Capítulo 57

—Vamos a mi despacho —dijo Aradne con el corazón comprimido, y Gedeón y Jonas la siguieron. Justo en ese momento, Emma, Sira y Lucio llegaron, uniéndose al grupo en silencio mientras caminaban hacia la oficina.

Al entrar Aradne rodeó el escritorio y se dejó caer pesadamente en la silla. Con una mirada fría y calculadora, preguntó.

—Jonas, ¿por qué Cleo y Eiden estaban solos? Se suponía que tú y Ascher los cuidaban.

Jonás, no dejaba de maldecir en su interior por no haber sido más precavido y haber esperado a Cloe y al pequeño príncipe. Con la preocupación reflejada en su rostro y la culpa carcomiendo su alma explicó.

—Aradne, fuimos al pueblo a comprar provisiones. Eiden quería helado y Ascher se ofreció a cuidarlos. Soy culpable de lo que pasó, por haber confiado en ese lobo —Jonás, tensaba la mandíbula mientras pasaba una mano desesperada por su cabeza—. Si tan solo hubiera esperado, Cleo estaría bien. Aceptaré cualquier castigo que me impongas.

—No te juzgo, Jonás, sé que eres un b
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