Sentado en el borde de la cama termino de ponerme los zapatos para marcharme.—Cariño, ¿no piensas quedarte esta noche? —me dice Megan cruzando la estancia que nos separa. Toma mi cara e intenta besarme con el fin de retenerme.—Acaso no fui lo suficientemente específico contigo cuando te mencioné que fuera del sexo no tienes ninguna posibilidad conmigo —le doy un último trago a mi whisky.—¿Me volverás a llamar? —pregunta desesperada agarrando la puerta.No le contesto. Para que prometer lo que no voy a cumplir.Miro el reloj son las once y media. Todavía es temprano, sería un desperdicio total irme a casa y no aprovechar la noche.Voy camino a Pura Club, el local que ha sido testigo de los mejores placeres que me he permitido estos últimos cinco años.—Supuse que te habían convencido de dormir abrazados toda la noche —se burla Liam.Liam, es uno de los dos cabrones que suelo llamar mejores amigos. Y, aunque la palabra afectuoso no está en nuestro diccionario, esos tipos son realment
—Aún siento su mirada intensa sobre cada paso que daba. No sé cómo mi cuerpo respondió tan bien. El corazón se me aceleraba y las piernas no andaban tan firmes, a decir verdad, caminaba por pura inercia. Solo lo miré tres segundos, pero me bastaron para admirar los semejantes dotes que le había dado la naturaleza. Terriblemente sexy, muy masculino, su posición le hacía parecer artista de telenovela. La forma de estar sentado, la mirada, su pelo, sus ojos, la camisa remangada y los dos primeros botones desabrochados...—suspiro—. Si existe la perfección en esta vida, lleva su nombre.Me levanto de la cama, siento el frío del suelo, es una sensación agradable. Yo soy puras sensaciones. Voy al lavado y con ambas manos me echo un poco de agua en la cara.—Keiri —escucho el grito de Andrea, mi mejor amiga desde la cocina. —Dime que ayer si tuviste un polvo increíble —dice mientras se unta mantequilla a una tostada.—¿A qué se debe eso?. Fui a hacerte la cama a ti. No tenía que haber ido —l
Me llamaba la atención el bullicio que escuchaba justo antes de entrar a la recepción de mi empresa. Hoy habría despido, sin dudas, el orden aquí es algo que no dejo pasar por alto. A medida que me acercaba, esa voz se volvía más intensa en mis oídos. Me acerqué hasta que mis ojos fueran testigos de total caos. Una mujer, que de espalda no aparenta ni treinta años, con un aspecto común, muy común, estaba conversando con Dafne. Cuando me refiero a conversación, es, que solo ella estaba hablando y el tono de voz era tan alto que me iba a fundir los tímpanos. Di un paso con la clara intensión de detener semejante escándalo, pero mis pies se mantuvieron firmes ante sus próximas palabras...—O como el señor Stone, el millonario que compra autos como si fueran juguetitos y se sienta en su majestuosa silla presidencial a dar órdenes; que vive solamente para su físico, sus trajes de corte italiano, sus relojes Rolex y sus mansiones en Pacific Heights o Cow Hollow.¿Qué coño puede saber ella s
—¿Qué te parece? —pregunta Andrea con una botella de tequila y dos vasos en la mano.Hoy la vamos a pasar a lo grande.—Genial. Es lo que necesito —le comento mientras nos sentamos en el piso de la pequeña sala de mi departamento.—Ahora sí, cuéntame con detalles que fue lo que pasó hoy —vierte el tequila en cada vaso—. Coño, se me olvidó coger la sal y los limones, los dejé en la encimera.—Yo voy —le digo mientras camino a la cocina—. Acaso tu chico no te lo ha contado ya. Aquí tienes —le extiendo la sal y el plato con rodajas de limón.—Primeramente, no es mi chico, es solo un pasatiempo. Segundo nada más me dijo que habías llegado tarde y habías montado un espectáculo en mitad de la recepción.—Te resumo la historia para que no te canses. Al llegar tarde, la recepcionista no me dejó pasar a la entrevista, hice lo que pude, inventé una mentira a modo de excusa, pero ella pidió que me fuera, que si la puntualidad es un requisito indispensable y un montón de mierda que aprende a deci
