Epílogo: Candidatos al amor*Narra Brooke Collins de Grant*(Doce años más tarde) —Buenos días, primera dama —sonrío y me muevo bajo su cuerpo.—Buenos días, señor presidente —me doy la vuelta rodando bajo su fornida y adorada para mí, figura y soy suya en ese gesto.Se acomoda entre mis piernas, mis manos suben a su cuello, mi boca a la suya y cuando me quiero dar cuenta estamos gimiendo en un tórrido beso que por muchos años que pasen, nunca dejamos de darnos al amanecer.Seguimos siendo como aquella pareja de enamorados furtivos que se escondía para amarse, que luchó contra el odio de dos familias por salvar su amor y que luego de mucho, logró salir adelante detrás de un trasfondo vengativo y turbio que terminó en el fracaso de estúpidas amenazas que lo único qué, paradójicamente consiguieron fue unirnos como familia. El fin de todo lo malo vino de algo muy malo que repercutió en un final feliz. Asunto increíble pero cierto.—Te deseo —arrastra las palabras en mi oído. Se le caen
Prólogo: Juego de Ricos*Narra Maia Miller*Amar en las sombras no es nada fácil. Ser la otra, el secreto, la mentira, la traición y la definición de todo lo que está mal... Es algo que acaba por consumir la más grande historia de amor.Me llamo Maia Miller, soy la jefa de prensa y amante del hombre que está ahora mismo en el estrado del palacio de gobierno, recitando el discurso de envestidura que yo escribí para él, sin imaginar que hay mucho más que un ascenso a la presidencia esperándole esta noche.Mi esposo y su mujer están allá arriba, a su lado, recibiendo la gloria de una campaña que me ha costado sangre, sudor y lágrimas. Mientras acaricio mi vientre con ternura, me duele saber todo lo que él va a perderse de nosotros cuando sea el máximo dirigente del país. Bruce recita para las cámaras y hace círculos con uno de sus dedos sobre la sortija que le regalé, mientras yo me muerdo los labios para no llorar.Me mira, le sonrío sin alegría y él vuelve a su fachada de hombre perfe
Capítulo uno: Todo ha terminado~Seis meses antes~*Narra Maia Miller*Siento el calor en mi entrepierna mientras los labios que ya conozco de memoria besan mi boca. El latido incesante de mi corazón me corta la respiración. Sus dedos me torturan sin piedad, yo gimo sin control. Sé que está mal, que no es correcto, pero... lo quiero. Lo he querido desde el día en que lo conocí. —Mírame, Maia —ordena con voz ronca—. Déjame ver esos ojos de hechicera. —¡Bruce! —jadeo con desesperación. El éxtasis llega con la velocidad y el ímpetu de un rayo. Sin embargo, él no me da tregua y me posee con su virilidad, llevándome hasta el recóndito más oscuro del abismo. Una, dos, tres... pierdo la cuenta de sus feroces embestidas, así como de las veces que grito su nombre. —Quédate a mi lado —le veo tan vulnerable como nunca antes—. Se mía para siempre. Quiero serlo, es lo que siempre he querido, pero... —No voy a ser el sucio secreto del Senador Collins —declaro con pesar. —Será temporal, yo
Capítulo dos: El reencuentro*Narra Bruce Collins* "¡Candidato favorito a la presidencia de los Estados Unidos de América!"Observo el titular del "Washigton Post" mientras bebo mi descafeinado sin azúcar y todavía no me creo lo que me ha costado llegar aquí. Incluso pienso en todo aquello a lo que he renunciado para ser presidente del país más importante del mundo; pero estoy a punto de lograrlo. Ya no queda nada.Aspiro a convertirme en el hombre más poderoso de todo el planeta, así como el más asediado. Me siento orgulloso de mí mismo, sintiendo únicamente cierta pena porque no tenga con quien compartir mi triunfo... Mi padre ya no está y mi madre es como si tampoco lo hiciera, puesto que nunca ha superado su muerte.No tengo hijos y soy el tipo más jóven de la historia en aspirar a presidir América. Y como si el destino se estuviera riendo de mí en este justo instante, la puerta de mi despacho se abre. Mi señora esposa entra con su habitual línea recta incrustada en esos labio
