Capítulo 58

La oscuridad empezaba a envolver el cielo, todo en Corinto empezaba llegar a la plaza central a esperar la llegada de los guerreros. La multitud se agolpaba, ansiosa por asegurarse los mejores lugares cerca de la tarima. Los ancianos, con semblantes autoritarios, observaban desde la distancia, acompañados de algunos alfas que habían permanecido para proteger la ciudad. Entre ellos también estaba Mara.

El murmullo del gentío se transformó en un rugido cuando los guerreros hicieron su entrada. La plaza se llenó de vítores al reconocer a Horus al frente de la columna. Sin embargo, los ancianos intercambiaron miradas de desconcierto; esperaban que Gedeón hubiera hecho su entrada junto a los guerreros. Clemente, dio un paso adelante, tomando el micrófono con determinación.

—¡Pueblo de Corinto! —clamó con voz potente—. ¡Denle un aplauso a nuestros héroes, aquellos que han derrocado al imperio enemigo!

El clamor de la multitud se elevó como un trueno. Los guerreros, al llegar cerca de la tar
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