Capítulo quince: Cuentas sin saldar*Narra Bruce Collins*Han sido tantos recuerdos los que se me han metido en el sistema de golpe solo de rozar su boca, que siento que tengo sed de más. Necesito saber qué ha sido de ella todo este tiempo, dónde siguió su vida sin mí y cómo se atreve a decir que no volverá a ocurrir algo que sabe a un pedazo del cielo en medio de este interminable infierno en el cual he terminado... y la he arrastrado conmigo. Amé a esa mujer como nunca pensé que podría. Y hoy, hoy que su boca ha vuelto a ser mía he dado un viaje al pasado con su sabor. Uno del cual me habría gustado no regresar. «Quiero tener un futuro con ella», sueños y anhelos que enterré hace más de un año regresan con mayor contundencia que nunca. No sé cómo, ni veo la manera, pero no consigo pensar en nada más. Me veo dentro de muchos años, cuando mis labios arrugados besan tímidos los suyos gastados en medio de un porche, sentados en el sillón para dos y dos labradores corriendo con nuestr
Capítulo dieciséis: Sin boleto de regreso*Narra Maia Miller*Estoy cansada hasta decir «basta». Ha sido una noche intensa por muchas razones y ahora volamos de vuelta a casa. No es sencilla esta fase en la que estamos, pero el cansancio se hace una constante un poco molesta y siento que todos estamos un poco irascibles dentro del mismo avión.La estilizada señora Collins mantiene una conversación muy animada con Gerald como si fueran los mejores amigos, en tanto Bruce y su futuro vicepresidente debaten pasos y estrategias de una forma más discreta. Yo debería estar en uno de los dos grupos, precisamente en el de mis candidatos. Sin embargo, me quedo en mi apartado asiento, fingiendo dormitar. Estoy demasiado agotada. No quiero acercarme ni a mi ex, ni mucho menos a mi esposo. Tengo una jaqueca horrible que no cede con ningún analgésico. Mi cerebro se encuentra saturado de tanto pensar y remorderme la conciencia. Solo quiero llegar a mi casa, darme un buen baño de agua fría, tanto p
Capítulo diecisiete: El pasado regresa*Narra Maia Miller*Bruce en shock... Eso es algo que no pensé presenciar jamás. Lo cual me lleva a una aterradora pregunta:—¿Qué ha pasado? —le doy voz a mis miedosConozco a Henry tanto como a Bruce y sé que si no fuese algo muy grande, no estaría así de asustado. Su carácter divertido y jovial se esfuma cuando algo realmente serio acontece.—No lo sé —responde—. Ha recibido una llamada telefónica y se ha quedado ido de repente. Por favor, ayúdame. Esa plegaria mientras toma mis manos entre las suyas mojadas, me hace recoger mis cosas y bajarme casi tan rápido como me he subido.La seguridad intenta ir tras nosotros, pero él les detiene con un gesto de su mano y seguimos adelante solos.El propio Henry me cubre con un paraguas negro en tanto avanzamos de regreso a la pista, hasta que vislumbro el coche oficial del Gran Bruce Collins en medio de la pista aparcado.No puedo adivinar qué puede estar pasando, pero en definitiva sigo siendo guiad
Capítulo dieciocho: El inicio del fin*Narra Bruce Collins*No digo nada. Soy incapaz de hacerlo. Simplemente escucho como un estúpido sedado. Robin Collins es la única persona en el mundo, a día de hoy, que me hace vulnerable. Frente a él soy un pelele ante la vida. Mi abuelo es todo lo que tengo y perderlo supone mucho más de lo que parece.Pienso una y otra vez en todo lo que ha significado ese hombre para mí y cómo me crío solo, llevándome a ser la persona que la gente reconoce hoy con solo escuchar mi nombre.«No puedo perderlo»Lejos escucho la voz de Henry, no sé qué dice. No tiene importancia. Ya nada lo hace. No sé como reaccionar ni qué hacer. Por primera vez en mi vida soy un despojo humano, un ser inservible e incapaz de tomar una simple decisión como indicar al chófer que arranque y me lleve hasta la casa de mi abuelo. Entonces, así como me fuí, vuelvo. La voz de la única mujer que he amado en mi vida me calienta la piel cuando pronuncia mi nombre.No puedo recordar
