Tengo un maldito genio que podría quemar el mundo. Las manos me duelen de tanto apretarlas. Salgo de aquí sin importarme como mierda fue el desfile. No quiero saber de nada, ni de nadie. Llego a casa. Tumbo todo lo que está a mi alcance. Necesito quitarme está furia con algo. Cojo una botella de whisky y me siento en el suelo de la sala. Con la mirada perdida en el enorme ventanal.Me llama Aiden por teléfono, luego Dylan. No quiero hablar con nadie. Por qué me está doliendo tanto. Por qué la extraño, incluso después de todo lo que me hizo. Por qué estoy sintiendo algo raro en el pecho. Creí que podía estar con ella, que ella era feliz conmigo aunque yo no le daría amor. Nunca me había comportado así en mi vida. Pensé que ella se lo había ganado, que era especial, diferente...Me he equivocado como nunca en mi vida.Me pego del pico de la botella y bebo un largo trago de whisky. Esto tiene que hacer que me olvide de una maldita vez de ella. Cuándo coño he bebido tanto por una c
Me levanto de la cama. Llevo dos días llorando. Estoy cansada de llorar, de sufrir por algo que no hice. Me duele la situación por la que estoy pasando. Tengo la culpa, ¡¡¡sí!! pero por creer que podía trabajar en la empresa rival de Liam sin meterme en problemas, por haberme enamorado de Liam, por pensar que lo nuestro podía funcionar, por dejar que me tratara de la forma en que lo hizo.Me doy un baño. No voy a esconderme del mundo. No puedo. Tengo que enfrentar esto. Voy a arreglarlo. Aunque me tome el tiempo del mundo. Tengo que demostrarle a Liam que no robé esos diseños. Después de ponerme lo primero que mis ojos observaron cuando abrí el armario, me cepillo el cabello y salgo para la empresa de Harry.—Ei —saluda como si nada—, que bueno que estés aquí.—Voy a ser directa —le digo—. Me interesa trabajar aquí.Me señala un sofá carmelita. Sigo sus pasos hasta que me siento frente a él.—Faltan meses para el próximo desfile —contesta—, pero podrías trabajar como mi secretaria ¿a
Siento un ruido proveniente de la ventana. Enciendo la lámpara. Es él. Observo el reloj, son las dos de la madrugada. Camina hasta aquí con un poco de trabajo. Está borracho.— ¿Qué haces aquí? —pregunto de mala forma.Él no responde. Solo se tumba en la cama.— ¿Dime por qué lo hiciste? —indaga.—Que no hice nada joder —le grito.—Fuiste tú Eileen —habla con un poco de trabajo—. Nadie más tenía acceso a mi oficina, a mi casa. No estaba con más nadie joder.—Que no fui yo —vuelvo a gritarle—. No voy a repetírtelo más.—Voy a contarte un cuento —dice de pronto.—No —respondo—. Vete con tu novia.—La he mandado a casa —contesta.Y esa simple frase me asienta muy bien. No puedo negarlo. Sin embargo, tampoco mejora la situación. —Vete. No quiero verte.—Mientes —replica.—Voy a contarte la historia —vuelve a decir.—Que no —respondo.Pero él no me hace caso.—Había una vez un chico de doce años que tenía una hermana cinco años mayor. El niño amaba a su familia, para él era perfecta. Su h
Llamo a Aiden. Necesito saber dónde está Liam. Él tiene que saber que se equivocó y si se lo demuestro delante de su gente mejor.Toco la puerta principal de casa de Aiden. Luego de tres toques Keira me abre.—Ei, entra —pide.—No tardaré mucho tiempo Kei. ¿Liam se encuentra?—Sí, sígueme.Sigo a Keira. Entramos al comedor, alrededor de la enorme mesa se encuentran todas esas personas que Liam considera su familia. Todos se quedan en silencio al verme. Liam tensa la mandíbula.—Disculpen la interrupción -digo en voz alta—. No tardaré mucho tiempo.Él se demora unos segundos, en los que me fulmina con la mirada. Este show delante de otras personas no le agrada en lo más mínimo, lo sé, pero que de una vez por todas quede claro que no tuve nada que ver con lo que pasó en el desfile.Busco en mi teléfono el vídeo donde Cristal y Harry hablan confesando todo lo que hicieron, toco reproducir y se lo entrego. Liam cierra el puño. No termina de verlo cuando me devuelve el teléfono.—Si hubie
