La tomó de la barbilla y su otra mano en la cintura femenina.Sus alientos fundiéndose, la temperatura aumentando y el corazón de Loretta a punto de salirse.Tenía miedo, pero a la vez lo deseaba, tanto, que cuando su guardaespaldas bajó su boca y besó profundo sus labios, ella solo pudo abrirse a su invasión y dejarse devorar.Luca gruñó de placer.Al fin pudo probar a esta mujer que lo enloquecía. Su lengua buscaba a la suya, tomó su cabeza por detrás para guiarla, primero lento y sensual y luego apasionante y demandante. Se comían con gemidos ahogados mientras las manos del pelinegro comenzaron a vagar por los senos, la cintura y entre las piernas de su bella mafiosa.— Vamos a la casa, antes de que cometa aquí una locura … — Luca se separó respirando pesado y duro como una roca, usando todo su autocontrol.— Luca, mi pierna… — Loretta susurró, bajando los ojos, avergonzada.— No me importa, mírame Loretta, mírame, por favor – tomó su barbilla de nuevo — Eso no es importante para
— ¡¿Qué?! – Carlotta se levantó de golpe del asiento.— Eso no sucedió así, ¡se lo he repetido varias veces! Mi jefe me tendió una trampa, solo quería abusar de mí, nunca… nunca me imaginé que haría algo tan bajo y asqueroso. Si no hubiese sido por mi amigo, que llegó para salvarme… ahora estaría violada.— Entonces su “amigo” el otro trabajador del restaurante, Luca Fabbri – el policía buscó el nombre en una hoja de reporte— él empujó al Chef defendiéndola y provocó su muerte.— ¡¡No, no!! ¡¿Cuántas veces quiere que se lo repita?! ¡El Chef se cayó solo! Enojado porque Luca lo enfrentó para salvarme, cuando nos íbamos, intentó atacarnos y resbaló con la grasa del suelo de la cocina. Cayó de espaldas y se golpeó la cabeza con la punta de la encimera de metal.Carlotta relataba de nuevo al policía que recogía su declaración, con lágrimas rodando por sus mejillas y todo el cuerpo en un puro temblor.Esto parecía una pesadilla interminable, todo había sucedido en solo segundos.— Cálmese y
Estaba tan enojada y metida en sus problemas, que no se dio cuenta de que había tomado por una zona, en la cual debería andar alerta. Un parque grande, medio oscuro, con apenas algunas bombillas amarillas, cerca de su casa y el atajo más rápido para llegar, pero, no a esas horas de la noche.De repente, sintió unos pasos a su espalda que la hicieron salir de su dilema mental.Miró a su alrededor y descubrió que el sitio estaba desierto.Con disimulo miró hacia atrás, esperando ver a una parejita romanceando, o a alguien paseando al perro, sin embargo, eran dos hombres, con sudaderas y las capuchas puestas tapando un poco sus rostros.El corazón de Carlotta comenzó a latir con fuerza y temor.Apresuró los pasos, pero sus perseguidores también lo hicieron y lo peor, es que ahora venía la parte de un pequeño bosquecito y la más oscura de todas.De un momento a otro, los hombres no disimularon más y caminaron casi corriendo para perseguirla.Carlotta se mandó a correr de una, desesperada
“Tan apuesto y tan frío. Ah, no tengo suerte en el amor, eso es seguro”Carlotta sabroseó un segundo con los ojos al Duque, lamentando internamente que este llamativo hombre iba a ser su esposo, pero lo que tenía de buen mozo se lo quitaba esa cara de trol gruñón.— Duque, le advertí que esta mujer solo nos avergonzaría. Acaba de entrar por la puerta y ya está causando discordias en la familia.— Hermano, sabes que madre tiene problemas del corazón, yo creo que deberías pensar mejor tus decisiones…De repente, la dulce mujer al lado de la exDuquesa se levantó para apoyar a su madre y miró hacia Carlotta, obviamente señalándola como culpable.Carlotta no entendía muy bien todo este teatro que se había armado de repente.— Madre, ve a descansar, Valentina, por favor, lleva a madre a su cuarto El Duque ordenó, pero con mayor suavidad al hablar con su hermana mayor.— Pero Stefano…— Madre – ya el tono fue más autoritario — Te dije que yo me haré cargo, ¿bien? Ve a descansar y usted, Srt
