Entró casi a oscuras en el salón lleno de pequeñas cunas y bebés durmiendo, caminó rápido, en puntillas, hacia donde estaba el bastardo Vallucci envuelto en unas mantas, dormido y prácticamente lo que se veía era la mata de pelo negro.Estiró la mano para verle mejor la cara, pero un ruido dentro de la zona del baño, la hizo precipitarse en agarrar al niño y sacarlo del cunero.Llego a la salita donde limpiaba, se agachó con cuidado y lo colocó entre las sábanas sucias que cambiaba en las camas.Tapándolo por completo en la canasta de plástico debajo del carrito, sin pararse a pensar que podía ahogar al bebé.Poco le importaba, lo suyo era escapar ahora, antes de ser descubierta por esas enfermeras.Caminó por los pasillos con el alma en un puño, empujando el carrito de limpieza, casi al punto de volar por el suelo. Llegó al área de los elevadores que bajaban a la recepción y luego al estacionamiento y pulsó el botón, esperando y esperando.6…5…4… El elevador se acercaba a su piso.Y
Las paredes de hierro roídas, el óxido por todos lados, junto con el olor a viejo y a moho, las plantas creciendo salvajes, hacían de este sitio un lugar decrépito y fantasmal.Tenía miedo, pero, aun así, se internó por entre las naves, siempre mirando alerta a todos lados, aguzando el oído y así fue como descubrió al primer hombre que le salió de repente al doblar de una esquina.— ¡BOOO! – exclamó riendo con malicia y Valentina gritó echando de nuevo a correr.Así la tuvieron, corriendo de aquí para allá, jugando con su cordura como una rata prisionera en una ratonera.La fueron llevando a donde querían desde el inicio y Valentina terminó abriendo la puerta de un viejo almacén, tipo contenedor, para meterse adentro.Estaba iluminado por la luz del sol que se colaba por entre los tablones y el zinc del techo, que se caía a pedazos.— Stefano – dijo con miedo, agitada, al girarse y verlo sentado en una silla, en medio del enorme y vacío almacén.Entre ellos había una fuerte reja de ac
— Gracias y dale las gracias a tu jefa. Los invito a mi mansión a una cena familiar para que conozcas a los gemelos y Carlotta, ella estará feliz de verte. — Ha estado un poco triste por tu alejamiento – Stefano confesó.— Bien, iré, ella es mi amiga y siempre lo será – Luca no le recordó que fue él mismo quien lo mandó a volar lejos de la vida de la Duquesa.— Después de la cena hablaremos de negocios que le convienen a tu jefa si quiere lograr el rápido control, no falten – agregó poniéndose los lentes de sol y subiéndose al oscuro Mercedes.El chofer arrancó y avanzó por la carretera rústica desértica, hasta la carretera central.Luca se quedó mirando la partida del Duque en el horizonte, pensando en sus propios asuntos y cómo la tensión sexual entre él y la “jefa” cada vez era más evidente.Solo que ella nunca lo dejaba dar el último paso, tendría que ser más agresivo al conquistar esa mujer.*****1 MES DESPUÉSEl sonido de un llanto despertó a Carlotta, el monitor sonaba con el
La tomó de la barbilla y su otra mano en la cintura femenina.Sus alientos fundiéndose, la temperatura aumentando y el corazón de Loretta a punto de salirse.Tenía miedo, pero a la vez lo deseaba, tanto, que cuando su guardaespaldas bajó su boca y besó profundo sus labios, ella solo pudo abrirse a su invasión y dejarse devorar.Luca gruñó de placer.Al fin pudo probar a esta mujer que lo enloquecía. Su lengua buscaba a la suya, tomó su cabeza por detrás para guiarla, primero lento y sensual y luego apasionante y demandante. Se comían con gemidos ahogados mientras las manos del pelinegro comenzaron a vagar por los senos, la cintura y entre las piernas de su bella mafiosa.— Vamos a la casa, antes de que cometa aquí una locura … — Luca se separó respirando pesado y duro como una roca, usando todo su autocontrol.— Luca, mi pierna… — Loretta susurró, bajando los ojos, avergonzada.— No me importa, mírame Loretta, mírame, por favor – tomó su barbilla de nuevo — Eso no es importante para
