Llegaron a la sala de reuniones y por mucho rato se enfocaron en analizar las propuestas que tenían sobre la mesa, todas eran altamente beneficiosas para ambas empresas, por lo tanto, Emiliano Riva y Trevor Williams estaban a punto de convertirse en socios, solo faltaba un detalle que Emiliano quería aclarar antes de firmar cualquier acuerdo y esperaba ansioso la hora de salir a comer para poner todas las cartas sobre la mesa.
–Señor Williams quise que viniéramos a comer solos porque necesito aclarar algunas cosas antes de establecer algún trato con usted.
–Siéntase en libertad de preguntar lo que realmente quiere saber señor Riva.
–Usted dijo que Elizabeth vivió con usted en Londres, ¿puede decirme en calidad de qué?
–Antes de responderle necesito saber en qué se basa su interés.
–Elizabeth y yo nos casamos el viernes pasado.
–¡¿Qué?!, ¿mi pulga ya es una señora casada?
–Todavía estoy esperando la respuesta a mi pregunta señor Williams.
–Beth estudió con mi hermana en la universidad, sabíamos que estaba sola en Londres, así que mis padres le ofrecieron alojamiento, la quiero y la considero una integrante más de mi familia. No hubo nada romántico entre nosotros, pero me siento obligado a decirle que ella puede contar conmigo incondicionalmente. No conozco las circunstancias de su matrimonio, pero de haber sido producto de un romance, ella nos hubiera invitado a su boda, así que supongo que ustedes no llegaron a eso en buenos términos.
–Nada que no tenga solución a corto plazo.
–Dese un tiempo para conocerla y la adorará, se lo aseguro.
–Ahora hablemos de negocios señor Williams –cortó Emiliano, desviando el tema.
***
Cuando regresaron a la oficina, se centraron en revisar los términos del acuerdo, Elizabeth no supo de Trevor hasta el final de la tarde y al encontrarse lo primero que le dijo fue:
–Felicidades por tu boda pulga.
–Así que Emiliano a ti sí te dijo que estamos casados.
–Creo que estaba celoso por la forma en que hablé de ti.
–¿Celoso?, solo es un egoísta prepotente.
–¿Tienes tiempo para salir conmigo un rato?
–Claro que sí, vamos.
Ya en el estacionamiento le envió un mensaje a su suegro.
Elizabeth: Buenas noches señor Riva, vino un amigo de Londres y saldré con él a cenar, llegaré un poco tarde.
Suegro: Disfruta hija y cuídate mucho.
***
Emiliano estaba en el estacionamiento con una de las secretarias, a punto de salir de juerga, cuando vio a su esposa caminando junto a Trevor Williams, los vio subir al auto de ella y salir del estacionamiento. Sin saber por qué y sin querer descubrirlo, se dirigió a su acompañante:
–Linda, acabo de recordar que debo ir a otro lugar, ¿lo dejamos para otro día?
–Sabes que otro día no puedo, hoy es la única oportunidad porque mi marido está de viaje.
–Lo lamento mucho, pero no puedo atenderte hoy.
–Tú te lo pierdes.
–¡Ajá!, exactamente.
“No los voy a seguir, pero estaré en casa, a ver a qué horas se digna llegar mi esposa, eso será motivo suficiente para pedirle el divorcio”.
***
–Muchas gracias por la cena Trevor, de verdad pasé un rato muy agradable.
–Me alegro pulga y no te preocupes, con lo que me contaste de tu boda, te doy la razón para no decirnos nada. De verdad espero que Riva se dé cuenta de lo maravillosa que eres.
–Gracias Trevor, te quiero, nos vemos mañana.
–Buenas noches pulga.
Apenas cruzó la entrada, Emiliano apareció en un rincón con un vaso en su mano, y con tono irónico le dijo:
–Una esposa decente le avisa a su esposo si no va a cenar en casa.
–Un esposo de verdad asiste a la boda, duerme en su casa y no es infiel. Que duermas bien.
