Saliendo del bar siento naúseas y acabo con las manos apoyadas en la rodillas y vomitando. Liam me recoge el pelo y me alcanza un pañuelo.
Cuando me repongo nuevamente... —Gracias, pero yo sé defenderme sola —le digo a Liam. —Vamos te llevaré a mi casa —declara. —Estás loco. Estoy bien, puedo irme a mi casa —casi grito. —Estás tomada —contesta empujándome a su carro. Sí, he tomado, bastante, pero no me estoy cayendo. No estoy tan mal como para no poder irme a casa. —No iré contigo a ningún lado —le grito tratando de soltarme—. Iré a mi casa. Él ignora por completo lo que acabo de decir y me monta en su auto. Mi teléfono suena. En la pantalla sale el nombre de Jack. Miro para los lados pensando si es buena idea hablar con él, automáticamente pienso en mi abuela que debe estar preocupada. —¿Tu novio? —pregunta él Asiento. —Jack —respondo. —Ei tu abuela está preocupada —comenta tan dulce como siempre—. ¿Dónde estás? ¿Necesitas que vaya por ti? —Jack, siento no avisarte, salí un rato con Andrea y estoy acompañándola a casa, ha tomado mucho —miento—. Le podrías avisar a mi abuela que no se preocupe. —Te está quedando bien la mentira —dice Liam a mi lado. Lo miro como si quisiese asesinarlo. —Está bien —comenta Jack—. Nos vemos mañana. Te amo. Mi dios. Te amo, tengo que decírselo y es incómodo. —Hasta mañana Jack —contesto—. Te quiero. Liam ríe. —Qué manera más hermosa de querer —responde él. —Ya basta —le grito—. Déjame ir. Estoy bien, ¿no ves?. Él me besa y me calla. Me deja completamente en shock. ¿Por qué ese beso no me resulta desconocido? Es como si hubiese sentido esos labios ya. ¡Cállate! —me grita una voz en mi interior. —Estás jugando sucio —le digo. —Nunca he jugado limpio —contesta. Acabo en las mansiones de Cow Hollow, debe ser aquí donde vive. Él grandioso Liam no se conformaría con menos. Llegamos a una mansión, desde afuera se observa que la “perfección’’ es la palabra adecuada que describe este lugar. La casa en el exterior es blanca. Pequeñas lámparas adornan la pared posterior a la puerta y el techo. Un amplio camino con pequeños arbustos dan paso a la puerta principal. Liam abre la puerta y me indica que entre primero. No exagero cuando digo que la casa es hermosa. En la sala predomina la combinación de blanco, gris y negro. En el centro se ubican, a un nivel de tres escalones más bajo de dónde me encuentro, unos muebles blancos, sobre los que se posicionan cojines grises. La mesita en el medio de todos los muebles es negra. A unos centímetros se encuentra una puerta y varias ventanas de cristal que dan acceso a un patio trasero. Desde aquí puedo observar la piscina y unos muebles alrededor de ella. —Piensas quedarte mirando la casa toda la noche —dice con su voz arrogante. —No creo que tenga algo mejor que hacer aquí —le respondo mostrando una sonrisa arrogante. Ríe perverso. —¿Tú crees?—comenta. Liam camina hasta mí, yo retrocedo. Choco contra una pared. Su boca más cerca de la mía. Me pongo nerviosa. Su mano se desliza por mi estómago. Solo me queda suspirar por el contacto. Abre la puerta que estaba justo a mi espalda. —Esta será tu habitación —informa—. Te traeré una camisa para que la uses de pijama. En el baño hay toallas. Y terminando de decir la última palabra se marcha. Entro en la habitación. Al igual que el resto de las paredes en la casa era de color blanco. Una cama grande, en la que podrían acostarse unas tres personas se ubica delante de un ventanal con unas hermosas cortinas combinadas de negro y blanco. Dos cosas, la primera es que es fan de las vistas al exterior, la segunda que le gustan los colores blanco y negro. ¡Acaso importa! Delante de la cama había un pequeño sofá y en la pared al frente un TV tamaño "exagerado" . Sí, a parte de "sexy" es también "exagerado". Un armario precioso moderno está colocado a mi lado izquierdo junto con un espejo. En mi lado derecho se encontraba otra puerta, estaba