— Qué está haciendo usted aquí teniente? — pregunté sin dejar de mirar a Sofía.—Estaba interrogándola coronel — dice y entonces dirijo la mirada hacia él arqueando una ceja.—¿Ya terminó? — inquiero avanzando hasta quedar frente a la camilla de Sofía y al lado del teniente.—Si coronel — responde, lo que más me molesta es su tranquilidad, como si no estuviera haciendo nada malo, cuando sé perfectamente lo que vi.—Entonces retírese y siga con la investigación — le ordeno.—Como ordene coronel — y se marcha cerrando la puerta tras de él.Dirijo la mirada a Sofía quien no ha abierto la boca — ¿Llegué en mal momento? — pregunto cruzándome de brazos.—Podría decirse — susurra, pero logro escucharla.Me siento en la silla justo al lado de la camilla, sin dejar de observarla — se puede saber ¿Por qué carajos estaban tan cerca? —¿Tú quien eres? ¿Mi padre? — pregunta con desinterés — no te debo explicaciones.—El único que puede estar tan cerca de ti soy yo — le digo y po
—¿Seguro que es el culpable? — pregunto en dirección a Drack, mientras observo al soldado que cuelga inconsciente del techo.—Ha sido fácil deducirlo — dice con simpleza — estaba en turno de guardia anoche, pero varios guardias afirman que estaba ausente en su puesto.—¿Solo por eso? — arqueo una ceja.—Encontramos el objeto con el que golpeó a Sofía en la cabeza para lograr dejarla inconsciente — explica — lo había dejado tirado unos cuantos metros después.—¿Cómo supiste que con eso la golpeó si estaba tan lejos? — arqueo una ceja.—El objeto era un tubo metálico — habla sin dejar de mirarme — estaba detrás de unos tanques, tenía algo de sangre, por lo que lo envié a analizar al laboratorio como alta prioridad, por lo que en media hora ya tenía resultados. La sangre era de Sofía y el tubo tenía huellas dactilares de una sola persona — señala al hombre frente a nosotros — sin embargo, no paré ahí, por lo que hice un registro en la habitación de este señor, encontrando un c
Narrador: Sofía.Desde aquel día en que me atacaron mi vida dio un giro inesperado, Gabriel apareció para llevarme con él, pero también para darme una terrible noticia; y es que mi nana había muerto de un infarto. No lo quise aceptar al inicio, sentí que lo poco que me quedaba ya no estaba, empecé a sentir un odio incluso mayor al que ya sentía por Gabriel, pues, si no me hubiese traído al ejército yo podría haber estado con ella y salvarla, o simplemente habría tenido unos días más para compartir con ella, por lo que me negué rotundamente a irme con él y preferí quedarme en el ejército. Tardé un tiempo en asimilar que estaba sola en la vida, que ya no tenía a nadie más que a mi misma, pero lo terminé aceptando. Durante los últimos cinco meses he dado todo de mi en cada entrenamiento, a pesar de tener desventajas frente al resto, he sabido como sobrepasar cada prueba. Gabriel también me habló sobre sus enemigos, las personas que podrían lastimarme para tener poder sobre él, sin e
Podría soltarme? — pregunto, conectando con su mirada.—Sabes que no voy a dudar en ponértelo en contra de tu voluntad si es necesario, solo deja que lo haga y listo — mientras suelta esas palabras me agarra ambas manos y en un rápido movimiento me da la vuelta para ponerme sobre el escritorio.Él tiene razón, de todas maneras, lo hará, porque le importa una mierda lo que yo sienta o piense.—Está bien, pero suélteme — me rindo sintiendo como floja su agarre en mi inmediatamente.—Bien — responde y me suelta dejando que me incorpore.Una vez de pie lo veo tomar el paquete y sacar algo, inmediatamente se agacha y levanta mi pantalón en la pierna derecha, dejando mi tobillo al descubierto, para posteriormente ponerlo atando una pequeña correa impermeable con una mini pantalla que mostraba un punto verde parpadeante. Al colocarlo veo como pone su dedo sobre lo que parecía ser un sensor de huella dactilar, el aparato hace dos pitidos y se habilita un seguro.—Para quitártelo ten