Emiliano soltó el vaso y apretó los puños mientras la veía subir las escaleras, tuvo una lucha interna para no seguirla. “Esa mujer no se calla, ¿a todo tiene una réplica?”
***
Elizabeth bajaba las escaleras de la mansión bajo la atenta mirada de Emiliano quien se encontraba al pie de las mismas, la desnudaba con los ojos, o al menos eso sentía ella, llegó al primer escalón y pasó a su lado, murmurando un “buenos días” mientras continuaba camino hacia el comedor donde ya estaba servido el desayuno.
–Buenos días señor Riva –saludó cariñosamente a su suegro.
–Buenos días Elizabeth, ¿dormiste bien?
–Como un bebé –respondió sonriendo.
–Buenos días padre, Elizabeth.
–Buenos días hijo, supe de tu trato con la firma inglesa, felicidades.
–Sí, hoy finiquitamos los detalles y Trevor Williams regresará a Londres para hacerme la antesala, espero reunirme con él la próxima semana. Elizabeth, ¿quieres ir conmigo a Londres?
–No hay forma de justificar que la asistente del CFO viaje con el CEO, no sería bien visto.
–Bueno, alguna otra asistente estará feliz de acompañarme.
–¡Hijo!, no te pases.
–¿Qué?, necesito una asistente en ese viaje, si Elizabeth no quiere acompañarme otra lo hará, es así de simple.
Elizabeth untaba mermelada en una tostada, aparentemente tranquila, aunque por dentro deseaba estamparle el tarro por la cabeza al arrogante de su esposo, pero por nada del mundo le daría a demostrar su verdadero sentir, ella no alimentaría el ego del hermoso hombre que la veía con una sonrisa ladina en sus perfectos labios.
“Sé que te estás haciendo la indiferente esposa mía, a ninguna mujer le agrada que su esposo salga de viaje con otra, pero tú te negaste a ir, aunque encontraré la forma de subirte a ese avión”.
***
Emiliano convocó a una reunión con los directores de su empresa, para enterarlos sobre el último acuerdo que había logrado y presentarles al nuevo socio de la empresa.
El señor Conti asistió con su nueva asistente Elizabeth Mancini quien todo el tiempo estuvo sonriéndole a Trevor Williams, haciendo que el jefe máximo se lastimara las palmas de sus manos de tanto que apretaba los puños.
–Conti, como nuestro director de Finanzas, debes adecuar el sistema para la incorporación de las divisiones londinenses, me gustaría que lo tuvieras listo a la mayor brevedad.
–Ya está hecho Emiliano, Elizabeth se encargó de eso desde ayer y lo terminó justo antes de que viniéramos aquí, así que solo falta la activación del enlace desde la oficina de Londres.
–En ese caso usted o su asistente deberían acompañarme la próxima semana para iniciar el sistema e instruir a las personas que lo manejarán desde allá.
–Yo puedo ir con mucho gusto señor Riva –expresó Conti.
–Pero, ¿quién hizo la adaptación del sistema para integrarlos?
–La hizo mi asistente, la señorita Mancini.
–¿Entonces?
–Perdón que los interrumpa, señor Riva, yo solo seguí las indicaciones del señor Conti, él conoce perfectamente el sistema, recuerde que yo acabo de ingresar.
–¿No se siente capacitada para hacer la adaptación?
–Por supuesto que estoy capacitada.
–Bien, prepárese entonces porque el próximo martes estaremos viajando a Londres.
Elizabeth lo miraba con los ojos entrecerrados, había caído en su juego y terminó accediendo al viaje, todas las miradas de los asistentes a la reunión estaban en ellos, así que hizo un gran esfuerzo para mostrar una calma que estaba muy lejos de sentir.
Por su parte Emiliano, sonreía muy satisfecho por el resultado de su estrategia, presentía que su esposa no soportaría una provocación con respecto a sus capacidades y eso fue lo que usó para unirla al viaje.
–Esta vez caí en su juego, pero no se acostumbre –le dijo cuando todos se retiraban y consiguió un momento para acercarse y hablarle entre dientes.
