Capítulo dos: Recuerdos*Narra Maia Miller*Pensé que estaba preparada para este momento. En verdad me sentí lista para enfrentarme a él nuevamente, para tolerar su cercanía sin que cree estragos en mí... pero he fracasado de manera estrepitosa. Me sudan las manos. El miocardio late tan fuerte dentro de mi pecho que casi puedo pensar que me está dando un infarto. Podría jurar que siento el bombear de la sangre en mis venas y todas mis arterias se ponen de acuerdo para latir descontroladas frente a él, el mismo hombre que no puedo olvidar y al que hace exactamente un año y dos meses, tuve enterrado profundo dentro de mí mientras ambos jadeábamos en la boca del otro. —¡¿Bruce, estás bien? —su esposa le reclama y él parece no poder apartar sus ojos de los míos. La mano de Gerald que permanece en mi espalda, avanza un poco hasta mi franja dorsal y presiona allí, en un intento por motivarme para que rompa el clima extraño que se ha creado a raíz de mi presentación. Yo no creí que me re
Capítulo cuatro: Perdiendo los papeles*Narra Bruce Collins*No sé lo que estoy haciendo. Juro que me supera esta escena que estoy protagonizando con ella, como si fuéramos unos tontos colegiales o adolescentes hormonales. Mis manos censuran las suyas en un fuerte agarre sobre su cabeza, haciendo que las cimas de su bustose junten y me hagan ojitos desde el interior de tan exquisito vestido. ¡Esta mujer es una belleza!No la recuerdo así, la verdad. Sin embargo lo importante lo reconozco y que Dios me ayude para poder olvidarlo.¡Y se ha casado! —Voy a tener que pasar, señor —me vuelve a mentir la muy descarada y lo hace en mi cara, con la suya circunspecta. —Has venido a joderme la vida, la carrera y el matrimonio, ¿cierto, Maya? —la acuso ignorando sus palabras anteriores, que tan hondo me han clavado una estaca envenenada—. ¿O has venido a restregarme tu anillo de bodas en la cara? »¿Cuánto ha pasado? —cuestiono—. ¿Año y medio? ¿Tan rápido me has olvidado? —Yo no... —¡¿Desde
Capítulo cinco: Descubiertos*Narra Bruce Collins*Lo que me faltaba. Christine Collins tiene la habilidad de aparecer cuando menos se le necesita.—No es asunto tuyo —la despacho con rapidez con mí tono más cortante antes de pasar de largo. Maia se ha perdido por el pasillo...—Solo espero que de todas las mujeres a las que puedes tirarte, no lo hagas precisamente con esta. «Maldit@ intuición femenina»Mi esposa me reclama porque sabe, o debe haber visto en mi expresión, que la chica de ojos violetas me ha descolocado los chacras... por ponerle un poco de humor a una situación que para nada me da risa. Más bien, da miedo. —Solo estaba perdida —miento con descaro. —Oh, Bruce, te conozco tanto —se mantiene defendiendo su teoría...—Eso es lo que tú crees —murmuro hacia la nada mientras bajo las escaleras. Bajamos a la reunión, dejando el tema zanjado... al menos por el momento. Paso el resto de la noche ignorando el deseo irremediable de mirarla. No soy capaz de suprimirlo, pero h
Capítulo seis: ¿Quién es Brooke? *Narra Maia Miller*Gerald sabe disimular muy bien la sorpresa que debe estarse llevando al leer el documento y sonríe. para cubrir su engaño refiere...—Cada día me hago más viejo, amigo mío —refirió para encubrir su engaño, pese a que se pone rígido a mis espaldas—. Olvidé colocarme los lentes y no veo un burro a diez pasos sin ellos.El candidato frente a mí suelta un mal disimulado suspiro en tanto yo aprovecho para firmar sin más. Es mejor no darle largas al asunto, ni tampoco más importante de la que tiene. —No sabía que usabas lentes de contacto, Fox —murmura Bruce moviéndose incómodo sobre la silla.—A cierta edad prefiero disimular mis discapacidades —mi esposo deja escapar un chascarrillo, dando por finalizada la treta.—Hecho, señor —mascullo persiguiendo una gota de sudor que me corre por la sien y la elimino incómoda. Agradezco internamente la rapidez y el ingenio de mi marido para sobrellevar la inesperada situación y siento cómo su ma