—Sofía — la voz del coronel me sobresalta.—Mierda — susurro levantándome de inmediato — escóndete.—¿Por qué? — pregunta Jack levantándose de la cama — no estamos de servicio, no pasa nada.Antes de poder decir media palabra el coronel aparece entrando en la tienda, clavando sus ojos sobre mí.—¿Qué sucede aquí? — pregunta, cruzado de brazos.—Nada coronel, solo estábamos hablando, ya que hacía mucho que no nos veíamos — responde con naturalidad.—Ya veo — me lanza una mirada de enojo — ¿Podrías dejarnos a solas? Debo hablar algo con Jones.—Claro coronel — se gira hacia mí y me da un beso en la mejilla, logrando sacarme un rubor por la sorpresa — te espero con los muchachos — me guiña un ojo y puedo ver una sonrisa de satisfacción en sus labios, antes de abandonar el lugar.¿Lo había hecho a propósito? El no haría algo así ¿O sí? Mis ojos se topan con aquella mirada tormentosa, el coronel no parecía nada relajado, su mandíbula estaba tensa y sus puños apretados. ¿
—Alguien viene — susurré nerviosa.—Ve por allí — me señala como puedo salir al otro lado por detrás.Asiento y salgo casi huyendo sin pensármelo dos veces, me escondo detrás de la pared, pero antes de seguir mi camino decido ver de quien se trata.Drack…Siempre apareciendo en el momento menos oportuno.Con cuidado de que no me viera seguí mi camino, mi corazón late con tanta rapidez que siento que se saldrá de mi pecho en cualquier momento, quizás por la adrenalina de casi ser atrapados, o tal vez por haberme besado con Jack, o una combinación de ambas.Fui hasta mi tienda para buscar mi uniforme y dirigirme a las duchas de inmediato, curiosamente llevaba una estúpida sonrisa en el rostro durante todo el trayecto.Me despojo de mi ropa e ingreso a la ducha, abro el agua caliente y dejo que caiga sobre mi cabeza, suspiro mientras siento la satisfacción del agua recorriendo mi cuerpo. Uno de mis dedos va hasta mis labios, intentando recordar la sensación de sus labios contra
Luego de recuperarme de los golpes que había recibido pasaron varios días. Días en los que el coronel empezó a darme prácticas sobre combate, no había mejorado casi nada, me era muy difícil todo aquello, mucho más cuando el coronel se encargaba de ponérmelo difícil. Mientras que Jack simplemente seguía como de costumbre, coqueteando y haciendo insinuaciones, sin embargo, no hubo otro beso o algún otro acercamiento fuera de lo normal.Los días avanzaban de manera muy lenta, pero al fin llegó el día de mi cumpleaños, el día en que al fin podía decir que era una adulta, sin que nadie me contradijera.Una lágrima traviesa se escapa de mis ojos, quería celebrar este día con mi madre y mi nana, pero ninguna está presente. Miro a todos lados, pero el campo de entrenamiento sigue estando vacío, el coronel debió haber llegado hacía ya media hora, así que decidí salir a buscarlo. La habitación del coronel se encontraba a pocos metros, por lo que logré llegar de inmediato. Observo la puerta
El resto de la madrugada simplemente me lo pasé en mi tienda, imaginándome mil y un escenarios con el coronel, ni siquiera me molesté en intentar adivinar a donde iría con Gabriel.Al llegar la hora indicada simplemente me levanto y me dirijo a la fortaleza, donde me dejan ingresar sin siquiera preguntar, al hacerlo me voy a la oficina y tocó la puerta antes de entrar.—Pase — y entonces entro al lugar.Al ingresar veo al coronel y a Gabriel sentados frente al escritorio, hablando tranquilamente.—Ya estoy aquí — interrumpo y ambos me miran.—Buenos días Sofía, he venido a buscarte — habla Gabriel.—Si ya me lo han dicho ¿A dónde vamos? — pregunto cruzándome de brazos.—Es una sorpresa, feliz cumpleaños — se levanta de su asiento.—Gracias — digo con ironía — no quiero ir a ningún lado.—No hagas una escena delante del coronel, vamos — dice y empieza a caminar fuera de la oficina.Me mantengo en mi lugar mirando como se aleja, luego miro hacia el coronel quién me mira