Capítulo diez: Tras sus pasos*Narra Bruce Collins*Me ha colgado... ¡Se ha atrevido a colgarme!—¡Atrevida! —lanzo el móvil contra la guantera del coche—. ¡Maldit@ seas, Maia Miller! Y m@ldito el día en que decidiste regresar a mí... porque no pienso soltarte otra vez. No sin antes hacerte tragar tus palabras.El esposo me lo paso por las pelotas y no me importa el papel importante que juega en mi candidatura.Hay mucho en juego aquí... Sobre todo mi orgullo. Está muy equivocada si piensa que puede largarse y venir cuando se le pega la gana o hacer y deshacer a su antojo. «Y de ocultarme cosas», recuerdo. Porque si de algo estoy seguro es de los secretos que esconden sus ojos violetas de bruja. El último año lejos de mí está lleno de misterios muy bien tapados, puesto que ha simple vista no he encontrado nada, aparte de que consiguió graduarse de la escuela de Periodismo. Al parecer, ha olvidado de lo que soy capaz. «Que tenga buena tarde, señor», sus palabras siguen en mi cabeza
Capítulo once: De engaños y traiciones*Narra Maia Miller*Sacudo la maruga frente a sus ojos y la sonrisa salta a la vista de manera automática. Es lo más hermoso que he visto en mi jodida vida. —Oh, ¡aquí estáis! —mi hermana aparece en la puerta de mi habitación con cara de angustia—. Mujer, ¿por qué no me has avisado que te la habías llevado? Casi me muero del susto al no verla. Pensé que se había caído... —¿Por dónde se va a caer, Diana? —río sin dejar de sacudir el juguete. No quiero que la pequeña pierda la sonrisa—. Es una bebé que apenas puede dar vueltas en la cama. —Eso es contigo —protesta acercándose a mí—. Con el resto es un pequeño demonio hiperactivo y con Gerald... bueno, ya sabemos que es su inodoro favorito. —Exageras —pongo los ojos en blanco—. Mejor ve a descansar otro rato. Está visto que madrugar no te sienta bien. —Son las cinco de la mañana, no creo que pueda dormir más. —Gerald está a punto de salir del baño... —Entonces, será mejor que vaya a preparar
Capítulo doce: Quiero besarlaBruce Collins Ajusto los puños de la camisa luego de colocar los gemelos de oro que me regaló la madre de Christine. —No será siempre así, Brian... —la voz de mi mujer hace mella en mi mente—. Eso no es cierto y lo sabes. Yo solo tengo relaciones contigo desde hace mucho y ni siquiera comparto habitación con él. Vaya, vaya, Christine. Con que estas tenemos. Esto es un negocio del que me saldré si no resulta como he planeado durante años.Las cosas se tuercen un tanto y mi día arranca de manera poco esperada para mí y un tanto torcida. Me pego a la puerta como una vieja chismosa a escuchar su coloquio telefónico. Es evidente que el amante de mi esposa. »Esto es un negocio del que me saldré si no resulta como he planeado durante años.No doy crédito a lo que escucho. ¿Será hija de put@? ¿Con todo lo que hemos sacrificado para llegar aquí?»Si eso pasa yo misma saboteo su siguiente campaña —continúa—. No aguanto más y lo sabes. Mi padre le retirará el
Capítulo trece: Mía*Narra Maia Miller*La sensación de proximidad es enloquecedora y no solo la física, sino también la espiritual... Ese momento en que sientes que tu alma conecta con la de otra persona y en nuestro caso, que no logra desconectar.Somos parte de una misma esencia desde hace mucho y corroborarlo en sus brazos es una locura.Su boca está cada vez más cerca, el corazón de ambos late desenfrenado, en tanto mis manos hacen puños en el planchado saco que recubre sus potentes hombros. Su nariz roza la mía y... —¡Lo siento, señor! —me aparato con un repentino movimiento. Ese "lo siento" lleva distintas lecturas y los dos lo sabemos, pero ninguno de los dos dice una palabra más.Cuando tomo distancia de él, simplemente me intenta sostener la mano un poco más y termino dando un tirón para liberarme. Él frunce el ceño, confundido y decepcionado.—Estamos listos —comunica a la tripulación luego de un carraspeo —. Podemos volar cuando queráis. Solo seremos nosotros.Esas últim
