Sinopsis. ¿Qué harías si te enteraras de que has reencarnado y que tu vida está ligada por la eternidad con un ser proveniente del infierno? Juliet es nuestra protagonista, la cuál al parecer tiene una vida bastante normal para una universitaria de veintiún años de Botánica; padres que la aman, dos mejores amigos que darían la vida por ella y un novio que dice amarla con locura. Sin embargo, su vida se vuelve un rotundo caos cuándo sus ojos se cruza con unos ojos negros intensos e intimidantes, los cuales complican su vida de mal en peor. Juliet descubrirá la verdad de su pasado y el porqué jamás debió devolverle la mirada al infierno que contempló su deceso. No apto para sensibles. Primer libro de la saga Mágissas.
Leer másHola, Paso por aquí a informar que en los siguientes capítulos encontrarán la continuación de esta nada linda historia. Para entender mejor esta historia les recomiendo leer: Reino del caos. Lo puedes encontrar en mi perfil. Doy esta recomendación porque este libro es un Spin-off de esa saga que por ahora cuenta con 2 libros completos. El tercero está en proceso, pero hasta el 2 ya podrían entender esta historia mucho mejor. Me disculpo por tantos errores de ortografía y gramaticales, la verdad este fue uno de mis primeros libros y ha sido el único que no me ha detenido a corregir por flojera la verdad. Aunque el resto no está que tú digas la cosa mejor escrita, pero al menos está más decente. No me juzguen, voy aprendiendo cada día de mis errores. Sé que esto de verdad necesita corrección y edición con urgencia porque no doy a entender bien el tema de la reencarnación y a que se refieren al final Aidan y Julieth, sin embargo, por eso les digo que corran a leer Caos porque allí te
Sus ojos arden en mi interior, su alma se ancla a la mía, su perversión se marca en mi piel.||••||«Un amor lo puede todo» Eso lo llegó a creer Juliet. Creyó por mucho tiempo el ciego amor que vendían los cuentos de hadas, pero no era su culpa porque a pesar de que ella conscientemente no sabía inconscientemente si sabía que ese amor existía solo que no con él. Su amor por Aidan iba más allá mucho más allá que cualquier otra cosa, porque así lo quería el destino. «Porque un amor insano es mucho más fuerte que uno que te pude salvar de toda la oscuridad que representas»Su destino era ser de él y el de ella por la eternidad. Era un destino completamente sellado, al igual que maldito.Porque su amor debía siempre ser apasionado, salvaje e insufrible para quienes lo rodeaban. Era un amor que debía ser consumido más no duradero y feliz, puesto que los Dioses ni ella lo permitirían jamás. Su amor debía seguir una estricta línea que hasta ese momento para ninguno era posible romper...«
Por ambición y rencor comenzó esto y con sangre acabará este juego al cual llamamos: maldición y destino.~~~~Omnisciente.El rey Arturo para desgracia de Aidan no era para nada diferente al resto de los reyes que anteriormente habían tomado la corona en Gea, todos ellos tenían algo en común y era que en ninguno podías confiar porque podrías recibir un puñal directo al corazón.Lo que para Aidan fue un trato justo y un cierto alivio. Para Arturo fue la jugada perfecta para distraer y atacar.Para los humanos era imposible pensar en siquiera tener cerca a lo que ellos llamaban: aberraciones infernales. Todos ellos habían sido por años muy sumisos y eso causó que los humanos creyeran ser superiores y harían lo que sea para deshacerse de ellos. Más que odiarlos en cierto modo los envidiaban, ya que no podían ser como ellos preferían acabarlos hasta hacerlos cenizas.A pesar de que el rey tenía a su disposición un ejército listo para atacarlos, sabía perfectamente que la única manera de
En mi corazón habitan tres espadas y lastimosamente cada una de ellas las incrustó mi más preciado amor. ||••||(Pasado)Aidan.Peligro y oscuridad era el pronóstico que había dictado para Gea y nuestra gente, luego de regresar de mi viaje descubrí que esas dos cosas se aproximaban más rápido de lo que me gustaría admitir.Desde un principio supe que no tenía por qué confiar en Arturo, sin embargo, quise darle el voto de confianza y recibí lo que merecía por confiar de nuevo en los reyes humanos. Lo sabía, sabía que algo así iba a pasar, pero quise ser un inmenso imbécil.No sé si soy muy ingenuo o muy estúpido, ya habían pasado unas cuantas semanas desde que había hecho mi último viaje y una que otra cosa me había alarmado en gran manera.No obstante, no es mi único problema, puesto que Juliet me estaba dando más problemas que soluciones, pero no podía culparla, era mi culpa por no querer poner límites con Camille. La conocía de años y debía admitir que si había algo entre nosotros m
