Mis ojos se pasean sobre el pequeño cuerpo semidesnudo de la pelirroja, no puedo parar de mirarla, a pesar de saber que está mal lo que hago. Esta es una parte de mí que desconocía totalmente, nunca me creí capaz de aprovecharme de la inconciencia de una mujer de esta manera, pero lo cierto es que su belleza hace que mi mente se nuble y no logre razonar correctamente.Sus mejillas sonrojadas, su boca levemente abierta y el subir y bajar de su pecho hacen que deba usar toda mi fuerza de voluntad para no tocarla.Veo los vendajes de sus heridas, realizados por mí, y maldigo internamente, al recordar que está en aquella situación solo por mi culpa. Si no la hubiese sometido a aquel castigo nada le hubiese pasado, pero al verla con el teniente la sangre me hirvió y no pude evitar sacar mi demonio.Con sumo cuidado y cautela acerco mi mano hacia su cuerpo, su pequeño cuerpo maltratado y pálido. Acaricio la piel de su abdomen con suavidad, mientras admiro sus hermosos risos cobrizos, emp
La puerta se abre y a través de ella aparece aquel hombre digno de mi admiración, mi modelo a seguir, el hombre al cual le debo todo lo que soy. — Coronel — dice Gabriel, luego de cerrar la puerta de mi oficina y saludarme. — Tome asiento para que esté más cómodo — le ofrecí señalando el sillón frente a mi escritorio, mientras me sentaba — ¿Cuál era el asunto importante que tenía que hablar conmigo? Me tomó la palabra y se sentó frente a mi — Me gustaría pedirte un favor muy personal, eres el único al que le pediría esto, ya que solo confío en ti. Sus palabras hicieron eco en mi mente, escuchar aquello hizo que algo dentro de mi temblara, Gabriel había sido como un padre para mi desde aquel día en que me salvó, ese día que me atormenta cada noche apareciendo en mis pesadillas. — Sabes que cuentas conmigo para lo que sea — respondí dándole una media sonrisa. — Tengo una hija — suelta sin más. — ¿Una hija? — repetí sin poder creerlo. — Así es — continuó de manera tranquila — teng
Narrador: Sofía.Miro a través de la ventana de mi habitación, respiro hondo y observo aquel lugar del jardín donde mi madre se sentaba todas las tardes, mientras cantaba aquellas canciones tan bonitas que ella misma componía. Cierro mis ojos y una lágrima solitaria baja por mi mejilla, a pesar de que ya pasaron semanas de su muerte siento el mismo dolor del primer día. No sé si podré llegar a superarlo, pero lo seguro es que jamás dejaré de estar agradecida por lo buena madre que fue. A pesar de su enfermedad siempre sacaba una sonrisa para no preocuparme, siempre trataba de evitar que me preocupara por ella, pero es que era algo imposible, era mi madre y era lógico que me preocupase por su bienestar. Nunca tuve nada que reclamarle, más que solo mi madre, fue mi amiga, confidente y de paso también fue mi padre, ya que a ese señor nunca lo conocí, ni siquiera me hizo falta. Cuando era pequeña preguntaba a mi madre por mi padre, ella me decía que un día me visitaría, lo cierto es qu
La discusión con Gabriel no sirvió de nada, pues el hombre se empeña en deshacerse de mí, por lo que he creado un plan B; si logro reprobar fase de prueba no me aceptarán y Gabriel tendrá que regresarme con mi nana. Lo que restó del día una mujer militar estuvo mostrándome el área, ciertas normas que debía seguir y los horarios. Llegamos frente a una casita pequeña que parecía una tienda de campaña militar — aquí te quedarás durante el periodo de prueba, mañana a las cinco de la madrugada inicia el entrenamiento, es muy importante la puntualidad — dijo la mujer — y, por cierto, los uniformes llegarán esta noche, por lo que debes pasar antes de ir al entrenamiento, te recomiendo que vayas lo más temprano posible para que puedas encontrar algo de tu taya — me miró de arriba abajo — lo veo difícil. Asiento algo incómoda por su comentario y luego entro en la tienda, la frustración se hace presente, lo único que me permitieron traer es mi ropa interior y una toalla, ni siquiera puedo ten
