Tenía mi cuerpo pegado a la pared mientras Carlos tenía su mano en mi cuello apretando mirandome muy furioso, pero yo notaba que iba a perder el conocimiento, porque el aire casi no entraba en mis pulmones y tampoco podía ni hablar ni conseguir soltar su mano para poder coger algo de oxígeno, No se si se dio cuenta de que el color de mi cara estaba cambiando, pero Carlos me quitó de pronto la mano de mi cuello, sintiendo un gran alivio al poder coger algo de aire, —- Dime zorra ¿te lo has follado? — me pregunto, dándome un fuerte bofetón, haciéndome caer, dándome un golpe en la cabeza con la mesita y así perdiendo el conocimientoAbri los ojos, teniendo un fuerte dolor de cabeza, viendo a Marta a mi lado fijándose en los rojos que tenía sus preciosos ojos, — Menos mal mi niña, creí que te había perdido, Carlos te ha encontrado en tu dormitorio tirada en el suelo sin conocimiento — me dijo— ¿Dónde está? — pregunte— Ha ido un momento a su casa, me ha dicho que se iba a cambiar de ro
Después de conseguir Carlos lo que deseaba de mí, sin importarle mis lágrimas, ni el daño que me estaba causando, se levanto de la cama mirandome, pero enseguida me tape mi cuerpo desnudo con la ropa de la cama mirándolo mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, viendo como se volvía a vestir— No eres nadie para mi, solo un deseable cuerpo, espero que cada vez que quiera algo de ti, no vuelvas a negarmelo, o te lo hare pagar más caro, futura esposa — me dijo— Lárgate de mi dormitorio, lo que acabas de hacerme no va a quedar así, te juro que me lo has de pagar —- le grite, viendo como se reía— Adios mi amor, esta noche vendré a por ti, te llevare a mi casa, ya no hay razón para que sigamos separados — me dijo, acercando sus labios a los míos, mordiendo su labio haciéndole sangre, aunque al parecer le hizo mucha graciaCarlos se pasó sus dedos por el labio que tenía sangrando mientras sonreía mirandome con lujuria, haciendo que pensara que seguramente volvería a violarme, pero
Nada más entrar Adrian en el despacho, me levanté de la silla fijandome en que él, quería separarse de esa mujer, pero ella parecía una serpiente o un pulpo mejor, ya que sus manos y brazos no dejaban de recorrer el cuerpo de él, hasta que Adrian pudo separarse de ella, acercandose a mi viendo una sonrisa pícara en sus labios— Hola me llamo Adrian Sullivan, encantado — me dijo estirando su brazo para darme la mano— Elizabeth Makcenci, espero ser la niñera de su hija — respondí— Gloria mi amor ¿ ya has decidido sobre esta señorita?¿Será la niñera de mi hija? — preguntó él— Si cariño, parece que tiene las cosas claras, creo que será buena para educar a esa mocosa — dijo ella con cierto sarcasmo— Pues nada, me alegra, ahora por favor la acompañara al dormitorio de mi pequeña, mi ama de llaves — me dijo Adrian— Les agradezco esta oportunidad, si me permiten, tengo que ir a mi coche para coger mi equipaje — les comente— Si claro, la acompañó Elizabeth – me dijo él, fijandome en lo
Adrian, puso su mano en mi nuca, apretando sus labios a los míos, rodeando mi cintura con su otro brazo, pegando mi cuerpo al suyo, Mi cuerpo volvió a traicionar, algo electrico me recorrio mi cuerpo, mi piel se erizo, el deseo brotó en mí, el anhelo de los dos nos hizo comernos nuestras bocas con frenesí, mientras nuestras lenguas bailaban dentro llenas de deseos, hasta que le puse mis manos en su duro torso apartandolo de mi cuerpo, hablando los dos solo con nuestras miradas.— Es un peligro que estes en mi casa, te deseo Elizabeth y necesito hacerte mía cada vez que te tengo cerca de mi. – me dijo— No Adrian, tú ya has elegido lo que quieres y es esa mujer, yo estoy aquí solo por esa niña, porque la siento como mía, como siento tambien ____ me calle, poniendo mis manos en mi vientre, dándose cuenta Adrián de mi acción— ¿Ese bebe, es de tu prometido? — pregunto— No es cosa tuya, mi vida privada, ahora si no deseas nada mas, Silvia me esta esperando en su dormitorio — le dije mar
