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Capítulo 3.

Siento las miradas acusadoras de los guardias presentes y me siento como una hormiga delante de gigantes. Sentí el calor en mi rostro por la vergüenza y bajé la mirada.

— Como les decía — empezó a hablar aquel hombre sin despegarme la vista de encima — la disciplina es muy importante en un militar, esta incluye lo que es el respeto, el comportamiento y… — hizo énfasis en la palabra — la PUNTUALIDAD.

— Lo siento — susurro sin saber que hacer.

— Este será un ejemplo para todos — se gira hacia los demás presentes — cualquier indisciplina traerá consigo una sanción de un superior, esto va para todos, espero que algo así no se repita.

— No, coronel — dijeron al unísono.

— Usted soldado Jones — dijo refiriéndose a mi — debe darle seis vueltas al campo de entrenamiento como medida disciplinaria.

Lo miré esperando que fuese una broma, pero aún me daba la espalda, además era obvio que aquel hombre no era de estar haciendo bromas.

— Luego de completar las seis vueltas se integrará a las actividades que le corresponden, y se le evaluará de igual manera sin importar su retraso por el castigo — continúa diciendo y yo cada vez me convenzo más de que debo estar teniendo una pesadilla — no podrá retirarse hasta finalizar la serie de entrenamientos y el tiempo es un factor que influye a la hora de las calificaciones.

Estuve a punto de quejarme, pero me detengo al ver como se voltea quedando de frente hacia mí, mirándome con molestia.

— Puede iniciar — concluyó.

Respiré profundo y me tragué la extensa cantidad de insultos que me pasaban por la cabeza — Si señor — dije e imité la señal que me había enseñado la mujer militar el día anterior.

Me di la vuelta para empezar a correr y escuché antes de irme — coronel, diríjase a mi como coronel.

Asentí mientras empezaba mi trote alrededor del campo de entrenamiento, lo cierto es que era lo suficientemente grande como para cansarme con la primera vuelta.

Aumento mi velocidad mientras intento asimilar como he llegado a esta situación, apenas el día anterior mi nana me había despertado con un rico desayuno y un beso en la frente, ahora estoy dando vueltas alrededor de un campo de entrenamiento militar, bastante surrealista diría en realidad.

Mientras corro veo a lo lejos como todos están haciendo una serie de ejercicios mientras el coronel los vigilaba. Nunca conocí a alguien tan antipático, es cierto que he llegado tarde, sin embargo, es mi primer día, no sé nada de esto, hice lo posible por llegar a tiempo; ¿No podía ser un poco más comprensivo?

No, claro que no, el señor gruñón tiene que ser un ogro.

Pongo los ojos en blanco y hago una mueca imitando su cara de ogro, luego río para mi misma y disminuyo la velocidad ya que empiezo a agotarme.

Luego de haber dado tres vueltas, siento que no doy para más y me detengo para poder descansar, pero como era de esperarse al coronel no le agradó esto y me hizo una señal para que siguiera corriendo, así que soltando un suspiro volví a correr.

Totalmente cansada, pero sintiéndome victoriosa entro al campo de entrenamiento y me siento sobre una roca, siento mi cuerpo sudado y me entran unas inmensas ganas de darme una ducha, pero en mi situación lo veo casi imposible.

— Hola — escucho una voz femenina acercarse a mí y dirijo la mirada hacia ella — soy la oficial Margaret Brown, médico militar — me extiende su mano y yo la acepto.

— Sofía Jones — le sonreí.

— Necesito hacerte un pequeño chequeo antes de que inicies el entrenamiento, por tu seguridad — dejó el maletín que traía en el piso y empezó a buscar dentro — ¿Cómo te sientes?

— ¿Además de agotada? — dije automáticamente concierto tono de sarcasmo.

— No lo tomes personal, me han contado lo que pasó — dice mientras saca un estetoscopio — es así con todos, solo quiere disciplinarlos lo mejor posible.

