La limusina donde íbamos, paró en la puerta de aquel restaurante, abriendo nuestra puerta una especie de portero que había, Carlos bajo primero ofreciendome su mano para que bajara yo. Una vez que entramos en el local, un maitre se acercó a nosotros saludando a mi acompañante y después a mi, haciendo que lo acompañaramos a un comedor privado, que ya estaba preparado, viendo sentados a una pareja no muy mayor, pero muy bien vestidos, levantandose los dos en cuanto nos vieron entrar en aquel comedor— Mamá, papá, os presento a mi prometida, Elizabeth, mis padres se llaman Javier y Carlota — me dijo Carlos—- Encantado de conocerte chiquilla, Carlos no deja de hablar de ti, no se que le has hecho a mi hijo, pero me alegro que entres en la familia — me dijo su padre, saludándome con la mano— Que ganas tenía de conocer a mi nueva hija, estoy muy contenta mi hijo te adora — me dijo su madre, dándome un beso en la mejilla—- Gracias a los dos, yo también estoy encantada de conocerlos — les
Tenía mi cuerpo pegado a la pared mientras Carlos tenía su mano en mi cuello apretando mirandome muy furioso, pero yo notaba que iba a perder el conocimiento, porque el aire casi no entraba en mis pulmones y tampoco podía ni hablar ni conseguir soltar su mano para poder coger algo de oxígeno, No se si se dio cuenta de que el color de mi cara estaba cambiando, pero Carlos me quitó de pronto la mano de mi cuello, sintiendo un gran alivio al poder coger algo de aire, —- Dime zorra ¿te lo has follado? — me pregunto, dándome un fuerte bofetón, haciéndome caer, dándome un golpe en la cabeza con la mesita y así perdiendo el conocimientoAbri los ojos, teniendo un fuerte dolor de cabeza, viendo a Marta a mi lado fijándose en los rojos que tenía sus preciosos ojos, — Menos mal mi niña, creí que te había perdido, Carlos te ha encontrado en tu dormitorio tirada en el suelo sin conocimiento — me dijo— ¿Dónde está? — pregunte— Ha ido un momento a su casa, me ha dicho que se iba a cambiar de ro
Después de conseguir Carlos lo que deseaba de mí, sin importarle mis lágrimas, ni el daño que me estaba causando, se levanto de la cama mirandome, pero enseguida me tape mi cuerpo desnudo con la ropa de la cama mirándolo mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, viendo como se volvía a vestir— No eres nadie para mi, solo un deseable cuerpo, espero que cada vez que quiera algo de ti, no vuelvas a negarmelo, o te lo hare pagar más caro, futura esposa — me dijo— Lárgate de mi dormitorio, lo que acabas de hacerme no va a quedar así, te juro que me lo has de pagar —- le grite, viendo como se reía— Adios mi amor, esta noche vendré a por ti, te llevare a mi casa, ya no hay razón para que sigamos separados — me dijo, acercando sus labios a los míos, mordiendo su labio haciéndole sangre, aunque al parecer le hizo mucha graciaCarlos se pasó sus dedos por el labio que tenía sangrando mientras sonreía mirandome con lujuria, haciendo que pensara que seguramente volvería a violarme, pero
Nada más entrar Adrian en el despacho, me levanté de la silla fijandome en que él, quería separarse de esa mujer, pero ella parecía una serpiente o un pulpo mejor, ya que sus manos y brazos no dejaban de recorrer el cuerpo de él, hasta que Adrian pudo separarse de ella, acercandose a mi viendo una sonrisa pícara en sus labios— Hola me llamo Adrian Sullivan, encantado — me dijo estirando su brazo para darme la mano— Elizabeth Makcenci, espero ser la niñera de su hija — respondí— Gloria mi amor ¿ ya has decidido sobre esta señorita?¿Será la niñera de mi hija? — preguntó él— Si cariño, parece que tiene las cosas claras, creo que será buena para educar a esa mocosa — dijo ella con cierto sarcasmo— Pues nada, me alegra, ahora por favor la acompañara al dormitorio de mi pequeña, mi ama de llaves — me dijo Adrian— Les agradezco esta oportunidad, si me permiten, tengo que ir a mi coche para coger mi equipaje — les comente— Si claro, la acompañó Elizabeth – me dijo él, fijandome en lo