Capítulo diecinueve: Recorrido por el pasado*Narra Bruce Collins*Pierdo la noción del tiempo y del espacio, la vista se me nubla y a su vez, puedo ver mi vida entera pasar frente a mis ojos. A estas alturas no sé qué es peor; si la ansiedad, la desesperación o el shock. Yo creo que siento una mezcla de todas al mismo tiempo, convirtiéndome en este ser inservible que jamás pensé conocer. —¡Bruce! —la voz dulce llega a mis oídos en un agudo chillido, pero no es eso lo que me sobresalta, sino el calor de su tacto en mis brazos, sacudiéndome con vehemencia—. ¡Despierta, joder! Entonces, como si hubiera sido golpeado por un rayo, reacciono. —El abuelo... —La versión resumida es que ha sufrido un infarto del miocardio —un médico aparece frente a nosotros y lo reconozco con rapidez como el cardiólogo de mi familia—. Ya es el tercero en menos de un año, Bruce. No te voy a repetir los riesgos y consecuencias. —Pero... —me detengo unos segundos a organizar mis ideas—, está vivo... —Sí
Capítulo veinte: Lo hice*Narra Bruce Collins*Volver a verla en tan poca ropa ya es una tortura, pero, ¡joder! Es que húmeda, chorreando pequeñas gotas de cálida agua y la piel con olor a lavanda envuelta en una toalla, la cual roza partes de su cuerpo que hace tiempo no exploro, es demasiado.«Como una piedra» no define con justicia mi grado de excitación.Sus ojos se encuentran con los míos alzando una ceja. Se cruza de brazos haciendo que los turgentes pech0s sobresalten más del borde de la toalla y toda esa piel rosada me hace perder un segundo más la férrea voluntad. —¿Nunca has visto a una mujer en toalla? ¡¿Y qué leches haces aquí?! —pregunta ella inclinádose para tomar la ropa que acabo de dejar caer.Luego suelta un sonoro suspiro y yo puedo ver más de lo que puedo soportar. —No puedo másMuerdo las palabras antes tomarla de su brazo para lanzarla contra la pared más cercana. —¿Qué haces? —chilla cuando mi rostro está a milímetros del suyo. Arruga la frente antes de segui
Capítulo veintiuno: Mi peor error*Narra Maia Miller*¿Qué acabo de hacer? ¿Cómo pude acabar en la cama del hombre que vine a destruir? Esto está mal, muy mal. De todos los errores que pude cometer, haber cedido a la pasión es el peor. ¡Estoy loca! ¿Cómo se me ocurre? Y Gerald... ¡¿Qué leches estoy haciendo, joder?!Es como si hubiera perdido la razón, borrado de mi lista de prioridades la revancha que me merezco. Pero es que, uff, ¡Dios! ¡Qué bien se siente volver a ser suya! Hacer por unos minutos como que nada ha pasado y dejar que los vestigios de pasión se vuelvan a encender en llamas de deseo.Le quise mucho, tanto que era mi vida entera y ahora estoy a punto de estropearlo todo por volver a sentirme en un pasado que no existe. ¿Cómo voy a salir de este lío? ¿Cómo haré que las cosas vuelvan a su curso?¡Joder...! La he cagado y en grande.Soy una estúpida.«¡Estúpida!»Mientras me reclamo a mí misma como una estúpida principiante, mi teléfono suena en la habitación y corr
Capítulo veintidós: Perder la razón*Narra Bruce Collins*Luego de haber vuelto a estar dentro de ella no consigo respirar con naturalidad como antes. Es que cada vez que inhalo, su maldito aroma entra en mi sistema respiratorio y entonces, exhalo con brusquedad, enfadado por necesitarla tanto. De un momento a otro, recuerdo sus jadeos cuando respiré en su boca. Es demasiado intenso lo que estoy sintiendo nuevamente por ella. Lo peor es que soy construcción de que, si sigo así, voy a acabar en un psiquiátrico. Me ducho intentando bajar la nueva erección que ostento y tengo que pegar la frente en los azulejos fríos cuando me froto, recordando el vibrar de mi cuerpo dentro del suyo, dejando de ser dos para convertirnos en uno solo. ¡Joder, qué puñetera tortura!Salgo de la ducha todo mojado y... ahí está otra vez su recuerdo en iguales condiciones. Aquella toalla que la vestía tan poco, las piernas llenas de diminutas gotas, las cuales luego absorbí en mi boca. Los pechos tiesos que