— ¿Y entonces?¿se marchó dejándote sola en la playa? — pregunto Lore
— Si, además me dijo que ya no queria verme mas y que no me acercara nunca más a su hija — les comente, resbalando por mi mejilla una lágrima
— ¿Qué vas a hacer Eli? esa cría te quiere mucho y no dejara de preguntarle a su padre dónde estás — comentó Gina
— Iré a la playa todos los días, por si al padre le da por llevarla, pero no me acercaré mucho para que mi niña no me vea, chicas la voy a echar mucho de menos
— Y también al tío buenorro ¿no Eli? — pregunto Lore, haciendonos reir
— ¿Le vas a decir algo a ese imbécil? yo sí le diría, le diría tantos insultos que lo pondría rojo de vergüenza, que caradura que ha tenido — me contestó Gina
Cuando terminamos las amigas de contarnos, pagamos marchandonos de la cafetería hacia donde estaban aparcados nuestros coches.
— ¿Que vais a hacer mañana? yo pienso seguir yendo a la playa, esto no va a quedar asi, Adrián me tiene que escuchar quiera o no quiera – les dije muy seria
— Adrian te podría acusar de acoso a su hija, Eli piensalo bien — comentó Gina
— No voy a acosar a nadie, solamente esa niña, me ha robado el corazón y quiero verla, me pondre lo mas alejada que pueda, para poder verla aunque sea darse un chapuzón en el mar — les dije
— ¿Y al papi, no lo quieres ver? — me dijo riendo mi amiga
Nos despedimos las tres amigas con un beso, subí a mi coche marchándome a mi casa. Deje el vehículo en el garage y entre en mi casa, pensando en Adrian y en la pequeña Silvia
— !! ELIZABETH MACKENZIE ¡¡ – escuche el grito de mi padre llamándome, desde su despacho
Me acerqué despacio hasta la puerta del despacho viendo que Carlos también estaba, sentado en la silla que había enfrente de la mesa del despacho
— Papá ¿me has llamado? — pregunte como si no fuera conmigo el problema que hubiera
— Carlos me ha dicho, que te ha visto en la playa besando a un hombre ¿que tienes que decir? — pregunto
— Que es mentira y que a Carlos no le importa lo que hago en mi vida — contesté con sarcasmo
— Elizabeth, es tu prometido y le debes respeto, dame otro problema y te mando a un centro de señoritas – me dijo mi padre
— !! PAPA ¡¡ no hay derecho, nadie me ha preguntado si quiero casarme y menos con este, este _____
no me salia la palabra que quería decir
— Carlos me ha comentado de que quiere mañana llevarte para que conozcas a sus padres, quiere que vayas a comer con ellos — me dijo mi padre
— Mañana no puede ser, tengo ya planes — respondí
— ¿Verte con ese don nadie? — me dijo Carlos, poniendo sus dedos en mi barbilla obligándome a mirarlo
— Pues no, he quedado con mis amigas, y no pienso faltar a nuestra reunión y ahora con permiso, me marcho a mi dormitorio, adiós prometido — dije con sarcasmo
Me fui a la cocina buscando a Marta pero no estaba, cogi un vaso para ponerme agua viendo entrar a Carlos sentandose en una de las sillas de la isla.
— ¿Qué quieres? — pregunte
— Ponme un vaso con whisky y dos hielos — me dijo fijandome en la media sonrisa en sus labios
— Aquí no hay Whisky, está en el salón — le dije mientras daba un sorbo de agua
— Elizabeth no te resistas, serás mi esposa pronto, tu padre necesita un heredero y tu eres una mujer, la tradición de la empresa es que las mujeres no pueden dirigir si no están casadas y tu padre está a punto de jubilarse, ¿le vas a hacer daño por esa tontería? Lo perderéis todo ¿es eso lo que quieres? — pregunto
— Para tu informacion, me casaré, pero no contigo — le dije marchándome de la cocina, dejando a Carlos solo
Llevaba varios días acercándome a la playa para ver a la pequeña, pero de un dia para otro ya no la vi, preocupandome por si le había sucedido algo,Segui unos días más acercándome y al no verla, se me ocurrió ir a su casa
No sabía donde vivía, pero como dicen, preguntando se llega a Roma, así que por fin localicé donde vivía Adrian, gracias a unos amigos de mi amiga Gina. Llegué a la casa donde vivía Adrian y su hija, aparcando mi coche cerca de la puerta de aquella casa, baje y me acerque mirando que era una especie de adosado, aunque cada casa estaba bastante distantes una de la otra. Toque al timbre, abriendo la puerta una señora de unos cincuenta años, muy bien vestida
— Usted dirá señorita, qué desea — me dijo con mucha educación
— Soy una amiga de Adrian y la pequeña Silvia, quería saber si estan bien, hace tiempo que no los veo
— ¿Quién es Marga? — escuche la voz de Adrian, mirándonos cuando llegó a la puerta
— ¿Qué haces aquí? creo que te lo deje muy claro — me dijo muy serio