Adrian, puso su mano en mi nuca, apretando sus labios a los míos, rodeando mi cintura con su otro brazo, pegando mi cuerpo al suyo, Mi cuerpo volvió a traicionar, algo electrico me recorrio mi cuerpo, mi piel se erizo, el deseo brotó en mí, el anhelo de los dos nos hizo comernos nuestras bocas con frenesí, mientras nuestras lenguas bailaban dentro llenas de deseos, hasta que le puse mis manos en su duro torso apartandolo de mi cuerpo, hablando los dos solo con nuestras miradas.— Es un peligro que estes en mi casa, te deseo Elizabeth y necesito hacerte mía cada vez que te tengo cerca de mi. – me dijo— No Adrian, tú ya has elegido lo que quieres y es esa mujer, yo estoy aquí solo por esa niña, porque la siento como mía, como siento tambien ____ me calle, poniendo mis manos en mi vientre, dándose cuenta Adrián de mi acción— ¿Ese bebe, es de tu prometido? — pregunto— No es cosa tuya, mi vida privada, ahora si no deseas nada mas, Silvia me esta esperando en su dormitorio — le dije mar
Adrian se volvió a entretener con mis pechos, pellizcando mis pezones, haciéndome gemir en su cuello acallando así mis gemidos. Sus dedos dentro de mi pantalón de pijama, encontraron mi punto débil apartando la tela de mi pantalón y de mis braguitas, echando mi cabeza hacia atrás, estirando su pelo con mis manos.— Quiero hacerte mia Elizabeth, ahora — me dijo Se bajó el pantalón que tenía sentándose en una de las sillas, bajándome a mi de la encimera poniendome a horcajadas encima suya. Apartó la tela de mi pantalón y de mis braguitas, sintiendo el calor de su miembro entrando dentro de mi. Cogio mis caderas con su mano, marcando el el ritmo de sus embestidas, nos movimos los dos como locos, gemimos, jadeamos, mordió mis pechos con rabia, mi cuello, mis pezones, mientras jugaba con su dedo mi clítoris, haciéndome gritar en su cuello mi orgasmo, hasta que el, pego su labios a los míos, gritando su clímax, sintiendo las palpitaciones de su virilidad dentro de mi, abrazandonos los dos,
Tres amigas, Loreta, Gina y yo, Elizabet, estamos sentadas en un muro al lado del puerto de Málaga, disfrutando de nuestros días de vacaciones, ya que habíamos terminado la universidad licenciandonos en Empresariales con las mejoras notas de la clase, hablando del viaje que nos gustaría hacer a Cancún o al Caribe, ya que éramos tres muchachas de buena posición social, aunque mis amigas tenían a sus padres yo solamente tenía a mi padre, ya que mi madre nos dejó solos cuando nací. Las tres somos casi como hermanas, de edad tenemos veintidos años, aunque la unica que se diferencia es Loreta, ella es rubia, con unos preciosos ojos azules, mientras Loreta y yo somos morenas y el color de nuestros ojos es de color miel, Como ya he comentado, estabamos las tres amigas sentadas en un muro del puerto de Marbella, cuando nos dimos cuenta de que habia unos chicos que no dejaban de mirarnos y hablarse entre susurros, sin que nosotras le dieramos mucha importancia, ya que lo uunico que queriamos e
A la pequeña Silvia, al final le pedimos un helado de chocolate,mientras Adrian y yo hablamos de la pequeña, cuando de pronto Silvia fue a darme un abrazo, manchando mi camisa blanca con su refresco, pidiendo Adrian al camarero un poco de soda, para limpiarme, pero no me acordaba de que la camisa se iba a transparentar, dejando mis sujetador de encaje a la vista cuando ya intente limpiarme, mirandome Adrian de tal manera mi pecho, que me sentía tan avergonzada, hasta que se dio cuenta y apartó su mirada a mis ojos— Yo lo siento, venga hija vamonos, Elizabet tendrá cosas que hacer ¿te llevo a casa? con esa transparencia no creo que quieras ir en el metro — me dijo— No tranquilo, tengo mi coche aquí al lado, de todas maneras gracias por preocuparte por mí — respondí— No quiero papi, quiero irme con mi mami — le dijo la pequeña, cogiendola su padre en brazos apartando sus piernas con la mano para que no volviese a dar diana donde antes.le dio. Adrian me acompaño hasta donde tenia mi