Capítulo dos: Recuerdos*Narra Maia Miller*Pensé que estaba preparada para este momento. En verdad me sentí lista para enfrentarme a él nuevamente, para tolerar su cercanía sin que cree estragos en mí... pero he fracasado de manera estrepitosa. Me sudan las manos. El miocardio late tan fuerte dentro de mi pecho que casi puedo pensar que me está dando un infarto. Podría jurar que siento el bombear de la sangre en mis venas y todas mis arterias se ponen de acuerdo para latir descontroladas frente a él, el mismo hombre que no puedo olvidar y al que hace exactamente un año y dos meses, tuve enterrado profundo dentro de mí mientras ambos jadeábamos en la boca del otro. —¡¿Bruce, estás bien? —su esposa le reclama y él parece no poder apartar sus ojos de los míos. La mano de Gerald que permanece en mi espalda, avanza un poco hasta mi franja dorsal y presiona allí, en un intento por motivarme para que rompa el clima extraño que se ha creado a raíz de mi presentación. Yo no creí que me re
Capítulo cuatro: Perdiendo los papeles*Narra Bruce Collins*No sé lo que estoy haciendo. Juro que me supera esta escena que estoy protagonizando con ella, como si fuéramos unos tontos colegiales o adolescentes hormonales. Mis manos censuran las suyas en un fuerte agarre sobre su cabeza, haciendo que las cimas de su bustose junten y me hagan ojitos desde el interior de tan exquisito vestido. ¡Esta mujer es una belleza!No la recuerdo así, la verdad. Sin embargo lo importante lo reconozco y que Dios me ayude para poder olvidarlo.¡Y se ha casado! —Voy a tener que pasar, señor —me vuelve a mentir la muy descarada y lo hace en mi cara, con la suya circunspecta. —Has venido a joderme la vida, la carrera y el matrimonio, ¿cierto, Maya? —la acuso ignorando sus palabras anteriores, que tan hondo me han clavado una estaca envenenada—. ¿O has venido a restregarme tu anillo de bodas en la cara? »¿Cuánto ha pasado? —cuestiono—. ¿Año y medio? ¿Tan rápido me has olvidado? —Yo no... —¡¿Desde
Capítulo cinco: Descubiertos*Narra Bruce Collins*Lo que me faltaba. Christine Collins tiene la habilidad de aparecer cuando menos se le necesita.—No es asunto tuyo —la despacho con rapidez con mí tono más cortante antes de pasar de largo. Maia se ha perdido por el pasillo...—Solo espero que de todas las mujeres a las que puedes tirarte, no lo hagas precisamente con esta. «Maldit@ intuición femenina»Mi esposa me reclama porque sabe, o debe haber visto en mi expresión, que la chica de ojos violetas me ha descolocado los chacras... por ponerle un poco de humor a una situación que para nada me da risa. Más bien, da miedo. —Solo estaba perdida —miento con descaro. —Oh, Bruce, te conozco tanto —se mantiene defendiendo su teoría...—Eso es lo que tú crees —murmuro hacia la nada mientras bajo las escaleras. Bajamos a la reunión, dejando el tema zanjado... al menos por el momento. Paso el resto de la noche ignorando el deseo irremediable de mirarla. No soy capaz de suprimirlo, pero h
Capítulo seis: ¿Quién es Brooke? *Narra Maia Miller*Gerald sabe disimular muy bien la sorpresa que debe estarse llevando al leer el documento y sonríe. para cubrir su engaño refiere...—Cada día me hago más viejo, amigo mío —refirió para encubrir su engaño, pese a que se pone rígido a mis espaldas—. Olvidé colocarme los lentes y no veo un burro a diez pasos sin ellos.El candidato frente a mí suelta un mal disimulado suspiro en tanto yo aprovecho para firmar sin más. Es mejor no darle largas al asunto, ni tampoco más importante de la que tiene. —No sabía que usabas lentes de contacto, Fox —murmura Bruce moviéndose incómodo sobre la silla.—A cierta edad prefiero disimular mis discapacidades —mi esposo deja escapar un chascarrillo, dando por finalizada la treta.—Hecho, señor —mascullo persiguiendo una gota de sudor que me corre por la sien y la elimino incómoda. Agradezco internamente la rapidez y el ingenio de mi marido para sobrellevar la inesperada situación y siento cómo su ma