CAPÍTULO 63
—Llegarán en unas horas… —Sanem apretó su mandíbula y se miró a sí misma para decir.

—Iré contigo… —Naim frunció el ceño y negó.

—No es necesario…

—Lo es… espera, y saldré justo a tiempo.

Naim iba a refutar cuando ella salió de su vista. Soltó el aire con fuerza y se masajeó la sien. Entonces envió un mensaje rápido y luego guardó el móvil en su bolsillo.

La guardia y la zona militar estaba preparada. Muchos autos salieron por orden de Asad desde la distancia, y otros, desde la orden de Naim. Pero en cuanto él estaba esperando en la el patio trasero del palacio, se quitó las gafas oscuras cuando Sanem apareció en su vista.

Ella tenía un vestido más ajustado a su cuerpo, y estaba más destapada que de costumbre. Su cabello estaba atado a una coleta en la nuca, y su ceño se frunció.

—¿De qué se trata este cambio?

—Nada…

Naim apretó la mandíbula, y abrió la puerta, tomó su muñeca y literalmente la arrojó al auto para subirse detrás de ella. En cuanto la puerta se cerró y lo ordenó, tomó el
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