Eileen me tiene ardiendo, quiero llevarla a mi cama, quiero tocarla, quiero follármela una vez más. La necesito como al puto aire para respirar.Eileen mueve la botella. Le toca a Keira.—Keira ¿Cuál es el secreto para sobrellevar esa característica particular "posesivo"?La miro, quiere provocarme, le encanta ponerme de los nervios.—Es complicado —responde Keira. Noté como le guiña un ojo a Eileen. Sea lo que sea que estén tramando van a llegar lejos—, muy complicado. ¿No sientes que a veces te cansa?Miro a Eileen, ella está mirando a Keira. Espero expectante su respuesta.—Sí —responde. Lleva su vista hacia mí, la fulmino con la mirada.—La solución para eso es cambiarlo —responde Keira. Aiden está como yo. Keira contiene la risa.—También había pensado en eso —comenta Eileen.De pronto quiero sentirla, tocarla, olerla, escucharla y observarla mientras se corre.—¿Qué dijiste? —le digo muy cerca, un poco serio.—Lo que oíste —responde segura—, es una solución de puta madre.—Te es
Llegó el día del desfile. Me despierto muy temprano. Ayer nos arreglamos. Después de tener sexo él se marchó. Hoy es catorce de febrero. Puedo sentir el amor en el aire. Sonrío con mis propias ocurrencias.Me doy una ducha. Me seco el pelo. Todo a la velocidad de luz. Son apenas las 6:30, pero necesito llegar temprano a la empresa de Harry. El viaje a Nueva York toma algunas horas.Elijo en el armario un vestido casual color rosa y unas sandalias con tiras cruzadas sobre el tobillo.Cuando verifico delante del espejo que estoy lista bajo a la cocina con mi abuela.—Abuela felicidades —digo y le doy un beso—. Ya me marcho.—Felicidades cariño. Espera. Come algo.—No tengo hambre abuela. Estoy nerviosa.—Tómate al menos el jugo —insiste.Me tomo el jugo y me marcho a la empresa de Harry. De camino respondo algunos mensajes que me habían enviado las chicas felicitándome.Cuando llego, todo ahí era una locura. Las personas caminan de aquí para allá. Ni parece que es el día del amor y la
Tengo un maldito genio que podría quemar el mundo. Las manos me duelen de tanto apretarlas. Salgo de aquí sin importarme como mierda fue el desfile. No quiero saber de nada, ni de nadie. Llego a casa. Tumbo todo lo que está a mi alcance. Necesito quitarme está furia con algo. Cojo una botella de whisky y me siento en el suelo de la sala. Con la mirada perdida en el enorme ventanal.Me llama Aiden por teléfono, luego Dylan. No quiero hablar con nadie. Por qué me está doliendo tanto. Por qué la extraño, incluso después de todo lo que me hizo. Por qué estoy sintiendo algo raro en el pecho. Creí que podía estar con ella, que ella era feliz conmigo aunque yo no le daría amor. Nunca me había comportado así en mi vida. Pensé que ella se lo había ganado, que era especial, diferente...Me he equivocado como nunca en mi vida.Me pego del pico de la botella y bebo un largo trago de whisky. Esto tiene que hacer que me olvide de una maldita vez de ella. Cuándo coño he bebido tanto por una c
Me levanto de la cama. Llevo dos días llorando. Estoy cansada de llorar, de sufrir por algo que no hice. Me duele la situación por la que estoy pasando. Tengo la culpa, ¡¡¡sí!! pero por creer que podía trabajar en la empresa rival de Liam sin meterme en problemas, por haberme enamorado de Liam, por pensar que lo nuestro podía funcionar, por dejar que me tratara de la forma en que lo hizo.Me doy un baño. No voy a esconderme del mundo. No puedo. Tengo que enfrentar esto. Voy a arreglarlo. Aunque me tome el tiempo del mundo. Tengo que demostrarle a Liam que no robé esos diseños. Después de ponerme lo primero que mis ojos observaron cuando abrí el armario, me cepillo el cabello y salgo para la empresa de Harry.—Ei —saluda como si nada—, que bueno que estés aquí.—Voy a ser directa —le digo—. Me interesa trabajar aquí.Me señala un sofá carmelita. Sigo sus pasos hasta que me siento frente a él.—Faltan meses para el próximo desfile —contesta—, pero podrías trabajar como mi secretaria ¿a