–Te había invitado de muy buena manera y me rechazaste, deberías saber que a mí no se me niega nada.
–Eso está por verse señor Riva –giró y salió del salón de reuniones.
Elizabeth se dirigía a su oficina cuando en el pasillo se encontró con Trevor. –¿Qué juego se traen ustedes?, la tensión se siente en el aire –preguntó capcioso su amigo. –Esta mañana me invitó a Londres y lo rechacé, hizo todo esto aquí para envolverme y terminé incluida en su viaje. –¿Esta mañana?, ¿vives con él? –Vivo en su casa, no con él. ¿Cuándo te vas? –Esta tarde, mi novia no me permite más de tres noches fuera de casa. –Ajá, sabía que encontrarías quien te domara, jajaja.En el preciso momento que soltaba la carcajada, Emiliano se paró a su lado y con una ceja alzada pregunto: –¿Qué es tan gracioso señorita Mancini? –Nada que usted pueda entender, es algo entre Trevor y yo.La mirada de Emiliano se oscureció y Trevor evitando quedar en el fuego cruzado, intervino rápidamente para anunciarles: –Señores yo me despido, tengo que tomar un vuelo en pocas horas, fue un placer
Estuvieron un buen rato revisando los montos que Elizabeth había resaltado, él la observaba admirando su profesionalismo y destreza, se encontró deseando atraparla en sus brazos para probar su boca que se le antojaba cada vez que ella mordía el lápiz con gesto preocupado; ella sentía su cercanía y su centro palpitaba por lo que ansiaba terminar lo más pronto posible. Con la ayuda de Emiliano, encontró varios cargos que realmente no tenían explicación, él no los había efectuado y tampoco recordaba haberlos autorizado. Lo más notorio era que ocurrían casi inmediatamente después de él efectuar un gasto y los montos eran muy similares a los suyos. –¿Cómo puede haber movimientos de esa cuenta que desconozca?, es exclusiva para usted, debería sea capaz de explicarlos, –inquirió Elizabeth –Un momento, no se te ocurra insinuar que yo mismo me estoy desfalcando. –Aparte de usted, ¿quién más tiene acceso a esos códigos? –Nadie más, ni siquiera
Apenas Emiliano salió del ascensor en el piso de presidencia, fue abordado por Sofía: –Tengo que hablar contigo. Él la miró extrañado y con un gesto le pidió que lo siguiera. Al entrar a la oficina, ella estalló furiosa: –¿Por qué tienes un viaje a Londres y yo no estoy incluida? –preguntó en voz alta. –Ante todo, baja la voz, es un viaje estrictamente de trabajo, no tendré tiempo para distracciones. –¿Estás seguro? –inquirió con ironía–, no intentes engañarme, te vas a llevar a la nueva de Finanzas. –Porque Conti dice que ella hizo el enlace con la oficina de Londres y yo no quiero perder tiempo, así que ella va conmigo y en una semana tengo lista y activa mi asociación con los ingleses. –Mas vale que te comportes cariño, no voy a tolerar que te enredes con la nueva –expresó en tono amenazante. –Sofía, Sofía, a veces pienso que se te olvida tu posición, tú no estás en condiciones de exigirme ab
Elizabeth y Conti regresaron a la oficina al terminar su almuerzo, pocos minutos después ella se dirigió a la oficina de su esposo portando los documentos que él le había solicitado para revisar.Llegó al piso de presidencia y fue interceptada por Sofía… –¿Adónde crees que vas? –El señor Riva me pidió estos documentos para revisarlos. –Dámelos, yo se los llevaré. –No, yo los revisaré con él. –Óyeme bien recién llegada, Emiliano y yo somos pareja, llevamos más de dos años juntos, así que retírate sin daños, el hecho de que vayas con él en este viaje no significa nada, es solo estrategia para sus negocios porque cree que eres inteligente y lo ayudarás en Londres. Así que una vez que regresen presentarás tu carta de renuncia o te haré la vida tan miserable que desearás no haber venido nunca a esta empresa. –¿Terminaste ya tu aburrido monólogo?, como dije tengo unos documentos que debo revisar con el señor Riva –expre
