5/ VISITANDO A LA NIÑA

— ¿Y entonces?¿se marchó dejándote sola en la playa? — pregunto Lore

— Si, además me dijo que ya no queria verme mas y que no me acercara nunca más a su hija — les comente, resbalando por mi mejilla una lágrima

— ¿Qué vas a hacer Eli? esa cría te quiere mucho y no dejara de preguntarle a su padre dónde estás — comentó Gina

— Iré a la playa todos los días, por si al padre le da por llevarla, pero no me acercaré mucho para que mi niña no me vea, chicas la voy a echar mucho de menos

— Y también al tío buenorro ¿no Eli?  — pregunto Lore, haciendonos reir

— ¿Le vas a decir algo a ese imbécil? yo sí le diría, le diría tantos insultos que lo pondría rojo de vergüenza, que caradura que ha tenido — me contestó Gina

Cuando terminamos las amigas de contarnos, pagamos marchandonos de la cafetería hacia donde estaban aparcados nuestros coches. 

— ¿Que vais a hacer mañana? yo pienso seguir yendo a la playa, esto no va a quedar asi, Adrián me tiene que escuchar quiera o no quiera – les dije muy seria

— Adrian te podría acusar de acoso a su hija, Eli piensalo bien — comentó Gina

— No voy a acosar a nadie, solamente esa niña, me ha robado el corazón y quiero verla, me pondre lo mas alejada que pueda, para poder verla aunque sea darse un chapuzón en el mar — les dije

— ¿Y al papi, no lo quieres ver? — me dijo riendo mi amiga

Nos despedimos las tres amigas con un beso, subí a mi coche marchándome a mi casa. Deje el vehículo en el garage y entre en mi casa, pensando en Adrian y en la pequeña Silvia

— !! ELIZABETH MACKENZIE ¡¡ – escuche el grito de mi padre llamándome, desde su despacho

Me acerqué despacio hasta la puerta del despacho viendo que Carlos también estaba, sentado en la silla que había enfrente de la mesa del despacho

 — Papá ¿me has llamado? — pregunte como si no fuera conmigo el problema que hubiera

— Carlos me ha dicho, que te ha visto en la playa besando a un hombre ¿que tienes que decir? — pregunto

— Que es mentira y que a Carlos no le importa lo que hago en mi vida — contesté con sarcasmo

— Elizabeth, es tu prometido y le debes respeto, dame otro problema y te mando a un centro de señoritas – me dijo mi padre

— !! PAPA ¡¡ no hay derecho, nadie me ha preguntado si quiero casarme y menos con este, este  _____

no me salia la palabra que quería decir

— Carlos me ha comentado de que quiere mañana llevarte para que conozcas a sus padres, quiere que vayas a comer con ellos — me dijo mi padre

— Mañana no puede ser, tengo ya planes — respondí

— ¿Verte con ese don nadie? — me dijo Carlos, poniendo sus dedos en mi barbilla obligándome a mirarlo

— Pues no, he quedado con mis amigas, y no pienso faltar a nuestra reunión y ahora con permiso, me marcho a mi dormitorio, adiós prometido — dije con sarcasmo

Me fui a la cocina buscando a Marta pero no estaba, cogi un vaso para ponerme agua viendo entrar a Carlos sentandose en una de las sillas de la isla.

— ¿Qué quieres? — pregunte

— Ponme un vaso con whisky y dos hielos — me dijo fijandome en la media sonrisa en sus labios

— Aquí no hay Whisky, está en el salón — le dije mientras daba un sorbo de agua

— Elizabeth no te resistas, serás mi esposa pronto, tu padre necesita un heredero y tu eres una mujer, la tradición de la empresa es que las mujeres no pueden dirigir si no están casadas y tu padre está a punto de jubilarse, ¿le vas a hacer daño por esa tontería? Lo perderéis todo ¿es eso lo que quieres? — pregunto

— Para tu informacion, me casaré, pero no contigo — le dije marchándome de la cocina, dejando a Carlos solo

Llevaba varios días acercándome a la playa para ver a la pequeña, pero de un dia para otro ya no la vi, preocupandome por si le había sucedido algo,Segui unos días más acercándome y al no verla, se me ocurrió ir a su casa

No sabía donde vivía, pero como dicen, preguntando se llega a Roma, así que por fin localicé donde vivía Adrian, gracias a unos amigos de mi amiga Gina. Llegué a la casa donde vivía Adrian y su hija, aparcando mi coche cerca de la puerta de aquella casa, baje y me acerque mirando que era una especie de adosado, aunque cada casa estaba bastante distantes una de la otra. Toque al timbre, abriendo la puerta una señora de unos cincuenta años, muy bien vestida

— Usted dirá señorita, qué desea — me dijo con mucha educación

— Soy una amiga de Adrian y la pequeña Silvia, quería saber si estan bien, hace tiempo que no los veo 

— ¿Quién es Marga? — escuche la voz de Adrian, mirándonos cuando llegó a la puerta

— ¿Qué haces aquí? creo que te lo deje muy claro — me dijo muy serio

— Perdon por mi intromisión, venia a preguntar si la pequeña Silvia está bien, hace dias que no os veo por la playa — le dije sin apartar mi mirada de él

—- Papi ¿quién es? — escuche a la pequeña sin que dejara de toser, con su vocecita muy débil

Entre en la casa sin permiso, viendo a la niña, agarrada al pasamanos de la esclera sentada en el suelo, cuando entre, me quede mirando las fotos que había colgadas en la pared, mirando después a Adrian

—!!  Soy yo ¡¡ ¿cuándo me has sacado estas fotos? — pregunte

— No eres tu, es mi difunta esposa, por eso cuando te vi, me quede mirándote, eres idéntica a Nancy mi esposa fallecida — me dijo

— Yo no tengo hermanos, no me mientas Adrian — le grite

— Mami, no estoy bien, me duele — escuche decir a la niña

— Vamos cariño, a la cama, estás malita y debes estar en la cama, tomando cosas calentitas cielo – le dije a mi niña, la cogi en mis brazos, entrando seguidamente en el dormitorio que ella me señaló con su manita, tumbandola en su cama ante la mirada de su padre

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