—Ei nos vemos mañana —se despide Andrea. Ya Liam se acerca a nosotras.
—Si la haces sufrir —le dice a Liam—, te mato. Liam la fulmina con la mirada. —¿Qué haces aquí Liam? —le pregunto, él aún no me atiende—. Liam —vuelvo a llamarlo. Me empuja hacia él y me besa. Otra vez que no me separo de él. —Eileen —la voz de Jack me devuelve a la realidad. Que la tierra me trague ahora. Me separo de Liam y ahí esta él. En sus ojos veo el dolor y la decepción, me duele y mucho haberle hecho daño. Una lágrima cae por mi mejilla, no logro controlarlo. Aunque no lo amaba como novio, lo quiero muchísimo, como amigo. Observo a Liam y esta como si no pasara nada. Él ya habia visto a Jack, por eso me besó. —Jack no quiero justificarme, pero al menos déjame contarte cómo sucedieron las cosas —él rie irónico. —¿Ahora? —manifiesta—, ya es demasiado tarde Eileen. —Lo sé —Liam me tenía una mano agarrada aún, me suelto—. Lo intenté, ¡créeme! Pero no pude, tenía miedo perderte. —Es peor ahora Eileen —me habla como nunca me había hablado—. A partir de ahora para mí estás muerta. Las lágrimas brotan de mis ojos, me lo merezco. —Jack —le agarro la mano. —Suéltame Eileen —me empuja y termino de bruces al suelo. Liam me ayuda a levantarme y cierra el puño, pero yo impido que lo toque. Jack no me haría daño, solo está demasiado dolido—. Pensé que eras diferente a las demás —comenta—, pero resultaste ser peor, una put… Liam no lo deja terminar de hablar y le da un puñetazo. —¿Crees que todo se resuelve a golpes? —le grito a Liam—. ¿Por qué aún no te has marchado? Liam me asesina con la mirada. Lo acabo de poner más furioso. —Debería romperte la cara —le dice a Liam—, pero no pienso pelearme por una mujer. —Eileen —continua hablando—, espero que seas feliz y no lo digo con ironía. Espero que él tenga todo el tiempo del mundo para escuchar tus problemas, tus miedos,tus gustos. Espero que seas su prioridad, que vele por tu felicidad. Deseo que se pase el día en el trabajo pensando en el momento de verte al finalizar el día, que tenga la capacidad de sentarse debajo de aquel árbol a escuchar tus sueños. Ojalá que tenga presente cada una de tus fechas importantes, que sepa cuanto te gusta el helado de chocolate, las películas románticas y toda la música de Ariana Grande. También como adoras caminar bajo la lluvia, caminar por la orilla de la playa y sobre todo espero que no juegue contigo como tu lo has hecho conmigo —no paro de llorar. Sus palabras me provocan aún más dolor del que siento—, porque si nada de eso pasa Eileen, sabrás que perdiste la luna por estar contando estrellas. Ese princesa, ese va a ser tu peor castigo. Y tras mencionar la última palabra se marcha. —Vamos a casa —comenta Liam, tomándome la mano. —Suéltame —le grito—. No quiero volver a verte. Viste a Jack y aún así me besaste. Sabías que yo no quería lastimarlo, que esto traería problemas y aún así no te importó. A ti nada te importa, no sé en qué estaba pensando cuando siquiera te dirigí la palabra. Me marcho sin mirar atrás. Voy a buscar a Jack. —Buenas noches Ei —me saluda Mildre. —Hola Mildre —le devuelvo el saludo—. ¿Jack está? —No Ei —contesta—. Aún no ha llegado. —Está bien Mildre —está a punto de cerrar la puerta—. Cuando llegue dile por favor que estuve aquí. Voy al parque que está a una cuadra de la casa. De niños nos gustaba ir ahí después de salir del colegio. Él no está aquí así que decido regresar a casa. —Cariño, ¿por qué esa cara? —pregunta mi abuela. —Abuela he hecho las cosas mal y he lastimado a Jack. —¿Qué pasó Ei?. —Abuela nunca he estado enamorada de Jack, lo quiero muchísimo pero como mi amigo. Me hice novia de él, por no hacerle daño y porque vi a Mildre y a ti emocionadas. —Cariño yo pensé que te habías enamorado de él —expone mi abuela—. ¿Quién es el afortunado entonces?. Y no me digas que nadie porque estas canas no son por gusto. —Liam —contesto al fin—. Aunque no lo conoces, no es difícil saber quién es. Es el CEO de una de las mejores compañías de diseño del país. A mi abuela le cambia la cara y no para bien. —Ei estás segura que ese muchacho te quiere —pregunta mi abuela con preocupación. —No abuela, estoy segura que no. Solo soy una obsesión. —Entonces ¿Por qué no te alejas de él? —Creo que me enamoré abuela —ella me abraza. —¿Hablaste con Jack?. —Jack