Zahar se aferró a la chaqueta cuando las palabras de la mujer resonaban en su mente.«¿Embarazada?»La idea la golpeó como un rayo. Todo cobró sentido de repente: los mareos, el malestar estomacal, el dolor repentino en su vientre. El cambio emocional, sobre todo eso… Pero, ¿cómo podía ser posible? ¿Cómo no se había dado cuenta antes?Las lágrimas seguían cayendo, y otra punzada atreves su vientre.Lo estaba perdiendo.Los sollozos desgarraron su garganta de manera cruel, y la mujer, viendo la angustia en los ojos de Zahar, se acercó con cautela y colocó una mano en su hombro.—Llamaré un médico… no pueden negarlo… puedes incluso morir si no hago algo… —dijo la mujer con la voz en hilo y Zahar negó varias. Veces.—¿Puede salvarlo? —ella negó.—No creo… estás… estás sangrando mucho…—¡Ahhhhhhhhhhhh! —el grito fue desgarrador, e incluso a aquella mujer se le bajaron las lágrimas—. Déjeme… no llame a nadie… ¡Ahhhhhhhhhh!La mujer se levantó de forma rápida retrocediendo y viendo cada vez
Hurem corrió también hacia él preocupada, mientras que Naim parecía agitado.—Gracias a Alá estás bien, hermano…—¿Y Saad? ¿Yurem? —Hurem parecía consternada hasta el cansancio.—No han llegado… ellos sufrieron un ataque… —Hurem puso las manos en su boca mientras sus lágrimas salieron.—Pero… ¿Están bien?—Asad se está encargando… solo… debemos esperar unos minutos… —Kereem informó de forma plana.—¡Por Alá! —Hurem se estaba desesperando y Naim tomó su hombro.—Madre… tranquila… papá es fuerte… ellos, estarán bien… —Naim miró a su hermano, y luego Janna insistió.—¿Y dónde está Zahar? Papá me dijo en el palacio que estaba en el hospital contigo… que ella recibió una bala por Sanem…Los ojos de Kereem se encontraron con los de Sanem, pero ella los retiró rápidamente, así que miró a su hermana.—Zahar venía conmigo en la camioneta directo al búnker… fuimos atacados…—¿Está muerta? —Sanem preguntó con ansiedad, y Kereem apretó los dientes.Incluso hablarlo era demasiado para él.—No… se l
—¿Qué es este escándalo? —Preguntó Naim en tono serio.—No es nada del otro mundo… —Respondió Sanem volviendo a limpiarse la cara—. Aquí tenemos a otra defensora, de esa puta… que…Naim frunció el ceño mirando a Janna, y ella solo retrocedió todo lo que pudo hasta salir de aquel salón.Él soltó el aire mirando a Sanem caminar de aquí para allá, y luego se fue a la puerta para ponerle un seguro.—Estás perdiendo con esta actitud… —Sanem se giró de golpe.—¿Y qué quieres haga? ¡Esto es un desastre! Estoy segura de que Kereem salió a buscar a esa tipa… ¿Cómo es posible?—Kereem ya no está en sus cinco sentidos… —Sanem apretó los ojos recostándose a la pared, y luego abrió los ojos mirando a Naim que tenía una mano en el bolsillo y estaba tan tranquilo como nadie.—¿Quién está haciendo esto?—¿A qué te refieres?—El golpe de Estado…Naim subió los ojos restándole importancia.—Siempre hemos tenido enemigos… —se acercó a ella de forma cautelosa—. Sin embargo… mi padre quiso que Kereem lo su
Kereem se bajó del auto mientras un montón de hombres lo escoltaban hasta entrar en el edificio de aquella clínica, a solo unos kilómetros del búnker.Su respiración le quemaba la garganta, y en vez de caminar casi corrió, hasta que Asad se le atravesó en el camino.—Emir…—¿Dónde están? —el silencio que se hizo fue demasiado para Kereem, y en el momento solo sintió como si se estuviese quemando vivo—. Asad…Su voz se le quebró completamente. Asad se hizo a un lado y comenzó a caminar para dirigirlo, mientras a Kereem se le salieron las lágrimas de los ojos, que rápidamente limpió.—A su padre están interviniéndolo… dicen que en unas horas sabremos de su condición, y su madre… ella está aquí.Había una sala, larga y espaciosa, los médicos apenas se quitaban los guantes y las batas, pero en el momento en que Kereem entró, todos ellos bajaron la cabeza como si lo hubiesen decepcionado.—No… —Kereem soltó el aire—. No, no bajen la cabeza… ¡Mírenme, maldit@ sea! —Asad ordenó a todos que sa