Siento las miradas acusadoras de los guardias presentes y me siento como una hormiga delante de gigantes. Sentí el calor en mi rostro por la vergüenza y bajé la mirada.—Como les decía — empezó a hablar aquel hombre sin despegarme la vista de encima — la disciplina es muy importante en un militar, esta incluye lo que es el respeto, el comportamiento y… — hizo énfasis en la palabra — la PUNTUALIDAD.—Lo siento — susurro sin saber que hacer.—Este será un ejemplo para todos — se gira hacia los demás presentes — cualquier indisciplina traerá consigo una sanción de un superior, esto va para todos, espero que algo así no se repita.—No, coronel — dijeron al unísono.—Usted soldado Jones — dijo refiriéndose a mi — debe darle seis vueltas al campo de entrenamiento como medida disciplinaria.Lo miré esperando que fuese una broma, pero aún me daba la espalda, además era obvio que aquel hombre no era de estar haciendo bromas.—Luego de completar las seis vueltas se integrará a las
—Me llamo Sofía — respondo mientras acepto su mano para levantarme — no te preocupes.Miro mi uniforme y maldigo internamente al ver que estaba manchado, pero decido no hacer sentir mal a aquel hombre y le regalo una sonrisa amistosa.—Pero si tú eres la pelirroja de la que todos hablan — dice con cierta sorpresa — la aspirante a soldado de esta madrugada.—¿Todos hablan de mí? — pregunto preocupada y veo como asiente con la cabeza — ¿Qué dicen?Veo como sonríe — dicen que eres toda una hozada, eres la primera en llegar tarde a un entrenamiento del coronel Miller y encima de eso lo interrumpes al llegar, eres toda una oveja descarriada — me guiña un ojo y no puedo evitar ponerme colorada por la vergüenza.—Ha sido un accidente — me defiendo.—Pues deberías tener cuidado, al paso que vas no durarás mucho aquí — aconsejó.—Tendré más cuidado — mentí pensando en que todo estaba saliendo de acuerdo con mi plan.—Pues te dejo linda, espero que nos volvamos a topar pronto — s
Luego del entrenamiento, que consistía en aprender cierto reglamento del ejército me dirigí a las duchas para bañarme antes de ir al comedor.Mientras me ducho calculo cada paso que daré en mi plan, debo saber exactamente que decirle al general, nunca lo he visto y no sé si le importan este tipo de asuntos, pero algo tengo que probar, además, si él es el que está al mando seguro que no quiere que haya corrupción aquí. Quizás no sea tan bestia como ese ogro descarado.Visualizo mi plan una vez más en mi mente:Luego de la cena salgo en dirección a la fortaleza, cuando el guardia de la puerta me detenga le explicaré que tengo que hablar con el general de manera urgente, le insistiré hasta que me permita el paso. Al estar dentro con las indicaciones que me de el guardia, buscaré la oficina del general, una vez la encuentre tocaré la puerta y esperaré a que me permita pasar y entonces hablaré con él.Suspiro no muy convencida de mi plan, pero al fin y al cabo es lo que hay. Tomo mi ro
Me encuentro aún atada y amordazada sobre la cama del coronel, ni siquiera me desató antes de irse, piensa que puede tenerme aquí como una prisionera. Esto se puede considerar como secuestro, pues me tiene retenida en contra de mi voluntad, quizás algún día lo denuncie y lo metan a la cárcel por abusivo.Sin embargo, no se me ha olvidado que el causante de todo esto ha sido Gabriel, me las va a pagar. ¿Qué le costaba dejarme con mi nana? Solo quiere hacerme sufrir, como hizo sufrir a mi madre por su abandono.Agarro fuerzas e intento levantarme, hacerlo con las manos atadas a la espalda tampoco es tan fácil, cuando lo logro busco algo con la mirada, algo que pueda ayudarme a salir de este lugar, pero es inútil, no hay nada. Sin muchas alternativas camino hacia la puerta y empiezo a patearla con la esperanza de que alguien pase cerca y logre escucharme.Luego de patear la puerta hasta cansarme vuelvo a la cama y me siento sobre ella, resignada. Mi boca duele por la mordaza, el ogro