Siento un ruido proveniente de la ventana. Enciendo la lámpara. Es él. Observo el reloj, son las dos de la madrugada. Camina hasta aquí con un poco de trabajo. Está borracho.— ¿Qué haces aquí? —pregunto de mala forma.Él no responde. Solo se tumba en la cama.— ¿Dime por qué lo hiciste? —indaga.—Que no hice nada joder —le grito.—Fuiste tú Eileen —habla con un poco de trabajo—. Nadie más tenía acceso a mi oficina, a mi casa. No estaba con más nadie joder.—Que no fui yo —vuelvo a gritarle—. No voy a repetírtelo más.—Voy a contarte un cuento —dice de pronto.—No —respondo—. Vete con tu novia.—La he mandado a casa —contesta.Y esa simple frase me asienta muy bien. No puedo negarlo. Sin embargo, tampoco mejora la situación. —Vete. No quiero verte.—Mientes —replica.—Voy a contarte la historia —vuelve a decir.—Que no —respondo.Pero él no me hace caso.—Había una vez un chico de doce años que tenía una hermana cinco años mayor. El niño amaba a su familia, para él era perfecta. Su h
Llamo a Aiden. Necesito saber dónde está Liam. Él tiene que saber que se equivocó y si se lo demuestro delante de su gente mejor.Toco la puerta principal de casa de Aiden. Luego de tres toques Keira me abre.—Ei, entra —pide.—No tardaré mucho tiempo Kei. ¿Liam se encuentra?—Sí, sígueme.Sigo a Keira. Entramos al comedor, alrededor de la enorme mesa se encuentran todas esas personas que Liam considera su familia. Todos se quedan en silencio al verme. Liam tensa la mandíbula.—Disculpen la interrupción -digo en voz alta—. No tardaré mucho tiempo.Él se demora unos segundos, en los que me fulmina con la mirada. Este show delante de otras personas no le agrada en lo más mínimo, lo sé, pero que de una vez por todas quede claro que no tuve nada que ver con lo que pasó en el desfile.Busco en mi teléfono el vídeo donde Cristal y Harry hablan confesando todo lo que hicieron, toco reproducir y se lo entrego. Liam cierra el puño. No termina de verlo cuando me devuelve el teléfono.—Si hubie
En este puto mes me he fumado una decena de cigarrillos. He bebido más alcohol que los últimos cinco años juntos. He pensado como nunca en mi vida. Sentado en el suelo de la sala, con la espalda apoyada en el sofá. La maldita radio suena al fondo y el reloj va indicando que el tiempo corre. Toda mi jodida vida intentando no enamorarme y por poco lo logro. Pero, llegó ella, con aquel vestido y esa sonrisa preciosa, que logró que sintiera nervios por primera vez en mi vida. Llegó ella, y poco a poco sentí que la necesitaba para respirar; que el mundo incluso parecía no existir comparado con ella; que tal vez si valdría la pena celebrar los malditos catorce de febrero; que la cama se siente vacía cuando duermo solo; que aunque el reloj nunca deja de marcar el tiempo, si deja de importarme cuando estoy a su lado; que las canciones de amor si tienen sentido; que soñar no es malo y tener planes tampoco; que la vida es una mierda sin ella...Ella hizo que me diera cuenta que sí podía enamora
EileenLas malditas novelas mienten, mienten todo el tiempo. Nos mostraron que existían los finales felices, y no, no existe el vivieron felices para siempre. Cupido se equivoca, se equivocó una vez más, como todas las jodidas veces que lanza la puta flecha. Se escucha un sonido de fondo, y no son todas las canciones de amor que describen como te sientes, es el maldito monitor que indica que Liam está entre la vida y la muerte. Las lágrimas brotando de mis ojos, y no es de felicidad de verme camino al altar con el hombre que amo, es la culpa de no haberme detenido, de no haberlo perdonado. Quiero gritar al viento, quiero pedirle a Dios una oportunidad más.Liam no puedes marcharte. Este no puede ser el final del príncipe y la princesa. Levántate de esa cama y demostremos al mundo que si vale la pena enamorarse.Lo beso en la frente. Todo se siente tan frío. Salgo del cuarto, porque no soy capaz de seguir viéndolo así.Los chicos estaban afuera. —Ei has pasado dos semanas sin mover