CAPÍTULO 36 AMOR Y VENGANZA

Zahar…

Me quité el auricular por un momento, pero mantuve el indicador de señal encendido como Asad y Kereem me lo habían pedido. El nuevo móvil siempre me haría saber si alguien se quería comunicar conmigo, así que no pasaba nada si por un momento no tenía el micrófono.

Caminé un poco nerviosa, ya había trabajado con Víctor, pero esto se trataba de otra cosa.

Pasé la seguridad, y luego fui a la planta principal. Sabía que allí estaría Víctor, pero cuando toqué, noté a Alessia frente a él con una serie de documentos.

Víctor alzó la vista, pero a diferencia de otras veces, había una seriedad sin igual en él. Y aunque me sentí un poco incómoda, no dudé en seguir hasta que llegué al escritorio.

—Buenos días.

—Ana… —él lo gesticuló, y luego me indicó una silla—. Estábamos adelantando trabajo.

Miré a Alessia.

—El señor Abdalá dejó algunas cosas importantes de las que me encargaré.

Y mi ceño se frunció.

—Pero Kereem… —carraspeé varias veces—. El señor Abdalá quiere que esto sea algo discret
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