Kereem pasó un trago, y luego asintió.—Zahar… ella lo confirmó. Cuando atacaron nuestro auto, se fue con un hombre… y él le dijo que ella había echado a perder el plan…Asad asintió, y luego sacó su móvil.—Nos detendremos en este punto, pero hay alguien aparte de ella. Hemos capturado a varios civiles… nuestras tropas están por todo Riad, pero no he descansado investigando con inteligencia. Cámaras, llamadas… todo lo he intervenido. Es evidente que ellos tienen sus mañas, colocaron muros para evitar… pero uno de nuestros investigadores privados, recovó esta información:Kereem tomó el móvil de Asad, y comenzó a pasar las fotos de un galpón.—¿Qué es esto?—Es propiedad de un empresario… eso dicen los papeles… pero es un tapadero. Realmente le pertenece a Aziz Olayan…Kereem alzó el rostro y asintió.—Por supuesto, el padre de Zahar…—Sí… sabiendo que ella entró infiltrada, él se posiciona como uno de los intérpretes del plan…Kereem aún tenía a su madre en su mente, el dolor palpable
Desde el otro lado Emré tuvo que detenerse en la caminata hacia la oficina hacia donde se dirigía mientras sus ojos se abrieron como nunca.—Imposible.—Su padre… es quien está a la cabeza, pero aún no sé si es la verdadera cabeza. Estamos investigando.—¿Y dónde está Zahar?Kereem negó.—Ella… en el momento en que llegamos al aeropuerto comenzó el ataque. Hubo una ráfaga de disparos que iban a Sanem y ella recibió una bala en el hombro.—No…—La llevé al hospital. Le hicieron una cirugía y en el momento en que salimos, porque estaban atacando el palacio, atacaron la camioneta en que veníamos.—Kereem, es una locura.—Zahar fue la primera en bajarse de la camioneta, estaban buscándola, y ella impidió que ese hombre que se la llevó me disparara. Es como si hicieran un trato de resistirse a irse, o que se la llevaran.Emré se tocó la frente y negó angustiado.Podía recordar los misterios de Zahar, y ahora todo cobraba sentido.—Puede que la usen contra ti —Emré llegó a la conclusión y K
Decir que lo que vino a continuación de la noticia, fue un escándalo, fue aminorar lo que se estaba sucediendo en el búnker y Kereem no sabía a quién consolar primero. Ni siquiera podía consolarse a sí mismo. Pasaron horas de llanto excesivo, de la mirada roja de su hermano sobre él, pero sobre todo de la culpa. Culpa por mentir, culpa por dejar que asesinaran a su madre. Culpa por dejar que todo esto pasara en sus narices. Se sentía arruinado. Después de largar horas, y de que cada persona se durmiera, Kereem probó otro trago mientras se recostaba en un sillón, cerrando los ojos que le dolían y ardían al mismo tiempo. —Kereem… —lentamente, abrió los ojos reconociendo la voz, y sus dientes se apretaron. Sanem tenía los ojos, y la nariz roja, ella se sentó frente a él, mientras intentaba conseguir las palabras. —Lo siento… esto es, totalmente devastador. No puedo imaginar como te estás sintiendo… yo. Kereem se despegó del sofá y se inclinó hacia ella para negar. —Todas las perso
Todo el salón se quedó en silencio absoluto, mientras Kereem apretó los dientes. —Si hay alguna duda de que todos pagarán, hoy entiendan que no… —Kereem se dirigió a todos—. Nadie se quedará sin su paga, nadie… incluso yo siento el emir de esta nación, pagaré todos mis errores… Las lágrimas bajaron por el rostro de Sanem, y luego de que Kereem se retirara del salón, ella miró a Naim fijamente, como si le dijera que le urgía hablar con él. Ella salió detrás de Kereem, y casi corrió hasta alcanzarlo y tomarle del brazo. Kereem se giró de golpe con la furia contenida, mientras trataba de acompasar la respiración. Ella frunció su boca por el llanto, pero se limpió la cara con el dorso de su mano. —Solo quiero saber una cosa. —Estoy cansado, Sanem… —No, no tomará mucho tiempo. ¿Qué pasará con nosotros después de todo? Kereem apretó su mandíbula. —¿Pasar? ¿Qué puede pasar? Eres mi esposa. —Sabes a lo que me refiero. —No puedo adivinar tus pensamientos. —¡Kereem! Basta… dímelo ya