daba acceso al baño. Entro al baño y me doy una ducha. No es que tenga que hacer exactamente lo que me pida, pero este baño lo necesitaba. Salgo de la ducha, apenas alcanzo la toalla para secarme y ahí estaba él. —¿Qué te pasa imbécil? —le grito mientras trato de taparme con la toalla. —Eileen —responde con su voz ronca—. ¿Crees que he visto algo nuevo? —No, evidentemente —respondo quitando la toalla y terminando de secarme, así como si él no estuviera—. Has estado con montones de chicas —él no se marcha, me mira atento—, pero creo que necesito privacidad. —Te dejé una camina sobre la cama —me dice caminando hacia la puerta—. La braga te la debo. Me coloco la camisa sin bragas y voy a la cocina. No es mi casa pero tengo mucha hambre. No hay rastros de Liam en toda la casa, ya debe haberse ido a dormir. Voy a la nevera y agarro un pote de helado, tamaño extragrande. Sé que me buscaré un problema por esto, pero bueno…¿qué le puede importar un pote de helado a un millonario?. Vuelvo a la habitación y enciendo la TV. No han leído esa frase que dicen muchos en las redes: ‘’Tú, yo y N*****x, no sé piénsalo’’, ridículo, ‘’Yo, un pote de helado de chocolate y N*****x’’ eso sí es una combinación espectacular. No acabé de ver la película, me quedé dormida. Me levanto alrededor de las siete. Voy a la cocina, preparo el desayuno, es como agradecimiento. Una chica, no común, llega a la cocina. Digo no común, porque común soy yo, sin extensas piernas, sin un cuerpo de escándalo, sin una pose de ‘’Miss Universe’’. ¡Ah! Pero a mi favor diré que soy buena persona, cocino rico, tengo una sonrisa preciosa y un pelo de escándalo. ¡Es rojizo!, lo olvidan. —Hola —saluda ella con una sonrisa. —Hola —le devuelvo el saludo—. ¿Te quedas a desayunar? —pregunto. —No gracias —responde—. Dile al señor que me llame. Asiento. Termino de hacer el desayuno y me siento sobre la encimera a desayunar. No estoy en mi casa, pero apuesto que con la movida noche que tuvo ayer debe demorar en despertarse. —¿Qué haces? —al levantar la vista me lo encuentro parado delante de mi. Sus ojos recorren mis piernas. No llevo bragas. ¡Universo estás en mi contra!. Cruzo mis piernas. Él simula una media sonrisa. De un brinco me bajo de la encimera. Él mueve sus manos despacio por mis muslos subiéndolas hasta mis caderas, subiendo también con sus manos la camisa. Destacar que acaba de verme técnicamente desnuda. Sin embargo, yo aquí solo observando el recorrido de sus manos. Vuelve a treparme a la encimera. —Esa posición —me habla cerca de mi cuello—, no te favorece. Con sus manos me aprieta mi caderas, otra vez no hago nada. No logro hacerlo. —Termina de desayunar —se separa de mí, mi cuerpo protesta—. Te llevaré a Upcide. —¿No vas a desayunar? —pregunto. Acaso importa, que se quede sin desayunar, que desayune, que se atragante la comida, que le de dolor de estómago. —Prefiero mirarte —dice con esa voz…sensual, muy sensual. Se sitúa frente a mí, apoyado en la encimera del frente, con las manos cruzadas. No voy a negar que estoy algo nerviosa, pero también tengo hambre y ese hambre es más fuerte que los nervios. Termino de comer, él vuelve a poner sus manos en mis caderas y me baja de la encimera. ¿Por qué se comporta así? —Dile al señor que me llame –le digo imitando a la chica que se acostó con él, él solo observa como si no entendiera —palabras textuales de la chica que tenía en su cama. Camino hasta el cuarto y me encuentro una caja sobre la cama. La abro y encuentro un vestido morado de mangas, era simple pero bonito. Además de un conjunto de ropa interior de encaje y pequeño. Despúes de una ducha y cepillarme los dientes, me visto, no quiero regalos de él, pero tampoco es como que tenga otra opción de vestimenta. Acababa de ponerme esa diminuta lencería cuando suena la puerta y él entra.—Estoy aburrida de que hagas lo que se te antoja —le digo.Él me mira, pero no responde.