Capítulo catorce: ¿Qué leches estoy haciendo? *Narra Maia Miller*Bruce pone un dedo en mis labios y se queda mirando mis ojos tanto como yo los suyos. Estamos perdidos si nos descubren. No sé cómo podríamos explicar qué hacemos juntos en un baño. Por dentro rezo para Gerald no diga nada que comprometa mi verdadera intención. Sin embargo por fuera aún tiemblo, estar en sus brazos otra vez es una locura. Volver a sentir todo desde cero, como si jamás hubiese existido todo este tiempo entre los dos me vuela la mente y no sé que hubiera pasado si no llega a interrumpir mi marido.—Maia, ¿estás ahí? —mi esposo vuelve a llamarme y me pongo más rígida... si se puede. ¡Joder, ¿qué he hecho?! Se lo prometí, me lo prometí a mí misma. Bruce era agua pasada y... «Deja el cántico que ya se te ha arruinado la tapadera, querida», una insolente voz en mi cabeza abre el suelo bajo mis pies hasta marearme. El candidato me suelta y tras hacerme señas para que responda con voz calmada, tomo una pr
Capítulo quince: Cuentas sin saldar*Narra Bruce Collins*Han sido tantos recuerdos los que se me han metido en el sistema de golpe solo de rozar su boca, que siento que tengo sed de más. Necesito saber qué ha sido de ella todo este tiempo, dónde siguió su vida sin mí y cómo se atreve a decir que no volverá a ocurrir algo que sabe a un pedazo del cielo en medio de este interminable infierno en el cual he terminado... y la he arrastrado conmigo. Amé a esa mujer como nunca pensé que podría. Y hoy, hoy que su boca ha vuelto a ser mía he dado un viaje al pasado con su sabor. Uno del cual me habría gustado no regresar. «Quiero tener un futuro con ella», sueños y anhelos que enterré hace más de un año regresan con mayor contundencia que nunca. No sé cómo, ni veo la manera, pero no consigo pensar en nada más. Me veo dentro de muchos años, cuando mis labios arrugados besan tímidos los suyos gastados en medio de un porche, sentados en el sillón para dos y dos labradores corriendo con nuestr
Capítulo dieciséis: Sin boleto de regreso*Narra Maia Miller*Estoy cansada hasta decir «basta». Ha sido una noche intensa por muchas razones y ahora volamos de vuelta a casa. No es sencilla esta fase en la que estamos, pero el cansancio se hace una constante un poco molesta y siento que todos estamos un poco irascibles dentro del mismo avión.La estilizada señora Collins mantiene una conversación muy animada con Gerald como si fueran los mejores amigos, en tanto Bruce y su futuro vicepresidente debaten pasos y estrategias de una forma más discreta. Yo debería estar en uno de los dos grupos, precisamente en el de mis candidatos. Sin embargo, me quedo en mi apartado asiento, fingiendo dormitar. Estoy demasiado agotada. No quiero acercarme ni a mi ex, ni mucho menos a mi esposo. Tengo una jaqueca horrible que no cede con ningún analgésico. Mi cerebro se encuentra saturado de tanto pensar y remorderme la conciencia. Solo quiero llegar a mi casa, darme un buen baño de agua fría, tanto p
Capítulo diecisiete: El pasado regresa*Narra Maia Miller*Bruce en shock... Eso es algo que no pensé presenciar jamás. Lo cual me lleva a una aterradora pregunta:—¿Qué ha pasado? —le doy voz a mis miedosConozco a Henry tanto como a Bruce y sé que si no fuese algo muy grande, no estaría así de asustado. Su carácter divertido y jovial se esfuma cuando algo realmente serio acontece.—No lo sé —responde—. Ha recibido una llamada telefónica y se ha quedado ido de repente. Por favor, ayúdame. Esa plegaria mientras toma mis manos entre las suyas mojadas, me hace recoger mis cosas y bajarme casi tan rápido como me he subido.La seguridad intenta ir tras nosotros, pero él les detiene con un gesto de su mano y seguimos adelante solos.El propio Henry me cubre con un paraguas negro en tanto avanzamos de regreso a la pista, hasta que vislumbro el coche oficial del Gran Bruce Collins en medio de la pista aparcado.No puedo adivinar qué puede estar pasando, pero en definitiva sigo siendo guiad