Llamo a Aiden. Necesito saber dónde está Liam. Él tiene que saber que se equivocó y si se lo demuestro delante de su gente mejor.Toco la puerta principal de casa de Aiden. Luego de tres toques Keira me abre.—Ei, entra —pide.—No tardaré mucho tiempo Kei. ¿Liam se encuentra?—Sí, sígueme.Sigo a Keira. Entramos al comedor, alrededor de la enorme mesa se encuentran todas esas personas que Liam considera su familia. Todos se quedan en silencio al verme. Liam tensa la mandíbula.—Disculpen la interrupción -digo en voz alta—. No tardaré mucho tiempo.Él se demora unos segundos, en los que me fulmina con la mirada. Este show delante de otras personas no le agrada en lo más mínimo, lo sé, pero que de una vez por todas quede claro que no tuve nada que ver con lo que pasó en el desfile.Busco en mi teléfono el vídeo donde Cristal y Harry hablan confesando todo lo que hicieron, toco reproducir y se lo entrego. Liam cierra el puño. No termina de verlo cuando me devuelve el teléfono.—Si hubie
En este puto mes me he fumado una decena de cigarrillos. He bebido más alcohol que los últimos cinco años juntos. He pensado como nunca en mi vida. Sentado en el suelo de la sala, con la espalda apoyada en el sofá. La maldita radio suena al fondo y el reloj va indicando que el tiempo corre. Toda mi jodida vida intentando no enamorarme y por poco lo logro. Pero, llegó ella, con aquel vestido y esa sonrisa preciosa, que logró que sintiera nervios por primera vez en mi vida. Llegó ella, y poco a poco sentí que la necesitaba para respirar; que el mundo incluso parecía no existir comparado con ella; que tal vez si valdría la pena celebrar los malditos catorce de febrero; que la cama se siente vacía cuando duermo solo; que aunque el reloj nunca deja de marcar el tiempo, si deja de importarme cuando estoy a su lado; que las canciones de amor si tienen sentido; que soñar no es malo y tener planes tampoco; que la vida es una mierda sin ella...Ella hizo que me diera cuenta que sí podía enamora
EileenLas malditas novelas mienten, mienten todo el tiempo. Nos mostraron que existían los finales felices, y no, no existe el vivieron felices para siempre. Cupido se equivoca, se equivocó una vez más, como todas las jodidas veces que lanza la puta flecha. Se escucha un sonido de fondo, y no son todas las canciones de amor que describen como te sientes, es el maldito monitor que indica que Liam está entre la vida y la muerte. Las lágrimas brotando de mis ojos, y no es de felicidad de verme camino al altar con el hombre que amo, es la culpa de no haberme detenido, de no haberlo perdonado. Quiero gritar al viento, quiero pedirle a Dios una oportunidad más.Liam no puedes marcharte. Este no puede ser el final del príncipe y la princesa. Levántate de esa cama y demostremos al mundo que si vale la pena enamorarse.Lo beso en la frente. Todo se siente tan frío. Salgo del cuarto, porque no soy capaz de seguir viéndolo así.Los chicos estaban afuera. —Ei has pasado dos semanas sin mover
—Andrea —le grito a la loca de mi amiga, mientras suelto el delantal y vuelvo a mirar el reloj—, se me olvidó Jack.Ella pone cara de no entender nada.—Quedamos en vernos a las cinco —le digo—. Son las seis ya.Ella me dedica un mohín.—¿Qué importa Jack? —dice entre risas—. Salgamos hoy, tu y yo —comenta dando una palmada como si se le hubiese ocurrido la mejor idea—. Keira últimamente está muy ocupada con su matrimonio.—Andrea en primera, Jack es mi novio...—Un novio que no amas —me interrumpe—. Sabemos que es otro el que te gusta real...Suena la campana de la puerta de el gastropub. Nuestros ojos ubican a la persona que acaba de llegar. Mi maldito corazón tiene el ritmo acelerado. Parezco adolescente. —Vale —me dice ignorando que Liam acaba de llegar—. Después continuamos nuestra conversación.—Tardísimo —digo en alta voz mirando nuevamente el reloj.Cojo mi bolso y camino hacia la salida. Sin querer choco con Liam. —Disculpa —le digo, él con su mal carácter no me responde—,