me vio con él abuela y está dolido. —Cariño recuerdas cuando eras niña, te traje una manzana y una fresa. Te puse a elegir, tu elegiste la fresa aunque a ti no te gustaba, pero sabías cuanto me gustaban a mí las manzanas. Preferiste comerte la fresa para que yo disfrutara de la manzana. Desde niña has interpuesto la felicidad de otros por encima de la tuya y está bien pensar en los demás, pero también tienes una vida, también mereces ser feliz. Jack es un buen chico y lo quiero muchísimo pero no podías seguir con él solo por no decepcionarlo. Sé que te escuchará, déjalo sanar, cualquiera en su lugar estaría igual. Mi mundo está de cabeza. —Con respecto a ese hombre —prosigue—, si sabes que no te quiere, déjalo ir. Por mucho que lo ames no luches una batalla que ya están más que claro los resultados, acabarás sufriendo. —Me voy a dar una ducha abuela —me despido de ella y subo a mi habitación. Me doy una ducha y me acuesto, aunque no consigo dormir. Coloco música, eso logrará que me sienta un poco mejor. Suena One last time de Ariana Grande. La música se detiene y entra una notificación de un mensaje: Te espero mañana en casa Es de Keira. Mañana es la fiesta en su casa, se me había olvidado. Lo siento Keira, no podré estar. No quiero encontrarme con Liam. Necesitas que vaya a verte. Voy ahora mismo No Keira, tranquila, ya es muy tarde. Keira no me responde. Suelto el teléfono y vuelve a sonar. Es Andrea. —Dime —contesto. —Era para asegurarme que estabas despierta —dice—. Ya estoy llegando a tu casa. Sin decir nada más cuelga. En minutos tocan la puerta de la habitación, entran Andrea y Keira. —¿Por qué no me llamaste? —pregunta Andrea. —No quería molestarlas tan tarde —le digo mientras ellas se acuestan a mi lado en la cama. —No necesitas contarme lo que sucedió —comenta Keira—, ya lo sabemos pero queremos saber como estás tú. —Mal. No quería lastimar a Jack así. —Amiga no me gusta tener que decirte esto pero te lo dije —habla Andrea. —Si lo sé —respondo. —Eileen estoy segura que si no hubiera ocurrido esto, hubieras seguido con Jack —expresa Keira—, aunque no lo amas, solo por no hacerle daño y eso no es así. A veces hacemos más daño viviendo un mundo de mentiras. —¿Cómo fui tan estúpida de creer que algo con Liam funcionaría? —me recojo el pelo en una coleta, siento que ya me molesta suelto—. Ese estúpido no ha hecho más que jugar conmigo. —Viene el momento del desquite —bromea Andrea—, de la venganza, de la aceptación, de la mujer empoderada. Me empiezo a reír. —Exactamente eso iba a decir —me levanto de la cama y me paro frente a la ventana mirando la casa de Jack—. Quiero jugar con Liam, quiero verlo a él en mi posición. —Estás nadando en aguas peligrosas —me dice Keira—. Escucha, no creo que no seas capaz pero jugar con Liam tiene un uno porciento de lograr tu propósito y un noventa y nueve porciento de volverte más loca por él. —Habló la voz de la experiencia —se burla Andrea. Keira le dedica un mohín que ella ignora—. Follen, sean feliz —ella se coloca horizontalmente sobre la cama. —Yo follo y soy feliz —contraataca Keira. Ambas me miran a mí. —Yo soy feliz sin coger —digo. —No sabes lo que es la felicidad —responde Andrea. —Y tú no te has encontrado con un cabrón como Aiden —comenta Keira. —Ni como Liam —sigo yo, volteándome frente a ellas. Ella ríe. —Tal vez si lo haya encontrado —contesta ella. —Andrea por qué nunca me has contado con detalles tu historia con Enzo. Ella se mantiene en silencio unos minutos. —Mi historia con Enzo es un caos —responde—. No sé ni que decir con respecto a eso. —La increíble Andrea sin saber como explicar algo —digo irónica—. No sabes que es lo que sientes, pero, claro está que lo sientes. —Porque no cambian de tema —replica ella—, este es demasiado aburrido. Aterrizo mi almohada en la cara de Andrea. Ella me mira con cara de no entender nada. Keira atrapa la otra almohada y otra vez recibe Andrea otra almohada en su cara. —Las dos contra mí —bufa—. Keira eres una amiga de pena. Después de la guerra de almohadas, todo termina en risas. Es genial como pasar rato con tus amigas hace que se te reinicie la vida. —Gracias por venir —les digo—. Lo único increíble que trajo a mi vida mi visita a ese club fue conocerlas. Ellas me abrazan. —Tal vez y todo lo que haya pasado ese