina a medida que avanzaba al lado del CEO de la empresa. Ambos llegaron hasta la oficina de Conti, quien se asombró al verlos allí.
–Buenos días caballeros, ¿teníamos algún pendiente que olvidé? –preguntó Conti.
–No Conti, no olvidaste nada, pero Stéfano me informó que llegó una empleada nueva a finanzas y me picó la curiosidad porque no sabía que estábamos contratando personal nuevo.
–Bueno Emiliano, es un poco extraño porque la recomendación para su contratación vino directamente de su padre, la joven tiene una impresionante hoja de vida y realmente, yo necesitaba una asistente bien preparada, me disculpo si usted no tenía conocimiento al respecto.
Cuando Emiliano escuchó sobre la recomendación de su padre, recordó que le había dicho que su esposa trabajaría en la empresa, ¿sería la misma chica de la que hablaba Stefano?
–¿Dónde está esa chica?
–Fue a Recursos Humanos para llenar los formularios pertinentes, pero aquí tengo su hoja de vida –indicó extendiendo una carpeta.
Emiliano la tomó y leyó el nombre Elizabeth Mancini, sí se trataba de su esposa, al menos el nombre sí lo recordaba, se quedó observando la fotografía y tragó grueso, verdaderamente era una mujer muy hermosa.
–¿Ves?, te dije que era hermosa, mira esos ojos, esa nariz, esa boquita…
–Stéfano, vas a ir preso por acoso.
–Te lo estoy diciendo a ti no a ella. Quiero conocerla.
–Cálmate y vamos a trabajar, tenemos muchos pendientes.
Emiliano sacó de allí a su amigo, no le había contado a Stéfano de su matrimonio porque era el rey de las indiscreciones, pero tampoco permitiría que se entusiasmara con ella, además ahora él tenía curiosidad por conocer a su esposa, buscaría la forma de hacer que ella fuera a su oficina.
Elizabeth estaba completando los formularios de ingreso a la empresa cuando fue notificada de que el CEO Emiliano Riva solicitaba su presencia en su oficina, asintió y terminó calmadamente de cumplir con los requisitos de nuevos empleados.Al terminar se dirigió al último piso del edificio donde se encontraban las instalaciones de Presidencia, llegó y fue recibida por la cara de muy pocos amigos de la recepcionista del piso. –¿Qué desea? –Buenos días, he sido notificada de que el señor Riva quiere verme. –¿Quién le notificó? –No sé su nombre, alguien llamó a Recursos Humanos. –Voy a verificar –marcó un número, habló algo que Elizabeth no entendió y enseguida apareció otra chica, alta y vestida para matar, quien vio a Elizabeth de pies a cabeza, antes de decir: –¿Tú buscas al señor Riva? –Sí. –¿Para qué? –Pregúntele a él, fue quien pidió verme. –Espera aquí.Se dio me
Desde que Elizabeth salió del internado e ingresó a la universidad la relación con su padre comenzó a deteriorarse, le advirtió muchas veces que asociarse con su tía, la hermana mayor de su progenitor, no era buena idea, porque ella siempre fue muy frívola, se había casado varias veces y cada vez lo hacía con hombres mucho más jóvenes que ella, que solo se aprovechaban de sus contactos para entrar al mundo de la música o del modelaje.Su última jugada fue dejar a su padre en la ruina, su pareja la manipuló de tal manera que cumplió todos sus caprichos, abusó de la confianza de su hermano y desvió todo el capital de la familia a unas cuentas imposible de rastrear.Elizabeth, en ese entonces, vivía con una compañera cuyo hermano le había ofrecido un cargo en su empresa londinense, tuvo que rechazarlo y regresar a Italia para cumplir con ese absurdo acuerdo en el cual terminó casada con Emiliano Riva.Un momento después de firmar el acta matrimonial su padre tenía a su disposición todo e
Llegaron a la sala de reuniones y por mucho rato se enfocaron en analizar las propuestas que tenían sobre la mesa, todas eran altamente beneficiosas para ambas empresas, por lo tanto, Emiliano Riva y Trevor Williams estaban a punto de convertirse en socios, solo faltaba un detalle que Emiliano quería aclarar antes de firmar cualquier acuerdo y esperaba ansioso la hora de salir a comer para poner todas las cartas sobre la mesa. –Señor Williams quise que viniéramos a comer solos porque necesito aclarar algunas cosas antes de establecer algún trato con usted. –Siéntase en libertad de preguntar lo que realmente quiere saber señor Riva. –Usted dijo que Elizabeth vivió con usted en Londres, ¿puede decirme en calidad de qué? –Antes de responderle necesito saber en qué se basa su interés. –Elizabeth y yo nos casamos el viernes pasado. –¡¿Qué?!, ¿mi pulga ya es una señora casada? –Todavía estoy esperando la res