Emiliano cerró la llamada con su asistente después de esa orden y se giró para encontrarse con la mirada de su padre. –¿Qué? –¿Mandaste a investigar a Elizabeth?, ¿te alteró saber que salió de viaje? –Padre, no te metas. –¿Qué te pasa con ella? –No lo sé bien, me desafía, me ignora, me provoca, me vuelve loco. –Jajaja, estás pagando por no haberte presentado a la boda. –No fue tan malo, igual terminó casada y logró cobrar hasta el último centavo del acuerdo, además sigue disfrutando porque tiene una buena cantidad a su disposición. –Sigue diciéndote eso, ¿no se te ocurrió pensar que aparte de su obligación con su padre, podría haber tenido la intención de llevarse bien contigo? –¿Quieres decir que esperaba un verdadero matrimonio? –Tal vez, debes admitir que es preciosa e inteligente, cualquier hombre con cerebro trataría de conquistarla, tú la tenías fácil
Elizabeth no sentía la confianza necesaria para contarle a sus nuevas amigas la verdad de su vida, así que optó por una explicación más dramática. –Es mi ex, aun no asimila que no quiero nada más con él. –¿Dejaste al hombre más bello del mundo?, amiga a un hombre así, se le perdona todo –exclamó una de las chicas. –No es hombre de una sola mujer y yo soy muy egoísta, no podía aceptar que debía compartirlo. –Yo lo comparto, te juro que lo comparto, con tal de estar con él un ratico –dijo riendo otra. –Pues adelante, no creo que se niegue. –No amiga, los hombres así sean ex de las amigas, son sagrados –aseveró la tercera de las chicas.Los hombres de antes, volvieron a acercarse y las chicas se pararon a bailar con ellos, pero Elizabeth declinó la invitación porque la aparición de Emiliano alteró su buen humor, el rubio se sentó a su lado. –¿Tienes problemas en tu matrimonio? –No sé si el tér
Al terminar la comida, Emiliano pagó la cuenta y le ofreció una copa en el bar de la playa. –No gracias, iré a mi habitación a prepararme para regresar. –¿Quieres volver conmigo?, traje auto. –Le agradezco, pero el taxi que me trajo vendrá a buscarme. –Sigues huyendo de mí. –En absoluto, solo no quiero pasar con usted más tiempo del necesario, ya compartimos una comida fuera de la casa y créame eso ya es bastante para lo que me había propuesto. –¿Tanto me odias? –Se equivoca señor Riva, si lo odiara tendría algún sentimiento por usted y eso es algo que no me permitiré. Continuemos nuestras vidas sin molestarnos y así el año pasará rápido. Elizabeth emprendió camino, alejándose de él, quien quedó con una extraña sensación al repetir en su mente lo que ella, tan categóricamente dijo: “…si lo odiara tendría algún sentimiento por usted y eso es algo que no me permitiré…” *** Emiliano fue a su habi
Emiliano salió cabizbajo de la oficina donde le habían permitido reunirse con Sofía, Stéfano al ver su actitud se acercó a él: –¿Qué pasa socio? –No se arrepiente de lo que hizo, trató de manipularme para que la perdonara y al negarme, terminó amenazándome, fui un verdadero idiota con ella. ¿Ves cómo todas las mujeres son unas materialistas? –Yo no me atrevería a generalizar así. –Claro que sí. –Vamos, ahorita estás dolido y furioso por la traición de Sofía, eso se te olvida con un buen par de piernas rodeándote, esta noche nos vamos de conquista. –Tú tienes trabajo, tienes que recuperar lo que esa bruja me robó. –Ya estoy en eso, por suerte el apartamento estaba a tu nombre, así que todo lo que esté allí te pertenece. –¿Qué pasó con la joyería? –El gerente se esfumó, así que eso es prueba suficiente de que era él quien le ayudaba con la estafa, ya hay un aviso de captura, en po