día —explica Keira—, incluso a todo el que conociste fue por algo. Soy creyente a esa frase que dice que todo sucede por algo. —Yo también lo creo —respondo—, pero conocer a Liam, no es precisamente algo bueno. —En el fondo sí —certifica Andrea—, vivías en una burbuja Eileen. Liam ha hecho que vivas…pero que vivas de verdad. —Tienes razón —expreso—, pero eso no quita que me tenga en un laberinto perdida. Ya no sé que es lo que siento, que es lo que quiero. Eran alrededor de la una cuando Aiden vino a recoger a Keira. Andrea se quedó, después de su “no soy capaz de dejarte sola” Después de un plan de películas y helado de chocolate nos quedamos rendidas.Han pasado algunos días ya desde aquel mal rato con Jack. No lo he vuelto a ver. Sé por mi abuela que está bien, que ya está conociendo a otra chica en su trabajo. He intentado hablar con él para explicarle cómo sucedieron las cosas y aunque no va a perdonarme, necesito que entienda que no quería lastimarlo.Hoy es el último día de trabajo de la semana. Debería estar feliz solo por eso. Andrea tiene una felicidad brutal. No es para menos, hoy es día de fiesta. Aunque también mañana y pasado. —Tengo una plan —comenta apenas me coloco el delantal.—Beberme una docena de wiskys y terminar en la cama de cualquier idiota —le respondo mientras me recojo el pelo en una coleta—. ¡No gracias!.Andrea me dedica un mohín que ignoro.—Iba a decir salir a bailar y conocer chicos, claro —contesta ella. —Suena demasiado tranquilo para que se te ocurra a tí —digo.Ella ríe.—En teoría —responde—, en práctica es exactamente como lo describes tú. Me le quedo mirando y automáticamente comenzamos a r
Salgo del baño, Andrea me llama.—¿Qué le ha sucedido a tu vestido? —pregunta curiosa.—Acabo de chocar con el hombre que estuvo en el gastropub en la mañana —comento bajo su cara de asombro.—Mi vida tienes la idea de cuantos hombres desfilan por ahí diario —responde.—El tío serio que pidió el café fuerte…—Te llevó al baño y te bajó las bragas —me interrumpe Andrea—, para hacerte pagar que le hayas ensuciado su carísimo traje de corte italiano.—La que acabé con el vestido manchado fui yo —digo—Mejor aún —contesta—, te hizo sexo oral como recompensa—. Definitivamente amiga algo te hizo, esa cara que tienes es de «mujer satisfecha» y acabas de salir del baño.Acabo riéndome. —¿Cómo te va con Enzo? —pregunto y por su cara le he hecho una pregunta difícil.—Lo normal, más tarde todo irá mejor —lo busca con la mirada—. Realmente lo nuestro se resume a «después del club».—Acaso no es el tipo de relación que te interesa.—En realidad sí —comenta buscándolo con la mirada—, pero algo me
La llevo a su casa. No es lo que quiero, la llevaría a la mía y haría que se corra otras dos veces más, es lo mejor que me ha ocurrido en esta jodida vida, pero, estoy demasiado cerca, y sí, siento esa necesidad de verla, de tocarla y asusta, asusta sentir algo más que excitación. Ella se merece alguien que sea capaz de amarla, yo no soy capaz.Aquella vez que Jack nos vio besándonos, que le dijo todo lo que conoce de ella, me dio celos, celos de no haber compartido con ella tantos momentos, celos de que la haya visto disfrutar de lo que le gusta, celos de que la conociera tan bien. En el fondo, todo lo que él dijo aquella vez es cierto. No voy a ser capaz de entregarle todo lo que le ha entregado él. Ella era el centro de su mundo.Suena mi teléfono, es Aiden.—Esta no son horas de llamar. ¿A caso ya no follas? —protesto.La risa de Keira se escucha al otro lado.—Queremos asegurarnos de que no te hayas bebido todo el minibar de tu casa debido a que no puedes controlar que te estás
Hoy es un día de mierda y estoy dispuesto a pelearme con el mundo. —Buenos días señor —me alcanza Patrick, mi secretaria, al entrar a mi oficina—. Tiene una reunión en cinco minutos.—Está bien Patrick.Justo antes de entrar a la sala de reuniones me llama Andrea.—Andrea tengo una reunión importan...—no me deja terminar de hablar.—A veces me pregunto si la capacidad de tu celebro es la del tamaño de una almendra —dice mientras pasa por mi lado directo a mi oficina. La sigo, no me podré deshacer de ella tan rápido.—Patrick —rujo—, la reunión se aplaza unos cinco minutos.—O es tu corazón el que está negro —continua.—Raro que tu seas exactamente igual y me hablas a mí de corazón negro -le digo al sentarme frente a ella.—Pero yo no lastimo a quien me quiere —contesta fugaz.—Y qué sucede con Enzo -digo.—No tiene nada que ver contigo -bufa y tengo sé que este no es un tema fácil para ella. —Como sea —comento—. Habla rápido, tengo una junta.—Me importa una mierda tu junta —contest
