Luego del entrenamiento, que consistía en aprender cierto reglamento del ejército me dirigí a las duchas para bañarme antes de ir al comedor.Mientras me ducho calculo cada paso que daré en mi plan, debo saber exactamente que decirle al general, nunca lo he visto y no sé si le importan este tipo de asuntos, pero algo tengo que probar, además, si él es el que está al mando seguro que no quiere que haya corrupción aquí. Quizás no sea tan bestia como ese ogro descarado.Visualizo mi plan una vez más en mi mente:Luego de la cena salgo en dirección a la fortaleza, cuando el guardia de la puerta me detenga le explicaré que tengo que hablar con el general de manera urgente, le insistiré hasta que me permita el paso. Al estar dentro con las indicaciones que me de el guardia, buscaré la oficina del general, una vez la encuentre tocaré la puerta y esperaré a que me permita pasar y entonces hablaré con él.Suspiro no muy convencida de mi plan, pero al fin y al cabo es lo que hay. Tomo mi ro
Me encuentro aún atada y amordazada sobre la cama del coronel, ni siquiera me desató antes de irse, piensa que puede tenerme aquí como una prisionera. Esto se puede considerar como secuestro, pues me tiene retenida en contra de mi voluntad, quizás algún día lo denuncie y lo metan a la cárcel por abusivo.Sin embargo, no se me ha olvidado que el causante de todo esto ha sido Gabriel, me las va a pagar. ¿Qué le costaba dejarme con mi nana? Solo quiere hacerme sufrir, como hizo sufrir a mi madre por su abandono.Agarro fuerzas e intento levantarme, hacerlo con las manos atadas a la espalda tampoco es tan fácil, cuando lo logro busco algo con la mirada, algo que pueda ayudarme a salir de este lugar, pero es inútil, no hay nada. Sin muchas alternativas camino hacia la puerta y empiezo a patearla con la esperanza de que alguien pase cerca y logre escucharme.Luego de patear la puerta hasta cansarme vuelvo a la cama y me siento sobre ella, resignada. Mi boca duele por la mordaza, el ogro
Narrador: Joshua.Le doy otro azote y veo como tiembla — uno — al fin susurra vencida y yo asiento satisfecho y sigo con otro — dos…Bajo la intensidad ya que al fin está cooperando para que entienda el mensaje que le quiero transmitir, sin necesidad de hablar.Luego de varios minutos le doy la última nalgada y la escucho decir — quince.Aún con sus manos atrapadas me incliné y volví a colocarle sus bragas y su pantalón — ya te puedes levantar — le digo y la suelto.Ella se levanta sin decir nada y antes de alejarse le agarro del brazo y tiro de ella para que se de la vuelta quedando frente a mí. Puedo ver sus mejillas mojadas por las lagrimas y lo ruborizada que está, pero se mantiene mirando cualquier cosa de la habitación que no sea yo. —Acuéstate y duerme — se limita a asentir y yo suelto su brazo, rodea la cama y sin decir media palabra se acuesta al otro lado. Miro mi mano, la cual estaba un poco roja aún y suelto un suspiro frustrado.¿Ahora siento culpa?Me golpeo
Narrador: Sofía.Abro los ojos aún adormilada y me remuevo en la cama, esta cama es tan cómoda, me parece una injusticia que el coronel pueda tener tantos privilegios en un lugar como este, el tamaño de la cama es simplemente exagerado e innecesario, tiene su propio baño, un armario y hasta una nevera. ¿Eso es algo normal? No lo creo la verdad.Miro el reloj en la mesita y veo que marca las 8:05 a.m. así que decido levantarme y darme un baño, abro el armario del coronel y encuentro toallas limpias, tomo una y me dirijo al baño. Al entrar me despojo de mi ropa y abro el agua caliente, para luego meterme debajo. Me mantengo allí durante varios minutos, luego tomo la esponja de baño y le pongo jabón para empezar a frotarme con ella.Flash Back:Siento otro azote más fuerte que el anterior y me parece que no voy a soportar por mucho tiempo, el siguiente me hace temblar, y me doy por vencida — uno — digo con voz casi inaudibleVuelve a impactar — dos — siento como mi voz empieza a que