Capítulo siete: Confundida*Narra Maia Miller*¡La madre que me parió!Su dedo acaricia el nombre escrito en mi pecho izquierdo, justo encima de mi corazón.No controlo mis emociones y es imposible disimular la electrizante sensación que atraviesa mi cuerpo con el roce de su dedo.—Primero —susurro sintiendo el corazón desbocado—, no tengo que darte explicaciones —lleva su otra mano a mi cadera y hace presión en el hueso que sobresale—. Segundo, quedamos en ser profesionales y no cruzar ciertas líneas cuando firmamos tu apéndice de contrato. Y tercero —me detengo cuando encaja su pulgar en mi piel, obligándome a reprimir un jadeo—, deja de tocarme como si tuvieras todo el derecho a hacerlo. Te recuerdo que estoy casada y tú también. —Ojalá pudiera olvidarlo —murmura. Mi comentario parece surtir efecto, puesto que se aleja como si tuviera la peste. La pérdida de su contacto me calma los latidos un poco, aunque me sabe a vacío. Casi... casi le tomo de la muñeca para acercarlo a mí y b
Capítulo ocho: Estúpida*Narra Maia Miller*¡Sigue ahí!Me estoy besando como si necesitara hacerlo para sobrevivir con otro hombre y él se queda mirando la escena como pasmarote. Gerald mueve mi rostro hacia el otro lado y pierdo el contacto visual con Bruce, pero eso no significa que deje de sentir sus ojos siguiendo cada uno de nuestros movimientos.Gimo en la boca de mi esposo intentando espantarlo y para mi mala suerte, consigo todo lo contrario.—Espero que en el futuro se limiten a manosearse en su casa —mi actual jefe masculla luego de un carraspeo—. No me gusta encontrarme escenas eróticas por las escaleras de mi propia casa, porque para empezar está prohibido. Cuando quiera ver cine XXX me compro una película. La ironía no le va y le hace lucir tan vulgar que hasta él mismo se da cñuenta. En su rostro se le observa incómodo y sin decir palabra alguna luego de su desafortunada comparación, se aleja a toda prisa, dejándonos a solas. Yo por mi parte solo puedo respirar, tratan
Capítulo nueve: El juego acaba de comenzar*Narra Maia Miller*O el destino es muy caprichoso o nada en esta vida sucede porque sí.La sorpresa me consume por completo y no puedo creer quién está delante de mí.—¿Charlie? —le examino de pies a cabeza sin disimulo alguno, comprobando mis sospechas—. ¡Por Dios, eres tú! —Hola, rubia explosiva —me regala su característica sonrisa baja bragas, como si no acabara de darme un susto de muerte—. Tiempo sin vernos. —Pero, ¿qué haces aquí? —cuestiono—. ¿Y por qué me has tomado por detrás? —Quería darte una sorpresa. —¡Tu sorpresa casi me provoca un infarto! —le reclamo—. ¿A qué has venido? —Pues, ¿qué crees? —hace aspavientos con las manos—. Soy tu contacto. El vejete Fox me ha llamado hace tres días a las tres de la madrugada. Tantos trastos te echó hasta que te conquistó, ¿eh?—Eh... —sonrío a medias—, algo así. —Bueno, no tenemos tiempo para ponernos al día ahora mismo —añade sin perder el gesto jovial en tanto me extiende un sobre—. A
Capítulo diez: Tras sus pasos*Narra Bruce Collins*Me ha colgado... ¡Se ha atrevido a colgarme!—¡Atrevida! —lanzo el móvil contra la guantera del coche—. ¡Maldit@ seas, Maia Miller! Y m@ldito el día en que decidiste regresar a mí... porque no pienso soltarte otra vez. No sin antes hacerte tragar tus palabras.El esposo me lo paso por las pelotas y no me importa el papel importante que juega en mi candidatura.Hay mucho en juego aquí... Sobre todo mi orgullo. Está muy equivocada si piensa que puede largarse y venir cuando se le pega la gana o hacer y deshacer a su antojo. «Y de ocultarme cosas», recuerdo. Porque si de algo estoy seguro es de los secretos que esconden sus ojos violetas de bruja. El último año lejos de mí está lleno de misterios muy bien tapados, puesto que ha simple vista no he encontrado nada, aparte de que consiguió graduarse de la escuela de Periodismo. Al parecer, ha olvidado de lo que soy capaz. «Que tenga buena tarde, señor», sus palabras siguen en mi cabeza