—¿Llegas tarde? —Emré le murmuró a Kereem que se arreglaba la chaqueta y se peinaba el cabello con sus dedos—. Kereem… ¿Quién eres?—Cállate Emré… —Emré negó caminando tan rápido como pudo y luego dirigió a su primo a la sala de reuniones.Este era ya el quinto día en Nueva York para Kereem, pero Emré sabía que, aunque estaba presente todos estos días, su mente estaba totalmente perdida.Los acuerdos, que eran muchos, se firmaron en unas horas. Emré y Kereem tuvieron reuniones con varios ministros y a la final Estados Unidos respiró de muchas situaciones con respecto al terrorismo.Emré llevó un plan elaborado que se ejecutaría en los próximos meses mientras Kereem veía su presentación. Al finalizar, los invitaron a la última noche, donde el mismo presidente estaría presente, y allí se relacionarían con otros países.Y por supuesto que Kereem aceptó.—¿Qué haces? —Kereem notó a Emré tecleando con el rostro ensimismado.—He tratado de estar en contacto con Naim… Nuestra llegada debe ser
Después de un momento, Kereem besó su boca con su ansiada hambre y luego la llevó a la terraza donde compartieron una cena.Zahar miró el cielo, había muchas estrellas en esta noche y ella sonrió.—¿Qué piensas? —miró a Kereem y negó.—Leí una vez un libro… sobre las estrellas… En el occidente tiene muchas creencias sobre los deseos, y las estrellas fugaces, alguna vez… quise tener ese pensamiento.Kereem la miró con intensidad y luego tomó su mano para levantarla y sentarla en su regazo.—¿Qué deseaste aquella vez? Deseo saberlo…Los ojos de Zahar se nublaron, no estaba entendiendo por qué la melancolía estaba siendo parte de sus días, pero era algo que no podía controlar.Ella negó.—No es nada… son solo cosas…—Quiero saber… —Kereem tomó su rostro para hacer que lo mirara—. Quiero saber todo de ti…Zahar apretó la mandíbula, y volvió a alzar su mirada al cielo mientras Kereem esparcía besos en su cuello.—Tener… una vida…Kereem se detuvo en el instante y frunció su ceño.—¿Una vid
—Llegarán en unas horas… —Sanem apretó su mandíbula y se miró a sí misma para decir.—Iré contigo… —Naim frunció el ceño y negó.—No es necesario…—Lo es… espera, y saldré justo a tiempo.Naim iba a refutar cuando ella salió de su vista. Soltó el aire con fuerza y se masajeó la sien. Entonces envió un mensaje rápido y luego guardó el móvil en su bolsillo.La guardia y la zona militar estaba preparada. Muchos autos salieron por orden de Asad desde la distancia, y otros, desde la orden de Naim. Pero en cuanto él estaba esperando en la el patio trasero del palacio, se quitó las gafas oscuras cuando Sanem apareció en su vista.Ella tenía un vestido más ajustado a su cuerpo, y estaba más destapada que de costumbre. Su cabello estaba atado a una coleta en la nuca, y su ceño se frunció.—¿De qué se trata este cambio?—Nada…Naim apretó la mandíbula, y abrió la puerta, tomó su muñeca y literalmente la arrojó al auto para subirse detrás de ella. En cuanto la puerta se cerró y lo ordenó, tomó el
Zahar apretó su hombro con la mano y reprimió sus ojos ante el dolor que sintió. Ella intentó llevar el aire a su garganta, pero el dolor que la traspasó incluso le hizo perder la noción de todo lo que estaba ocurriendo.Había visto la ráfaga de balas que iban hacia la esposa de Kereem, y había actuado para empujarla ante lo inminente. No había tenido tiempo de reaccionar por mucho tiempo, y sus pensamientos se volvieron distorsionados cuando una nueva explosión hizo que sus oídos recibieran una onda de sonido que incluso pitó en su inconsciente.—¡Abajo! —ella se cubrió la cabeza y escuchó los gritos de Kereem.—¡Zahar! —Zahar no supo por qué, pero ese grito, y que la llamara por su nombre en medio de todo este caos, la calentó.Unas manos vinieron a su rostro como si la palpara y la revisara al mismo tiempo mientras ella intentaba decirle algo.—¡Señor… debemos salir de aquí… ahora! —Asad llegó con un montón de hombres, Zahar escuchaba los disparos que no cesaban, y unos helicópteros