— Perdon por mi intromisión, venia a preguntar si la pequeña Silvia está bien, hace dias que no os veo por la playa — le dije sin apartar mi mirada de él
—- Papi ¿quién es? — escuche a la pequeña sin que dejara de toser, con su vocecita muy débil
Entre en la casa sin permiso, viendo a la niña, agarrada al pasamanos de la esclera sentada en el suelo, cuando entre, me quede mirando las fotos que había colgadas en la pared, mirando después a Adrian
—!! Soy yo ¡¡ ¿cuándo me has sacado estas fotos? — pregunte
— No eres tu, es mi difunta esposa, por eso cuando te vi, me quede mirándote, eres idéntica a Nancy mi esposa fallecida — me dijo
— Yo no tengo hermanos, no me mientas Adrian — le grite
— Mami, no estoy bien, me duele — escuche decir a la niña
— Vamos cariño, a la cama, estás malita y debes estar en la cama, tomando cosas calentitas cielo – le dije a mi niña, la cogi en mis brazos, entrando seguidamente en el dormitorio que ella me señaló con su manita, tumbandola en su cama ante la mirada de su padre
Nada más acostar a la pequeña Silvia en su cama, me rodeo mi cuello con sus cortos bracitos, dándome un beso en mi mejilla, sintiendo el amor que la niña tenía para dar y la verdad que a la pequeña le hacía falta tener a su mama a su lado, Por eso y por ella, yo tenía que intentar quedarme en la casa de Adrian, por lo menos hasta que estuviera mejor o mejorara del resfriado tan fuerte que tenía aunque sabía que a su padre, no le era agradable mi presencia.— Mami no te irás, no me dejes solita, por favor — me dijo la pequeña— Cariño, esta papi contigo y además está Marga también contigo, ellos te quieren mucho y te cuidaran muy bien — le dije acariciando su pelo, esa niña me tenía muy adentro de mi corazón— Te puedes quedar si quieres, por mi no habra ningun problema — me dijo Adrian, no muy convencido — Tendré que ir a mi casa a por algo de ropa, ¿cuantos dias lleva la peque mala? — pregunte— Tres dias, el medico dice que es un resfriado común, pero cuando tose no me gusta, parec
Estaba tumbada junto a la pequeña Silvia en su cama ya que era bastante grande para ser de una niña de seis años, cuando vi entrar a Adrian sentándose al lado de donde estaba su hija, mirando y acariciando el pelo y la mejilla de su hija con el rostro algo desencajado, mirándole yo a él viendo la preocupación que tenía, o el miedo a perder a su pequeña.— Lleva varios días con fiebre y con una tos que me tiene preocupado — me dijo— Los niños pequeños son así, unos días están bien y otros días sin saber porqué enferman, no tengo ni hermanos ni sobrinos, pero se que siempre se ponen bien, ¿el medico que te ha dicho? — pregunte— Que es un fuerte enfriamiento, que no me preocupe, solo que le de la medicación que ves encima de la mesita y que procure que no le suba mucho la fiebre, — me dijo con voz bajita ya que la peque estaba durmiendo— Todo saldrá bien, es una niña muy fuerte y en unos dias estara dando saltos por la casa — le dije sonriendo— Te agradezco que te quedes para cuidarl
Ha partir de esa noche, ya parecía que no había enfrentamientos entre los dos, alegrándome mucho, porque Silvia necesitaba que hubiera buena armonía entre los que estabamos cuidandola. Al dia siguiente, me desperté antes que mi niña, así que aproveché para ducharme como hacía todos los días, aunque habian dias que Marga o Adrian se tenían que quedar con ella, ya que se levantaba y me esperaba sentada en una sillita que había en el cuarto de baño, hasta que yo terminaba de ducharme y volvíamos las dos juntas al dormitorio, ya que la peque era mucho más cabezota que yo en cuestión de lo que ella quería. Ese dia cuando termine de ducharme, tape mi cuerpo con la toalla, volviendo al dormitorio para coger mi ropa y poder vestirme, cuando vi a Adrian entrar mirandome de arriba abajo, sintiendo como me ardían mis mejilla y se erizaba toda la piel de mi cuerpo, ya que su forma de mirarme era de deseo y de anhelo, sabiendo que tenía rojas mis mejillas— Buenos días, ¿cómo habéis pasado la no