—Es mi casa —contesta al fin.—Genial, pues ya me voy de tu casa —comento y me coloco el vestido.—Te queda bien —dice.—¿Qué? —inquiero.—La ropa interior —contesta—, pero desnuda me gustas más.—Acaso me has visto desnuda —reclamo, pero recuerdo que acabó de verme en la cocina, ayer también.—Perdí la cuenta de la cantidad de veces —contesta él con una risa impertinente. —Han sido solo dos veces —contesto.Él solo ríe.Busco mi ropa para meterla dentro del bolso, pero me falta algo: mi braga. Busco más pero no la encuentro. —No encuentro mi braga —suelto sin pensarlo.—No la necesitas —manifiesta con dominio.—Liam devuélveme la braga —lo amenazo.—El morado te asienta —comenta cambiando de tema y esto provoca que me mire de arriba a abajo.—Declaran que es un color que aleja a los hombres —bromeo. Recojo mi bolso y camino para marcharme. Que se quede con las bragas.Me aprieta contra él ante
Llego temprano al trabajo. Saludo a David y a Hugo, mi jefe. Andrea aún no ha llegado. —Eileen podrías quedarte al frente – comenta Hugo—. Saldremos.En todo el tiempo que llevo aquí trabajando esta es la primera vez que esto sucede.—Está bien —contesto.Ellos se marchan y yo me quedo deseando que llegue Andrea, como me haré cargo de esto sola.La campana de la entrada suena. Volteo contenta creyendo que es Andrea, automáticamente mi cara cambia cuando lo veo a él, a Liam.—¿Qué haces aquí? —pregunto de mala manera—. Esta persecución se está volviendo repugnante.Llega como si nada y me besa. Es tóxico, es posesivo, está loco.—Liam deja de hacer estas cosas —digo y él me ignora tomándome de las caderas y subiéndome sobre una mesa.—Liam —vuelvo a llamarlo mientras que con su mano roza mi sexo por encima de la ropa.—Me vuelves loco nena —yo abro la boca ante esas palabras.—No jodas Liam —contesto—. Sé que es una técnica para que acabe acostándome contigo, pero luego de que eso pas
Llegamos al club, él toma mi mano, pero me suelto.—Es muy pronto —digo.—Eres mi mujer —comenta.—No soy tu mujer —contraataco. Entramos al club, ya estaba la fiesta en su plenitud, principalmente en la mesa de nuestros amigos.—Eileen Evans —grita Andrea—. Estás preciosa.Le sonrío.Saludo a Keira, a Aiden y a Dylan.Liam va a la barra y me trae un whisky. Ni siquiera me pregunta qué es lo que quiero tomar.—Otra de las mías —dice Dylan.No sé a que se refiere, pero le sonrío.—Liam cariño —se acerca una chica a nosotros, es de esas a las que yo les llamo no común. Le planta un beso en la cara a Liam, un poco más y es en la boca. Todos se quedan en silencio en la mesa y yo me siento la mayor estúpida de la tierra. Solo una vez lo miro, así como él me mira cuando está molesto. Liam la toma de la muñeca hasta la barra. Todos siguen en silencio.—No pasa nada. Ustedes ya conocen a Liam —expreso en alta voz.Me pongo a bailar con las chicas, tratando de olvidarme de lo que sucedió a
—Ei nos vemos mañana —se despide Andrea. Ya Liam se acerca a nosotras.—Si la haces sufrir —le dice a Liam—, te mato.Liam la fulmina con la mirada.—¿Qué haces aquí Liam? —le pregunto, él aún no me atiende—. Liam —vuelvo a llamarlo.Me empuja hacia él y me besa. Otra vez que no me separo de él. —Eileen —la voz de Jack me devuelve a la realidad.Que la tierra me trague ahora.Me separo de Liam y ahí esta él. En sus ojos veo el dolor y la decepción, me duele y mucho haberle hecho daño. Una lágrima cae por mi mejilla, no logro controlarlo. Aunque no lo amaba como novio, lo quiero muchísimo, como amigo. Observo a Liam y esta como si no pasara nada. Él ya habia visto a Jack, por eso me besó.—Jack no quiero justificarme, pero al menos déjame contarte cómo sucedieron las cosas —él rie irónico.—¿Ahora? —manifiesta—, ya es demasiado tarde Eileen.—Lo sé —Liam me tenía una mano agarrada aún, me suelto—. Lo intenté, ¡créeme! Pero no pude, tenía miedo perderte.—Es peor ahora Eileen —me hab