En este puto mes me he fumado una decena de cigarrillos. He bebido más alcohol que los últimos cinco años juntos. He pensado como nunca en mi vida. Sentado en el suelo de la sala, con la espalda apoyada en el sofá. La maldita radio suena al fondo y el reloj va indicando que el tiempo corre. Toda mi jodida vida intentando no enamorarme y por poco lo logro. Pero, llegó ella, con aquel vestido y esa sonrisa preciosa, que logró que sintiera nervios por primera vez en mi vida. Llegó ella, y poco a poco sentí que la necesitaba para respirar; que el mundo incluso parecía no existir comparado con ella; que tal vez si valdría la pena celebrar los malditos catorce de febrero; que la cama se siente vacía cuando duermo solo; que aunque el reloj nunca deja de marcar el tiempo, si deja de importarme cuando estoy a su lado; que las canciones de amor si tienen sentido; que soñar no es malo y tener planes tampoco; que la vida es una mierda sin ella...Ella hizo que me diera cuenta que sí podía enamora
EileenLas malditas novelas mienten, mienten todo el tiempo. Nos mostraron que existían los finales felices, y no, no existe el vivieron felices para siempre. Cupido se equivoca, se equivocó una vez más, como todas las jodidas veces que lanza la puta flecha. Se escucha un sonido de fondo, y no son todas las canciones de amor que describen como te sientes, es el maldito monitor que indica que Liam está entre la vida y la muerte. Las lágrimas brotando de mis ojos, y no es de felicidad de verme camino al altar con el hombre que amo, es la culpa de no haberme detenido, de no haberlo perdonado. Quiero gritar al viento, quiero pedirle a Dios una oportunidad más.Liam no puedes marcharte. Este no puede ser el final del príncipe y la princesa. Levántate de esa cama y demostremos al mundo que si vale la pena enamorarse.Lo beso en la frente. Todo se siente tan frío. Salgo del cuarto, porque no soy capaz de seguir viéndolo así.Los chicos estaban afuera. —Ei has pasado dos semanas sin mover
—Andrea —le grito a la loca de mi amiga, mientras suelto el delantal y vuelvo a mirar el reloj—, se me olvidó Jack.Ella pone cara de no entender nada.—Quedamos en vernos a las cinco —le digo—. Son las seis ya.Ella me dedica un mohín.—¿Qué importa Jack? —dice entre risas—. Salgamos hoy, tu y yo —comenta dando una palmada como si se le hubiese ocurrido la mejor idea—. Keira últimamente está muy ocupada con su matrimonio.—Andrea en primera, Jack es mi novio...—Un novio que no amas —me interrumpe—. Sabemos que es otro el que te gusta real...Suena la campana de la puerta de el gastropub. Nuestros ojos ubican a la persona que acaba de llegar. Mi maldito corazón tiene el ritmo acelerado. Parezco adolescente. —Vale —me dice ignorando que Liam acaba de llegar—. Después continuamos nuestra conversación.—Tardísimo —digo en alta voz mirando nuevamente el reloj.Cojo mi bolso y camino hacia la salida. Sin querer choco con Liam. —Disculpa —le digo, él con su mal carácter no me responde—,
Un ruido proveniente de la ventana hace que me despierte. La ventana está abierta. Es Jack. ¿Por qué hace eso?Voy a encender la lámpara, solo vi cuando estaba cerca de la ventana por la claridad de la luna, pero agarra mi mano y lo impide. No puedo negar que me tiene nerviosa, aunque no grito, ni hago ruido, solo me quedo tranquila.Me da unos besos suaves por todo el cuello. Algo pasa dentro de mí que no hago por detenerlo. Roza sus labios con los míos, para luego darme un beso con lengua que me dejó caliente, demasiado diría yo. Después de todo, Jack tenía esta parte intensa, que me hará olvidarme de aquellas miradas.Baja su mano por mi barriga y la introduce por debajo de mis bragas. Su mano acaricia mi sexo, suaves gemidos se escapan de mi boca.Ahora es él, el que recorre el mismo camino que su mano anteriormente, me quita la parte inferior del pijama y con su boca acaricia mi sexo por encima de la braga. De un tirón rompe la braga y confieso que esta parte de él tan salvaje pu