Me remuevo incómoda al sentir un peso sobre mí, abro los ojos y está oscuro, me muevo y entonces me doy cuenta de que es el brazo del coronel que se aferra a mí con fuerza, y es cuando me doy cuenta de que me tiene abrazada por detrás, enderezo la espalda y siento su abdomen contra ella cuando empieza a acomodarse, acercándome más a él y aprisionándome de manera que casi no puedo ni respirar.Cuando me pega completamente a él, pone una de sus piernas sobre mí y es entonces cuando lo siento… algo me empieza a hacer presión en mi trasero y mis ojos se abren con sorpresa.¿A caso es…?Vuelve a moverse y me hago más consiente de la erección que frota contra mí. ¿Qué demonios?—Coronel — susurro y no obtengo respuesta, es claro que está dormido.Mis mejillas se encienden por la situación e intento salir de su agarre, pero es simplemente inútil.—¡coronel! — esta vez hablo más fuerte.—¿Qué pasa? — pregunta levantando la cabeza con voz adormilada.—¿Podría soltarme? — mi voz sal
—Mírame, Sofía — lo escucho decir y maldigo en mis adentros, no lo obedezco. Una de sus manos va hasta mi mentón y suavemente lo hace subir para que lo mire.Debo decir que se veía jodidamente atractivo con su cabello mojado por el agua y las pequeñas gotas bajando por su cara y cuello.—Me parece que ya entiendes la situación — dice mirándome a los ojos con cierta intensidad — deja de provocarme, solo compórtate bien y nos evitamos este tipo de situaciones ¿Ok? Asiento y desvío la mirada hacia mis manos — ¿Ya me puedo ir? — intento ignorar su cercanía y el bulto bajo su pantalón.—Puedes irte — responde y se hace a un lado — toma una de las toallas del armario y sécate bien, para que no te resfríes y usa otra de mis camisetas.Asiento en silencio y salgo de inmediato, mientras tiemblo por el frío busco una toalla y empiezo a secarme, tomo otra camiseta y me la pongo de inmediato, me siento en la cama y sigo secando mi cabello.Luego de unos minutos el coronel salió del baño
Narrador: Joshua.Salgo de la enfermería para dejar que Margaret haga su trabajo revisando a Sofía, en estos momentos no sé que es mayor, si mi preocupación, o el enojo que traigo dentro.No debí enviarla sola.Mientras camino ignoro todo a mi alrededor, Gabriel ha confiado la vida de su hija en mis manos, ¿Y qué es lo primero que hago? Ponerla en peligro, genial, soy una pésima niñera, a decir verdad.Entro a la oficina, y el teléfono empieza a timbrar, suspiro resignado, es obvio que el general ya se ha enterado. —Coronel Miller — me identifico al descolgar la llamada.—Coronel — es la voz del general — como es posible que una aspirante a soldado haya sido atacada dentro de nuestra base militar, esto es inaceptable.—Estoy tan consternado como usted — respondo — la victima acaba de despertar, la está revisando el médico, cuando esté en condiciones voy a interrogarla personalmente y abriré una investigación profunda, quien sea que lo haya hecho lo voy a descubrir.—Eso e
— Qué está haciendo usted aquí teniente? — pregunté sin dejar de mirar a Sofía.—Estaba interrogándola coronel — dice y entonces dirijo la mirada hacia él arqueando una ceja.—¿Ya terminó? — inquiero avanzando hasta quedar frente a la camilla de Sofía y al lado del teniente.—Si coronel — responde, lo que más me molesta es su tranquilidad, como si no estuviera haciendo nada malo, cuando sé perfectamente lo que vi.—Entonces retírese y siga con la investigación — le ordeno.—Como ordene coronel — y se marcha cerrando la puerta tras de él.Dirijo la mirada a Sofía quien no ha abierto la boca — ¿Llegué en mal momento? — pregunto cruzándome de brazos.—Podría decirse — susurra, pero logro escucharla.Me siento en la silla justo al lado de la camilla, sin dejar de observarla — se puede saber ¿Por qué carajos estaban tan cerca? —¿Tú quien eres? ¿Mi padre? — pregunta con desinterés — no te debo explicaciones.—El único que puede estar tan cerca de ti soy yo — le digo y po