Han pasado algunos días ya desde aquel mal rato con Jack. No lo he vuelto a ver. Sé por mi abuela que está bien, que ya está conociendo a otra chica en su trabajo. He intentado hablar con él para explicarle cómo sucedieron las cosas y aunque no va a perdonarme, necesito que entienda que no quería lastimarlo.Hoy es el último día de trabajo de la semana. Debería estar feliz solo por eso. Andrea tiene una felicidad brutal. No es para menos, hoy es día de fiesta. Aunque también mañana y pasado. —Tengo una plan —comenta apenas me coloco el delantal.—Beberme una docena de wiskys y terminar en la cama de cualquier idiota —le respondo mientras me recojo el pelo en una coleta—. ¡No gracias!.Andrea me dedica un mohín que ignoro.—Iba a decir salir a bailar y conocer chicos, claro —contesta ella. —Suena demasiado tranquilo para que se te ocurra a tí —digo.Ella ríe.—En teoría —responde—, en práctica es exactamente como lo describes tú. Me le quedo mirando y automáticamente comenzamos a r
Salgo del baño, Andrea me llama.—¿Qué le ha sucedido a tu vestido? —pregunta curiosa.—Acabo de chocar con el hombre que estuvo en el gastropub en la mañana —comento bajo su cara de asombro.—Mi vida tienes la idea de cuantos hombres desfilan por ahí diario —responde.—El tío serio que pidió el café fuerte…—Te llevó al baño y te bajó las bragas —me interrumpe Andrea—, para hacerte pagar que le hayas ensuciado su carísimo traje de corte italiano.—La que acabé con el vestido manchado fui yo —digo—Mejor aún —contesta—, te hizo sexo oral como recompensa—. Definitivamente amiga algo te hizo, esa cara que tienes es de «mujer satisfecha» y acabas de salir del baño.Acabo riéndome. —¿Cómo te va con Enzo? —pregunto y por su cara le he hecho una pregunta difícil.—Lo normal, más tarde todo irá mejor —lo busca con la mirada—. Realmente lo nuestro se resume a «después del club».—Acaso no es el tipo de relación que te interesa.—En realidad sí —comenta buscándolo con la mirada—, pero algo me
La llevo a su casa. No es lo que quiero, la llevaría a la mía y haría que se corra otras dos veces más, es lo mejor que me ha ocurrido en esta jodida vida, pero, estoy demasiado cerca, y sí, siento esa necesidad de verla, de tocarla y asusta, asusta sentir algo más que excitación. Ella se merece alguien que sea capaz de amarla, yo no soy capaz.Aquella vez que Jack nos vio besándonos, que le dijo todo lo que conoce de ella, me dio celos, celos de no haber compartido con ella tantos momentos, celos de que la haya visto disfrutar de lo que le gusta, celos de que la conociera tan bien. En el fondo, todo lo que él dijo aquella vez es cierto. No voy a ser capaz de entregarle todo lo que le ha entregado él. Ella era el centro de su mundo.Suena mi teléfono, es Aiden.—Esta no son horas de llamar. ¿A caso ya no follas? —protesto.La risa de Keira se escucha al otro lado.—Queremos asegurarnos de que no te hayas bebido todo el minibar de tu casa debido a que no puedes controlar que te estás
Hoy es un día de mierda y estoy dispuesto a pelearme con el mundo. —Buenos días señor —me alcanza Patrick, mi secretaria, al entrar a mi oficina—. Tiene una reunión en cinco minutos.—Está bien Patrick.Justo antes de entrar a la sala de reuniones me llama Andrea.—Andrea tengo una reunión importan...—no me deja terminar de hablar.—A veces me pregunto si la capacidad de tu celebro es la del tamaño de una almendra —dice mientras pasa por mi lado directo a mi oficina. La sigo, no me podré deshacer de ella tan rápido.—Patrick —rujo—, la reunión se aplaza unos cinco minutos.—O es tu corazón el que está negro —continua.—Raro que tu seas exactamente igual y me hablas a mí de corazón negro -le digo al sentarme frente a ella.—Pero yo no lastimo a quien me quiere —contesta fugaz.—Y qué sucede con Enzo -digo.—No tiene nada que ver contigo -bufa y tengo sé que este no es un tema fácil para ella. —Como sea —comento—. Habla rápido, tengo una junta.—Me importa una mierda tu junta —contest