El papel temblaba entre los dedos de Kereem mientras leía las palabras impresas en él. Una sensación de ira y determinación se apoderó de él, mezclada con una profunda preocupación por todo su alrededor. Un nudo se formó en su garganta al comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo. El ataque no solo era contra él y su familia, sino también contra el país que había jurado proteger.La amenaza se insinuaba en cada letra, resonando con un eco de traición y desafío. Levantó la mirada hacia Asad, buscando respuestas que no podía encontrar de inmediato y negó.Asad, con una expresión grave, se mantuvo en silencio, como si las palabras fueran demasiado pesadas para pronunciarlas en voz alta. Kereem cerró los puños con fuerza, mientras su mente trabajaba a toda velocidad para evaluar la situación y planificar una respuesta.—¿Sabes quién podría estar detrás de esto? —Kereem finalmente rompió el silencio, su voz grave y tensa.Asad frunció el ceño, pensando profundamente antes de respon
La agitación de su propia respiración incluso pudo palparla. Por un momento todo se volvió demasiado denso y sintió que el peso en sus hombros era demasiado.—Señor… debemos salir, ahora…Kereem asintió mirando hacia el pasillo, y en vez de seguir a Asad se devolvió a la sala de urgencia.—¡Emir! —Asad gritó, pero Kereem entró rápidamente a cuidados intensivos, y quitó todos los cables que tenía Zahar, y golpeó sus rostros con palmadas.—Debes levantarte, es hora de irnos… —en el momento Zahar no reaccionó, entonces Kereem se quitó la chaqueta de encima, y se la puso para cubrir su cuerpo, mientras unos hilos de sangre comenzaban a delinear sus brazos, cuando le quitó las agujas.—Señor… no puede hacer eso… la paciente está saliendo de una operación.Kereem hizo caso omiso y la tomó en sus brazos para salir en zancadas rápidas mientras Asad lo miraba desde el pasillo, pasando un trago duro.Ordenó a sus hombres por los cables, la salida del emir, y cargó su arma larga, mandando a unos
Allí estaba él…Bakir estaba rodeado de varios hombres, con armas largas, se bajaban de un todoterreno, mientras tiroteó rápidamente la camioneta donde Zahar y Kereem venían, asesinando al conductor y al hombre que venía en frente como guardia.Zahar tomó en arma del suelo y lo apunto rápidamente, manteniendo su adiestramiento a pesar de su estado. Su cuerpo apenas se cubría con la chaqueta de Kereem y sabía que tenía solo segundos para negociar.Las camionetas de Asad y su equipo estaban a unos tres minutos para llegar, y sabía que Bakir debía actuar rápido. Si ella no se entregaba a Bakir y se negaba a luchar, tal vez Kereem pudiera tener tiempo de que vinieran por él.—Baja el arma… sabes que estás perdida. ¿Qué hiciste? —ella tembló.Estaba completamente débil, su hombro seguía sangrando y todo el cuerpo le titilaba.—En tres minutos… —sus sientes se estrellaban—. En tres minutos llegarán…—Tiempo suficiente… —Bakir avanzó y Zahar dio un disparo haciendo que él abriera los ojos un
Zahar se abrazó con fuerza y recostó su cabeza al asiento. El dolor del hombro había pasado a segundo plano cuando sentía un hundimiento profundo en su pecho.Esa mirada no salía de ella, y en silencio sollozó al saber que la iba a odiar para siempre.—No te servirá de nada… Aziz está al punto de la ira… no debiste jugar a los dos bandos… —las palabras de Bakir ahora mismo le importaban menos, sabía que iban a matarla, ella sabía lo que tenía que esperar después de esto.Su boca tembló cuando llegaron a un gran edificio abandonado que ni siquiera salía en el GPS. Algunas veces escuchó a Bakir hablar de este lugar.Aquí literalmente desaparecían a todos los que quisieran. Este era el lugar donde se entregaban las armas, se hacían los negocios, y las personas veían por última vez la luz del día.A medida que caminó con Bakir, descalza y con los brazos cruzados, el día se hizo más oscuro para ella, la adrenalina estaba pasando y quizás los sedantes estaban terminando el ciclo en su cuerpo