— ¡¿Qué?! – Carlotta se levantó de golpe del asiento.— Eso no sucedió así, ¡se lo he repetido varias veces! Mi jefe me tendió una trampa, solo quería abusar de mí, nunca… nunca me imaginé que haría algo tan bajo y asqueroso. Si no hubiese sido por mi amigo, que llegó para salvarme… ahora estaría violada.— Entonces su “amigo” el otro trabajador del restaurante, Luca Fabbri – el policía buscó el nombre en una hoja de reporte— él empujó al Chef defendiéndola y provocó su muerte.— ¡¡No, no!! ¡¿Cuántas veces quiere que se lo repita?! ¡El Chef se cayó solo! Enojado porque Luca lo enfrentó para salvarme, cuando nos íbamos, intentó atacarnos y resbaló con la grasa del suelo de la cocina. Cayó de espaldas y se golpeó la cabeza con la punta de la encimera de metal.Carlotta relataba de nuevo al policía que recogía su declaración, con lágrimas rodando por sus mejillas y todo el cuerpo en un puro temblor.Esto parecía una pesadilla interminable, todo había sucedido en solo segundos.— Cálmese y
Estaba tan enojada y metida en sus problemas, que no se dio cuenta de que había tomado por una zona, en la cual debería andar alerta. Un parque grande, medio oscuro, con apenas algunas bombillas amarillas, cerca de su casa y el atajo más rápido para llegar, pero, no a esas horas de la noche.De repente, sintió unos pasos a su espalda que la hicieron salir de su dilema mental.Miró a su alrededor y descubrió que el sitio estaba desierto.Con disimulo miró hacia atrás, esperando ver a una parejita romanceando, o a alguien paseando al perro, sin embargo, eran dos hombres, con sudaderas y las capuchas puestas tapando un poco sus rostros.El corazón de Carlotta comenzó a latir con fuerza y temor.Apresuró los pasos, pero sus perseguidores también lo hicieron y lo peor, es que ahora venía la parte de un pequeño bosquecito y la más oscura de todas.De un momento a otro, los hombres no disimularon más y caminaron casi corriendo para perseguirla.Carlotta se mandó a correr de una, desesperada
“Tan apuesto y tan frío. Ah, no tengo suerte en el amor, eso es seguro”Carlotta sabroseó un segundo con los ojos al Duque, lamentando internamente que este llamativo hombre iba a ser su esposo, pero lo que tenía de buen mozo se lo quitaba esa cara de trol gruñón.— Duque, le advertí que esta mujer solo nos avergonzaría. Acaba de entrar por la puerta y ya está causando discordias en la familia.— Hermano, sabes que madre tiene problemas del corazón, yo creo que deberías pensar mejor tus decisiones…De repente, la dulce mujer al lado de la exDuquesa se levantó para apoyar a su madre y miró hacia Carlotta, obviamente señalándola como culpable.Carlotta no entendía muy bien todo este teatro que se había armado de repente.— Madre, ve a descansar, Valentina, por favor, lleva a madre a su cuarto El Duque ordenó, pero con mayor suavidad al hablar con su hermana mayor.— Pero Stefano…— Madre – ya el tono fue más autoritario — Te dije que yo me haré cargo, ¿bien? Ve a descansar y usted, Srt
Carlotta salió al pasillo y suspiró profundo, aunque aparentaba fortaleza, estar entre tanta testosterona no era nada sencillo.“¿Qué comen los hombres de esta casa que están tan buenos?”, pensó, deambulando por el pasillo, sin saber muy bien ahora a dónde ir en este inmenso y lujoso sitio.— ¿Qué hace en esta parte de la mansión? – de repente la voz aguda del ama de llaves le habló a su espalda, sobresaltándola.— Es evidente que buscaba mi habitación, ya que nadie tuvo la decencia de guiarme – Carlotta se giró, recuperándose del susto.— Si se hubiese quedado esperando afuera del despacho, alguien la guiaría – la mujer no soltó prenda y también la miró con desprecio — Sígame, la llevaré a su cuarto.Y con la misma se alejó caminando con Carlotta persiguiéndola.Carlotta estaba algo dudosa, al ver que salieron de la mansión principal por un sendero del jardín, en la parte trasera, y llegaron a otro edificio más sencillo.Por su lado pasaban doncellas que la miraban curiosas, pero con