Entró conmigo en sus brazos en su dormitorio, me dejo encima de la cama, cerrando después la puerta, volviendo a la cama mientras se quitaba el pantalón corto que llevaba, saltando enseguida su virilidad, Se puso delante de mí de rodillas en la cama, me quitó el camisón que llevaba, dándome vergüenza ya que nunca había estado con un hombre desnuda, pero solo nos veíamos con el reflejo de la luna que entraba por las ventanas. Adrian me cogió los brazos poniéndolos encima de mi cabeza, besando mi cuello, lamiendo mis labios, mis hombros, el nacimiento de mis pechos, apretando su boca con mi boca, cuando empecé a gemir y jadear. — Adrián yo no _____— Shh, calla, solo quiero escuchar tus gemidos y como vas a gritar mi nombre cuando te de los orgasmos que vas a gritar esta noche — me dijo— Pero, por favooooooo, ahhhhh, — — Eso es Eli, sigue gimiendo mientras tengo mi boca en tu clitoris, eres maravillosa, tu sexo sabe como la pura miel — me dijoSubió lamiendo, mordisqueando y besando
Baje de mi coche y entré en mi casa recibiendome con una sonrisa Marta, — Hola mi amor, ¿qué tal lo habéis pasado en la casa de Gina? tu padre está muy enfadado contigo y ese pelmazo de Carlos ha estado todos los días aquí por si regresabas a casa — me dijo Marta— Todo bien Marta, ahora me voy a mi dormitorio, me gustaría descansar — le dije— Eli ¿qué te pasa mi niña? — me pregunto Marta— Ya te lo contaré, ahora no quiero ver a nadie — respondí— !! ELIZABETH MACKENZIE ¡¡ !! QUIERO VERTE EN MI DESPACHO YA ¡¡— escuche gritar a mi padre, mirándonos Marta y yo— Mira a ver que desea, no quiero que se enfade más por favor mi amor — me dijo MartaMe fui hacia el despacho de mi padre, termine de abrir la puerta viendo a Carlos de pie sonriendo y a mi padre sentado en su sillón, con su rostro muy serio y muy furioso— Ya era hora de que volvieras a casa, tu prometido ha venido todos los días a verte y la señorita de juerga con sus amigas, no me gusta lo que has hecho Eli, ¿tienes algo q
Muy enfadada con mi padre por no querer darme ninguna explicación de porque tenía una hermana gemela y nunca me lo dijo, me levanté de donde estaba sentada marchando del jardín hacia el interior de la casa, Cuando llegue a mi dormitorio cerre de un portazo la puerta muy enfadada, tumbandome en mi cama. Busqué mi teléfono en mi bolso para llamar a mis amigas, necesitaba salir de mi casa enseguida, pues no aguantaba la forma de hablarme de mi padre y menos venderme a mí por culpa de sus juegos de poker, a un mafioso que ni tan siquiera conocía. Marque una llamada de tres a mis amigas Loreta y Gina, para quedar con ellas en la cafetería donde siempre nos reunimos cuando nos necesitábamos— Hola Eli ¿qué pasa? —- respondió en seguida Gina— Chicas necesito veros, ¿quedamos donde siempre? — pregunte— Diez minutos y estamos en la cafetería contigo — contestó Loreto, terminando las tres la llamadaMe levante de la cama, cogi de mi armario otra ropa y cuando ya estaba preparada, cogi mi movi
Subí a mi coche muy enfadada, preguntándome qué ¿quién coño se creía Carlos que era para decirme cómo tengo que vivir mi vida?. Estaba tan enfadada que no me di cuenta de que el semáforo estaba en rojo, saltando melo y casi chocando con otro coche que venía. Salí de mi coche muy nerviosa, solo esperando a que el otro conductor no se pusiera a gritar también ya que sabía que no lo iba a poder soportar. Cuando me acerque al otro coche, me quede completamente inmovil al ver que de el salia Adrian mirandome muy furioso—- Si querías llamar mi atencion, podrias haberlo hecho de otra manera — me dijo— Yo ____ lo siento, no vi el semáforo — respondí— ¿Tu sabes lo que me vas a atrasar? tengo una reunión en mi empresa en diez minutos, — me gritó— Llama a un taxi, yo te lo pago, no lo he hecho para llamar tu atención ni me acordaba ya de quién eres —dije muy nerviosa— ¿Qué ha pasado aquí, Eli? — escuche la voz de Carlos detras de mi—- No lo se, no vi el semaforo y choque con ese coche — le
La limusina donde íbamos, paró en la puerta de aquel restaurante, abriendo nuestra puerta una especie de portero que había, Carlos bajo primero ofreciendome su mano para que bajara yo. Una vez que entramos en el local, un maitre se acercó a nosotros saludando a mi acompañante y después a mi, haciendo que lo acompañaramos a un comedor privado, que ya estaba preparado, viendo sentados a una pareja no muy mayor, pero muy bien vestidos, levantandose los dos en cuanto nos vieron entrar en aquel comedor— Mamá, papá, os presento a mi prometida, Elizabeth, mis padres se llaman Javier y Carlota — me dijo Carlos—- Encantado de conocerte chiquilla, Carlos no deja de hablar de ti, no se que le has hecho a mi hijo, pero me alegro que entres en la familia — me dijo su padre, saludándome con la mano— Que ganas tenía de conocer a mi nueva hija, estoy muy contenta mi hijo te adora — me dijo su madre, dándome un beso en la mejilla—- Gracias a los dos, yo también estoy encantada de conocerlos — les