Elizabeth se dirigía a su oficina cuando en el pasillo se encontró con Trevor. –¿Qué juego se traen ustedes?, la tensión se siente en el aire –preguntó capcioso su amigo. –Esta mañana me invitó a Londres y lo rechacé, hizo todo esto aquí para envolverme y terminé incluida en su viaje. –¿Esta mañana?, ¿vives con él? –Vivo en su casa, no con él. ¿Cuándo te vas? –Esta tarde, mi novia no me permite más de tres noches fuera de casa. –Ajá, sabía que encontrarías quien te domara, jajaja.En el preciso momento que soltaba la carcajada, Emiliano se paró a su lado y con una ceja alzada pregunto: –¿Qué es tan gracioso señorita Mancini? –Nada que usted pueda entender, es algo entre Trevor y yo.La mirada de Emiliano se oscureció y Trevor evitando quedar en el fuego cruzado, intervino rápidamente para anunciarles: –Señores yo me despido, tengo que tomar un vuelo en pocas horas, fue un placer
Estuvieron un buen rato revisando los montos que Elizabeth había resaltado, él la observaba admirando su profesionalismo y destreza, se encontró deseando atraparla en sus brazos para probar su boca que se le antojaba cada vez que ella mordía el lápiz con gesto preocupado; ella sentía su cercanía y su centro palpitaba por lo que ansiaba terminar lo más pronto posible. Con la ayuda de Emiliano, encontró varios cargos que realmente no tenían explicación, él no los había efectuado y tampoco recordaba haberlos autorizado. Lo más notorio era que ocurrían casi inmediatamente después de él efectuar un gasto y los montos eran muy similares a los suyos. –¿Cómo puede haber movimientos de esa cuenta que desconozca?, es exclusiva para usted, debería sea capaz de explicarlos, –inquirió Elizabeth –Un momento, no se te ocurra insinuar que yo mismo me estoy desfalcando. –Aparte de usted, ¿quién más tiene acceso a esos códigos? –Nadie más, ni siquiera
Apenas Emiliano salió del ascensor en el piso de presidencia, fue abordado por Sofía: –Tengo que hablar contigo. Él la miró extrañado y con un gesto le pidió que lo siguiera. Al entrar a la oficina, ella estalló furiosa: –¿Por qué tienes un viaje a Londres y yo no estoy incluida? –preguntó en voz alta. –Ante todo, baja la voz, es un viaje estrictamente de trabajo, no tendré tiempo para distracciones. –¿Estás seguro? –inquirió con ironía–, no intentes engañarme, te vas a llevar a la nueva de Finanzas. –Porque Conti dice que ella hizo el enlace con la oficina de Londres y yo no quiero perder tiempo, así que ella va conmigo y en una semana tengo lista y activa mi asociación con los ingleses. –Mas vale que te comportes cariño, no voy a tolerar que te enredes con la nueva –expresó en tono amenazante. –Sofía, Sofía, a veces pienso que se te olvida tu posición, tú no estás en condiciones de exigirme ab
Elizabeth y Conti regresaron a la oficina al terminar su almuerzo, pocos minutos después ella se dirigió a la oficina de su esposo portando los documentos que él le había solicitado para revisar.Llegó al piso de presidencia y fue interceptada por Sofía… –¿Adónde crees que vas? –El señor Riva me pidió estos documentos para revisarlos. –Dámelos, yo se los llevaré. –No, yo los revisaré con él. –Óyeme bien recién llegada, Emiliano y yo somos pareja, llevamos más de dos años juntos, así que retírate sin daños, el hecho de que vayas con él en este viaje no significa nada, es solo estrategia para sus negocios porque cree que eres inteligente y lo ayudarás en Londres. Así que una vez que regresen presentarás tu carta de renuncia o te haré la vida tan miserable que desearás no haber venido nunca a esta empresa. –¿Terminaste ya tu aburrido monólogo?, como dije tengo unos documentos que debo revisar con el señor Riva –expre
Emiliano cerró la llamada con su asistente después de esa orden y se giró para encontrarse con la mirada de su padre. –¿Qué? –¿Mandaste a investigar a Elizabeth?, ¿te alteró saber que salió de viaje? –Padre, no te metas. –¿Qué te pasa con ella? –No lo sé bien, me desafía, me ignora, me provoca, me vuelve loco. –Jajaja, estás pagando por no haberte presentado a la boda. –No fue tan malo, igual terminó casada y logró cobrar hasta el último centavo del acuerdo, además sigue disfrutando porque tiene una buena cantidad a su disposición. –Sigue diciéndote eso, ¿no se te ocurrió pensar que aparte de su obligación con su padre, podría haber tenido la intención de llevarse bien contigo? –¿Quieres decir que esperaba un verdadero matrimonio? –Tal vez, debes admitir que es preciosa e inteligente, cualquier hombre con cerebro trataría de conquistarla, tú la tenías fácil