Un ruido proveniente de la ventana hace que me despierte. La ventana está abierta. Es Jack. ¿Por qué hace eso?Voy a encender la lámpara, solo vi cuando estaba cerca de la ventana por la claridad de la luna, pero agarra mi mano y lo impide. No puedo negar que me tiene nerviosa, aunque no grito, ni hago ruido, solo me quedo tranquila.Me da unos besos suaves por todo el cuello. Algo pasa dentro de mí que no hago por detenerlo. Roza sus labios con los míos, para luego darme un beso con lengua que me dejó caliente, demasiado diría yo. Después de todo, Jack tenía esta parte intensa, que me hará olvidarme de aquellas miradas.Baja su mano por mi barriga y la introduce por debajo de mis bragas. Su mano acaricia mi sexo, suaves gemidos se escapan de mi boca.Ahora es él, el que recorre el mismo camino que su mano anteriormente, me quita la parte inferior del pijama y con su boca acaricia mi sexo por encima de la braga. De un tirón rompe la braga y confieso que esta parte de él tan salvaje pu
Saliendo del bar siento naúseas y acabo con las manos apoyadas en la rodillas y vomitando. Liam me recoge el pelo y me alcanza un pañuelo.Cuando me repongo nuevamente...—Gracias, pero yo sé defenderme sola —le digo a Liam.—Vamos te llevaré a mi casa —declara.—Estás loco. Estoy bien, puedo irme a mi casa —casi grito.—Estás tomada —contesta empujándome a su carro.Sí, he tomado, bastante, pero no me estoy cayendo. No estoy tan mal como para no poder irme a casa.—No iré contigo a ningún lado —le grito tratando de soltarme—. Iré a mi casa.Él ignora por completo lo que acabo de decir y me monta en su auto.Mi teléfono suena. En la pantalla sale el nombre de Jack. Miro para los lados pensando si es buena idea hablar con él, automáticamente pienso en mi abuela que debe estar preocupada. —¿Tu novio? —pregunta él Asiento.—Jack —respondo.—Ei tu abuela está preocupada —comenta tan dulce como siempre—. ¿Dónde estás? ¿Necesitas que vaya por ti?—Jack, siento no avisarte, salí un rato
—Estoy aburrida de que hagas lo que se te antoja —le digo.Él me mira, pero no responde.—Es mi casa —contesta al fin.—Genial, pues ya me voy de tu casa —comento y me coloco el vestido.—Te queda bien —dice.—¿Qué? —inquiero.—La ropa interior —contesta—, pero desnuda me gustas más.—Acaso me has visto desnuda —reclamo, pero recuerdo que acabó de verme en la cocina, ayer también.—Perdí la cuenta de la cantidad de veces —contesta él con una risa impertinente. —Han sido solo dos veces —contesto.Él solo ríe.Busco mi ropa para meterla dentro del bolso, pero me falta algo: mi braga. Busco más pero no la encuentro. —No encuentro mi braga —suelto sin pensarlo.—No la necesitas —manifiesta con dominio.—Liam devuélveme la braga —lo amenazo.—El morado te asienta —comenta cambiando de tema y esto provoca que me mire de arriba a abajo.—Declaran que es un color que aleja a los hombres —bromeo. Recojo mi bolso y camino para marcharme. Que se quede con las bragas.Me aprieta contra él ante
Llego temprano al trabajo. Saludo a David y a Hugo, mi jefe. Andrea aún no ha llegado. —Eileen podrías quedarte al frente – comenta Hugo—. Saldremos.En todo el tiempo que llevo aquí trabajando esta es la primera vez que esto sucede.—Está bien —contesto.Ellos se marchan y yo me quedo deseando que llegue Andrea, como me haré cargo de esto sola.La campana de la entrada suena. Volteo contenta creyendo que es Andrea, automáticamente mi cara cambia cuando lo veo a él, a Liam.—¿Qué haces aquí? —pregunto de mala manera—. Esta persecución se está volviendo repugnante.Llega como si nada y me besa. Es tóxico, es posesivo, está loco.—Liam deja de hacer estas cosas —digo y él me ignora tomándome de las caderas y subiéndome sobre una mesa.—Liam —vuelvo a llamarlo mientras que con su mano roza mi sexo por encima de la ropa.—Me vuelves loco nena —yo abro la boca ante esas palabras.—No jodas Liam —contesto—. Sé que es una técnica para que acabe acostándome contigo, pero luego de que eso pas