Carlotta salió al pasillo y suspiró profundo, aunque aparentaba fortaleza, estar entre tanta testosterona no era nada sencillo.“¿Qué comen los hombres de esta casa que están tan buenos?”, pensó, deambulando por el pasillo, sin saber muy bien ahora a dónde ir en este inmenso y lujoso sitio.— ¿Qué hace en esta parte de la mansión? – de repente la voz aguda del ama de llaves le habló a su espalda, sobresaltándola.— Es evidente que buscaba mi habitación, ya que nadie tuvo la decencia de guiarme – Carlotta se giró, recuperándose del susto.— Si se hubiese quedado esperando afuera del despacho, alguien la guiaría – la mujer no soltó prenda y también la miró con desprecio — Sígame, la llevaré a su cuarto.Y con la misma se alejó caminando con Carlotta persiguiéndola.Carlotta estaba algo dudosa, al ver que salieron de la mansión principal por un sendero del jardín, en la parte trasera, y llegaron a otro edificio más sencillo.Por su lado pasaban doncellas que la miraban curiosas, pero con
No dijo nada, aun así, la orden era clara, no podía descubrirse los ojos todavía. La tomó de los hombros y la hizo caminar de espaldas, hasta que las piernas de la Duquesa chocaron con el borde de la cama y cayó sentada. Entonces escuchó pasos, una puerta abriéndose y luego cerrándose. “Hay Dios, ¿en qué rollo me he metido?”, pensó Carlotta, pero no se atrevió a espiar ni un segundo, con todo y lo curiosa que siempre había sido. Al menos no la golpeó, ni le hizo nada raro de látigos y amarras, de hecho, fue más sensual de lo que se imaginó y tenía que admitir, que se había excitado.Pensó que iría a lo macho «abre las patas que voy» pero la cosa no empezó tan mal. En lo que Carlotta hacía miles de teorías conspirativas en su mente, en la habitación de al lado, dos hombres discutían en voz baja. — Stefano, ¿qué te sucede? Espero que tengas una muy buena razón para dejarme así, con el hierro bien parado y sin acción – Fabio se señaló a la bragueta abultada con cara de pocos am
Fabio tomaba su whisky, con las mangas del traje remangado hasta los codos, mostrando sus fuertes antebrazos tatuados, sentado en un cómodo sillón y mirando a las mujeres, bailando eróticamente sobre el escenario semidesnudas. Las bailarinas de pole dance giraban, se contorneaban y abrazaban el duro tubo de metal, como si fuese el amante que se llevarían a su cama esa noche. Una rubia exuberante gateó en cuatro hasta él, observándolo con ojos verdes depredadores. Sus dos enormes senos de silicona, a penas tapados con unas estrellas comestibles de pompones con flecos, se balanceaban provocativos y la mini tanga roja debajo, se tensaba peligrosa contra su coño y entre sus nalgas, a punto de mostrarlo todo al descubierto. Justo frente a él, comenzó a menear las caderas, a alborotarse el cabello suelto, a abrirle las piernas, tocándose al ritmo erótico de la música. Por último, terminó por bajarse del escenario, subirse a horcajadas sobre los muslos de Fabio y empezar a restregarse se
— Idiota, ¿cómo se te ocurre? La arrastramos al auto y nos la llevamos, si total, el auto es robado, se iba a desarmar en piezas esta semana, vamos, vamos antes de que venga alguien…Carlotta estaba media aburrida esperando, abrió su bolsa bandolera y metió el celular, suspirando, pero cuando levantó la mirada al cristal del frente se quedó congelada y su corazón palpitó en pánico, ¡un hombre se acercaba encapuchado a su lado del auto!Sin pensarlo dos veces se abalanzó al asiento del conductor para encender el coche, escapar o poner los seguros, la alarma, huir por ese lado, ¡lo que fuera!Pero no contaba con que la puerta del asiento del conductor se abriera también y fuese halada con brutalidad por otro maleante que también la acechaba.— ¡Suelte…! ¡Mmmm grrjdjd! Forcejaba a la vez que su boca fue tapada por una tosca mano y era controlada sin compasión en una esquina oscura al lado del auto.El otro hombre dio la vuelta y agarró un arrugado pañuelo de su bolsillo para amordazarla