Las almas no siempre se reconocen, los amores no siempre se corresponden y las pasiones no siempre se funden convirtiéndose en uno solo. ||••||Juliet. Solo por hacer sufrir un poco a Aidan —si es que de verdad siente algo— me encierro en mi habitación y salgo pasada las doce de la noche, tomó una túnica y salgo corriendo por los pasillos hasta llegar a la puerta, la cual abro con sumo cuidado y al estar segura me escabullo por el bosque. La brisa golpea mi rostro a medida que corro lo más lejos posible de mi hogar, las ramas crujen bajo mis pies y el olor que desprenden los árboles se cuela por mis fosas nasales. No lo voy a negar, estoy muy nerviosa por lo que estoy haciendo. Esto no es lo que me inculcaron, de hecho vivo haciendo todo lo contrario a lo que se suponía y tenía que hacer con respecto a mi esposo y mi vida de casada. En mi defensa Aidan no me pone restricciones a lo que debo o no hacer, es muy despreocupado con mis deberes. Al llegar a mi destino paró en seco, me s
Recita mis palabras, porque las necesitarás para el día en que te mire y no te recuerde. ||••||Juliet. Admito que al principio detestaba a Aidan por aceptarme cómo mercancía a pesar de que me criaron para aceptar esta vida, pero supongo que él enamorarme de aquel joven en el bosque me hizo replantearme mi vida y todo lo que creía normal. Porque si algo me había dejado Damián era el cuestionarme si de verdad quería ser una esclava por el resto de mis días. Sin embargo, Aidan me demostraba cada día un poco más que él no es lo que me había hecho suponer. Sí, tal vez tenía mil y un defectos, pero no era muy diferente a lo que habían cometido alguna vez algún habitante de Gea. En el poco tiempo que llevó con Aidan aprendí varias cosas, entre ellas la manera en la que las criaturas de la noche veía a los humanos. Era extraño, ya que mis hermanas y yo teníamos otra perspectiva muy distinta a la de ellos, al crecer solo deseábamos ser como ellos, ser parte de la sociedad de Gea. No obst
Los demonios están saliendo del infierno en busca de lo que les pertenecio alguna vez. ||••||Su tono de voz me descoloca por varios minutos, desde que lo conozco nunca lo había escuchado tan dócil. —No tenemos nada de que hablar. — Respondo secamente. Sus ojos vuelven a mirarme.—Por supuesto que sí. —Su voz autoritaria vuelve. Me cruzó de brazos. —¿De qué? Me vas a explicar qué estaba haciendo con esa mujer. —Cuestionó con una mueca de asco. El tono rojo de su rostro se vuelve más fuerte. —No, por supuesto que no. Solo… —Aidan, no tienes que darme explicaciones de lo que hagas o dejes de hacer, no me importa. —Interrumpo. —Tú no me importas, haz lo que quieras. Tu mismo lo dijiste, estás conmigo para mantener la paz, pero tú no siente nada por mí, ni yo por ti. Solo entre de esa forma porque quería pregúntate si podías dejarme ver a mis hermanas, no estoy molesta. No tienes ninguna razón para serme fiel o dame explicaciones. —El desconcierto en su rostro es claro, pero también e
El fuego que nos consume es el mismo que terminará con nosotros. ||••||Juliet. No tengo idea de cómo llegó al baño, ni mucho menos como logro entrar con el vestido pomposo, pero lo cierto es que logró entrar y soltar todas las lágrimas que contenía, no sé cuánto tiempo estuvo allí. Las horas simples pasan y las lágrimas parecen no acabar nunca, el dolor de mi pecho no desaparece, no cesa. —Juliet. —Los toques en la puerta hicieron que recordará que ahora tenía un esposo que quería asesinar para que me dejara sufrir en paz. Sin siquiera molestarme en arreglar el desastre que seguramente era, abrí la puerta y pasé de él sin siquiera verlo. Lo último que deseaba era discutir.Al no saber dónde m****a estaba y no querer preguntar, camine por el pasillo hasta llegar a la sala de estar donde un sofá enorme se encontraba en medio de esta, sin pensarlo mucho me acerque a él y me acosté. No pasaron muchos minutos cuando mis párpados empezaron a pesar y el sueño se hizo presente. Al desperta
Denigrantes, aberraciones, moustros. Eso nos llamaron una vez, sin embargo, seguimos siendo mejor que ellos. ||••||Aidan. —Ven conmigo. —me pide Arturo. Sin decir nada lo sigo por los pasillos hasta llegar a lo que parece un balcón con una mesa pequeña y dos sillas, me coloco frente a él esperando a que comience su diálogo — . Cómo sospecharás, no te pedí venir solo para hablar, te traje porque quiero que firmemos un acuerdo de paz entre ambos mundos. Arturo sabes que no me gustan los rodeos, es por ello que no se anda con palabrerías.—¿Y qué tienes tú que yo ya no tenga? Porque me imagino y tienes algo que quiero o podría querer como para yo aceptar tal barbarie. —traga grueso, sus ojos no permanecen mucho tiempo firmes ante los míos.—De hecho, sí. Pero no te voy a decir que es, prefiero que lo veas por ti mismo —pasó los dedos por mi barbilla haciéndome el pensativo.—Tiene que ser muy bueno tu intercambio como para que estés tan convencido de que aceptaré. —En sus ojos pude ve