Mi mundo cae cuesta abajo. No sé por qué motivo lo siento así. Sus palabras retumban en mis oídos haciendo que cada parte de mí se quiebre. Joder, que esto podía pasar, pero en el fondo tenía la estúpida idea que podría funcionar.Tengo que revisarme eso de crecer y madurar porque ahora mismo me siento una adolescente en plena etapa de desamor. Sí, esa etapa en la que más fácil uno se enamora pero también en la que más fácil uno sufre.Solo espero que, al abrir y cerrar los ojos me pase justamente así; creer que es el amor de mi vida, que es un chico perfecto, sentir maripositas y todas esas pendejadas, darte cuenta que es un gilipollas, que se acabe todo, llorar enloquecidamente, pensar que no hay sufrimiento peor en el mundo, volverte a enamorar.Escrito de esta manera parece fácil y aunque en ese momento sientas que no es así, cuando alcanzas otra edad te das cuenta que lo que tu creías amor, no lo era, que lo que tu considerabas el peor sufrimiento del mundo no lo era, que no exis
Entro a casa de Aiden y lo primero que escucho es la voz de Kimberly.—Padrino —grita feliz mi princesa al correr a mis brazos.—Hola preciosa —deposito un sonoro beso en su cachete.—Padrino viniste a cuidarnos —pregunta la peque.—Sí, princesa —afirmo, haciendo contacto visual con Eileen que acaba de llegar a la sala—. Me quedaré con ustedes tres.—Tia Ei —le extiende una manito a Eileen para que se siente justo a nuestro lado en el sofá—, iba a jugar conmigo, un juego que me gusta mucho.Nos miramos fijamente y entonces, todo lo que le dije la última vez, mi rebelión en contra de esas cosas que ella provoca en mí, parece esfumarse. Solo pienso en volver a tocarla.—Pequeña —le habla con dulzura a la niña—, voy a contar, así que busca un buen lugar para esconderte.Ella sonríe feliz. Eileen se tapa los ojos y emite la cuenta «1, 2, 3…10» en voz alta.Mi hermosa ahijada busca donde esconderse. Ya ha salido de la sala.Eileen retira sus manos de la cara.—¿Qué haces aquí Liam?. Acaso
Si pudiera describir mi vida en una palabra, sin duda sería: caos.Cristina Prada, E. L. James, Blanka Lipińska, con toda seguridad les digo que pueden escribir sobre mi vida; apuesto que será la historia más complicada que hayan hecho jamás. No sé si serán las Canciones de Amor que suenan en la Radio, las Cincuentas Sombras de Grey o los 365 días, el caso es que todas las jodidas veces que lo tengo cerca las alarmas de mi cuerpo se alteran estrepitósamente.Es él, quiero que sea él, es una maldita obsesión que me impide mirarlo sin imaginarme todas las cosas que podría hacer. Sí, esas jodidas miradas que hacen que me tiemblan las piernas. Esa forma de caminar, de hablar, de sonreír…Aquí estoy, en medio de esta enorme cama, deseando buscarlo, tocarlo, que me toque…Pero, ¿saben qué?. Es una mierda esto de quedarse con las ganas. Voy hasta la sala y no lo veo. Sigo hasta la cocina y ahí está. Hoy no sabría decir si el universo está a mi favor o en mi contra. Está frente al frigoríf
La deseo, deseo volver a sentirla como aquella vez en su cuarto. Ahora mismo lucho mil batallas en mi interior para no hacerla mía. Pero, ese short, le quedaba condenadamente bien y me puso de los nervios ver qué no se lo cambió para salir. No necesito ver como otros hombres la miran para saber que ella es preciosa, yo sé el mujerón que es. Estoy tratando de castigarla por no obedecer pero en el fondo también me estoy castigando yo porque las ganas de tocarla se hacen cada vez mayor.Miro el reloj. Son la una de la madrugada y aún no logro dormir. La observo y ya está dormida. No es la primera vez que la miro mientras duerme. Eso es algo que me encanta. Me levanto de la cama y me pongo a trabajar en los diseños para la semana de la moda en Nueva York. No miré el reloj a la hora que me acosté pero debió ser bastante tarde.Me levanto en la mañana y después de una ducha bajo a la cocina. Ahí estaban Eileen y los niños. Kimberly desayunaba mientras Eileen le daba de tomar a John. —B