Me regala una sonrisa y se coloca el estetoscopio para empezar con la revisión, yo prefiero mantener silencio para no distraerla y dejarla avanzar con su trabajo.

Luego de la pequeña revisión Margaret le informa al coronel de que puedo iniciar con el entrenamiento, así que no perdió ni un segundo para llamarme y empezar a darme indicaciones.

— El entrenamiento de hoy está basado en los ejercicios más básicos, ya que no están acostumbrados a tanto esfuerzo físico, debemos iniciar con algo sencillo — habla sin siquiera dirigirme la mirada.

El resto de la mañana me la pasé fingiendo que ponía esfuerzo en los ejercicios, cuando en realidad los hacía mal a propósito para sacar bajas calificaciones y poder volver con mi nana lo más pronto posible.

El campo de entrenamiento estaba casi vacío, solo estábamos el coronel y yo, debido a mi retraso por el castigo que recibí. A pesar de estar hambrienta estaba disfrutando el momento, ya que el coronel tenía una cara de ogro más notoria que antes, por lo que deduzco que estaba molesto y lo más probable es que sea por mi culpa.

— Terminaste aquí — dijo parándose frente a mí.

Fruncí el entrecejo sin comprender, ya que recuerdo perfectamente cuando dijo que no podría irme hasta terminar el entrenamiento, sin embargo, no objeté, pues mi estómago estaba rugiendo bastante como para ignorarlo.

— Ve al comedor y aliméntate, a ver si así aumentas algo de masa muscular, la desnutrición no te permite completar tus ejercicios — dice como si nada y se marcha sin más.

Completamente enojada, salgo del campo de entrenamiento echando mil maldiciones al aire, en pocas palabras me había llamado desnutrida, en mi cara, y se había marchado de lo más tranquilo posible.

Grandísimo imbécil

Paso a recoger los uniformes restantes que ya habían llegado y por suerte había algunos de mi talla, así que los tomé, los dejé en mi tienda y luego fui a darme un baño, allí me topé con más mujeres en las duchas, por suerte cada ducha tenía un cubículo cerrado para más privacidad.

Luego de darme un buen baño me visto y salgo con rumbo al comedor, pero antes de poder entrar alguien sale tras la puerta y no logro evitar el choque con esta persona que al parecer venía mirando hacia atrás.

— Auch — digo al recibir el impacto y siento como un líquido frío cae sobre mi.

— Lo siento — le escucho decir — ha sido mi culpa

Levanto la vista y me encuentro con unos ojos color miel mirándome de una manera muy intensa.

— Soy el teniente Williams, Jack Williams — dice mientras me extiende su mano para ayudar a levantarme — ¿Y tú quién eres bonita?

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En el próximo capítulo veremos:

— Usted y Gabriel se pueden ir directo a la m****a — suelto sin más.

— Escúchame pequeño demonio, me importa muy poco que seas la hija de Gabriel, tengo autorización para disciplinarte como se me venga en gana — dice apoyándose en el escritorio mientras me lanza una mirada asesina — así que no me provoques, porque no te va a gustar el resultado, otra falta de respeto y…

— ¿Y qué? — lo interrumpí — ¿Qué me hará coronel? ¿Me pondrá a darle cien vueltas al campo de entrenamiento? — pregunto burlona.

— Ah, ¿Quieres ver cómo te castigaré? — sus ojos se oscurecieron.

El miedo me invadió al ver que empezaba a rodear el escritorio, así que hice lo que toda persona coherente haría en mi lugar…

Corrí

Salgo huyendo hacia la puerta, pero justo cuando estoy a punto de abrirla para salir, siento como me toma de la cintura para girarme y luego acorralarme contra la puerta. Se inclina hacia mi e intento golpearlo para apartarlo pero toma mis manos y las pone sobre mi cabeza impidiendo que pueda defenderme., me gira y luego me acorrala contra la puerta. Se inclina hacia mi e intento golpearlo para apartarlo, pero toma mis manos y las pone sobre mi cabeza impidiendo que pueda defenderme.

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