Adrian se volvió a entretener con mis pechos, pellizcando mis pezones, haciéndome gemir en su cuello acallando así mis gemidos. Sus dedos dentro de mi pantalón de pijama, encontraron mi punto débil apartando la tela de mi pantalón y de mis braguitas, echando mi cabeza hacia atrás, estirando su pelo con mis manos.— Quiero hacerte mia Elizabeth, ahora — me dijo Se bajó el pantalón que tenía sentándose en una de las sillas, bajándome a mi de la encimera poniendome a horcajadas encima suya. Apartó la tela de mi pantalón y de mis braguitas, sintiendo el calor de su miembro entrando dentro de mi. Cogio mis caderas con su mano, marcando el el ritmo de sus embestidas, nos movimos los dos como locos, gemimos, jadeamos, mordió mis pechos con rabia, mi cuello, mis pezones, mientras jugaba con su dedo mi clítoris, haciéndome gritar en su cuello mi orgasmo, hasta que el, pego su labios a los míos, gritando su clímax, sintiendo las palpitaciones de su virilidad dentro de mi, abrazandonos los dos,
Marga tardó bastante tiempo en calmarse ya que como yo, adoraba a la pequeña Silvia y no comprendiamos ninguna de las dos, como su padre consentía a todos los caprichos de esa mala mujer, aunque con ello, sufriera las consecuencias una niña de tan solo seis años.— Ya que se han marchado y el jefe me ha dado las llaves de su coche, voy a aprovechar para ir a mi casa, quiero ver a mi padre y a mi ama de llaves, seguramente vendré a comer, no quiero que estés sola en un momento como este — le dije a Marga— Está bien cariño gracias, pero ten mucho cuidado — me dijo ellaCogi mi bolso, mi teléfono, las llaves del coche, acercándome hacia el garaje, donde no solo estaba el Mercedes, sino que habían dos coches más, un Pontiac y un Porche, quedando sorprendida cuando los vi. Subí al mercedes, lo arranque marchando en dirección a mi casa. Nada más llegar salió a recibirme Marta, dándonos un fuerte abrazo y dos besos— Mi niña ya estas en casa, tu padre está muy enfadado contigo, pero cuando
Me marché de la sala de juntas y entre después en el despacho que fue de mi padre y ahora era de Adrian— Cierra la puerta y siéntate — me dijo— Primero Elizabeth, ¿porque no me dijistes desde el principio quien eras? y segundo, quiero que me expliques ¿el por qué tu enlace con ese cretino? — pregunto— No Tengo nada que decir señor Sullivan, mi padre firmó bajo contrato con el señor Ferrara mi enlace con el y asi se hara — respondí con Sarcasmo—- No lo harás, tu eres mia, yo te quite tu virginidad y te di el hijo que llevas en tu vientre, eres mia Elizabeth, y no permitiré esa boda, ahora vamos a la clínica, quiero una prueba de paternidad y como sepa que me has estado ocultando a mi hijo, no voy a ser muy benévolo contigo, te lo aseguro — me dijo poniendo sus puños encima de la mesa de despacho, mirandome furioso— No pienso ir contigo a ninguna parte hasta que me digas que no vas a meter a tu hija en ningún internado, ¿donde está la pequeña Silvia? —pregunte— No es asunto tuyo,
Abri los ojos por un momento asustada, fijándome que ya no estaba atada a la cama y que alguien me había puesto una manta encima de mi cuerpo tapándome. Me levanté corriendo de la cama, ya que tenía fuertes náuseas, cerrando la puerta del baño, cuando escuche que alguien entraba en el dormitorio. Una vez que me sentía mejor, me asee volviendo a mi dormitorio, viendo a Carlos muy sonriente sentado en la cama, enseguida cogi mi albornoz para tapar mi cuerpo, viendo como él se iba acercando a mi.— Mi querida prometida –me dijo apartando un mechón de pelo de mi cuello– debes de acostumbrarse a que disfrute viendo tu cuerpo desnudo, no te voy a consentir que siempre te escondas, no soy tan malo — me dijo sin dejar de sonreír— Lo siento Carlos es que yo _____ me quito el albornoz, rodeando mi cintura con su brazo, besando y lamiendo mi cuello y el lóbulo de mi oreja, dándome pequeños mordiscos que me hicieron gemir en silencio, sintiendo como mi piel se erizaba.— Vístete y baja a desayun