—Señor —me comenta Alan— está hecho. Asiento. Él se marcha.Buckett. Buckett. Qué estás haciendo conmigo. No puedo creer aún, como fui hasta su departamento. La vi salir, con esa naturalidad que siempre la acompaña, incluso con aire de despreocupada. Sus pasos eran desunidos. Cuando estuve próximo, como hago cada vez que la tengo cerca, aspiro su aroma. A través de su respiración pude percibir los tragos de tequila que había digerido. Mi interior se volvió un caos. Estuve a punto de perder el puto autocontrol.Al presentarme en su casa tenía claro que haría una cosa, darle la entrevista de trabajo, pero mi cuerpo, todo el camino estaba protestando lo único que mi mente tenía pensado hacer. Sin darle más vueltas al asunto, y batallando enormemente, le di la entrevista de trabajo con fecha del día siguiente y me marché.Todo el puto recorrido de vuelta estuve planteándome la posibilidad de regresar. Sin embargo, había algo que lo impedía. Algo, que yo en mi vida había experimentado,
—Papá —le doy un beso— ¿Qué estás haciendo?.—Leyendo. Es mi nuevo pasatiempo, si no logro concentrarme en algo, terminaré volviéndome loco aquí.—Papá entiende que no puedes trabajar hasta que te operen y eso no tardará mucho porque nosotras haremos lo posible e imposible para que sea ya.—Ese es el problema, que soy yo el que debe cuidar de ustedes, no ustedes a mí.—Ya nos has dado tu vida —lo abrazo. Intentando tranquilizar esas inmensas ganas que tiene de no sentirse una carga.—Guillen, tu hija ya consiguió un nuevo trabajo —le comenta mi madre.—Estoy orgulloso de ti mi niña.—Lo sé papá —le beso en la cabeza—. Lo sé.—Tengo que irme, vi a ver a Enzo hoy. Iremos a comer.Mis padres conocieron a Enzo.Enzo era un chico de estos con dinero que no tenía ni idea de lo que eran las cosas de las personas que vivían modestamente. A pesar de que tenía mucho dinero no fue la preparatoria que debería o la que podía costearse. Gracias a su madre, que, pretendía que su hijo se educara con
Es la tercera vez que la llamo. No contesta—. Dice Enzo colocando su teléfono sobre la mesa. —¿Por qué carajos necesita otro trabajo?. Con el sueldo que va a cobrar en A.S. Enterprises le va a alcanzar para todos sus gastos y gustos —le comento a Enzo. —Su papá necesita una operación y tú no la conoces, pero cuando ella quiere a alguien hace lo que tenga que hacer por esa persona, incluso si está fuera de su alcance. Yo le pregunté que necesitaba, pero la conozco y ella se vale por ella, no aceptó ninguna ayuda —responde Enzo.—Oye tú —llamo a su amiga, ella me hace una seña de que me espere un momento. ¿Qué coño?, yo no espero por nadie, por mí hay que esperar—. Mueve el culo hasta aquí rápido o hablo con el dueño de este lugar para que te expulse.Ella de mala gana viene hasta donde estamos. —Vaya carisma que te montas. Y yo que quería que Keiri trabajara en tu empresa. Cuanto lo siento. Debe ser difícil aguantarte todo el día —replica ella. —Te aseguro que preferirías trabajar
¡¿Qué?! Mi cuerpo está en shock. Mi mente no reacciona. No puedo dejar de mirarlo. Ese pelo aún más revuelto que nunca debido al aire, las manos dentro de los bolsillos, la impoluta camisa blanca con sus dos botones desabrochados, creo que esa es su pose favorita, pero ya la mía también. —El mismísimo señor Aiden Stone —comentó irónica—. Se puede saber cómo sabía usted que yo estaría aquí. Él sonríe. Es aún más guapo. —No me subestimes —me dice—. Soy Aiden Stone yo consigo lo que quiero y eso aplica para todo. —Claro —alargo la O—. Andrea fue ella verdad —ignoro lo que acabó de decir—. Considero que después de esto no voy a tener intimidad, es la dirección, la vida laboral, ahora el mejor lugar para desconectar del mundo. ¿Algo más?.—Keira Buckett tienes la autoestima demasiado alto ¿no crees?.Mi teléfono interrumpe. —Dime Andrea.Mientras escucho a mi mejor amiga hablando, mis ojos siguen observando al hombre que tengo en frente. El hombre que últimamente no deja de aparecer