En los días siguientes, Isabella se tomó el tiempo de ir donde la diseñadora y escoger su vestido, había tantas opciones hermosas que la tarea de decidirse por uno solo fue muy difícil; finalmente escogió un vestido de color borgoña con corte trompeta que acentuaba de maravilla su figura y resaltaba su piel tan blanca y sus ojos azules; tenía un bonito escote en forma de corazón, pero estaba cubierto por un plisado en gasa que caía sobre sus hombros haciéndola lucir más elegante y sofisticada. Terminaba en un escote pronunciado hasta media espalda y creaba un cinturón de canutillos y brillantes sutiles que no se veían recargados pero sí le agregaban un brillo exquisito con el movimiento. De verdad parecía una princesa salida de un cuento de hadas.Su autoestima tuvo una buena sesión de terapia con el espejo, se sentía realmente hermosa, no tenía nada que envidiarles a las mujeres de la alta sociedad que asistirían esa noche, se veía glamurosa, de la manera en que quería que Alexander
Cuando Alexander e Isabella terminaron de bailar, Rita se acercó a ellos con la excusa de llevarse a su hijo para bailar con ella y aprovechó para examinar detalladamente a la rubia, era bonita, no lo iba a negar, pero eso no bastaba para ella, ese vestido costoso era algo que una simple secretaria no podía pagar con su salario, seguramente ella era una de esas mujerzuelas que se acostaban con hombres ricos a cambio de regalos y dinero, detestaba a las de su clase.Le lanzó su mirada más despectiva y arrastró a Alexander al otro lado del salón, algunos saludos lo ocuparían durante un buen tiempo.—No le hagas caso, Isabella, es una bruja. —La consoló Juliet.—Es tu madre.—Por eso lo digo, la conozco muy bien, ella se quedó en el milenio pasado, es de esas personas que creen que el apellido y el linaje lo son todo, incluso desprecia a quienes son millonarios pero no vienen de una familia prestigiosa, es ridículo y arcaico, pero así es ella. No te lo tomes personal.—¿Su familia es muy
Isabella estaba igual o peor, todo era nuevo para ella, desconcertante y placentero. Estaba flotando en el cielo a punto de arañar las estrellas, el orgasmo se construía sin tregua en su interior, aunque ella no supiera lo que era esa sensación que le robaba el aire y le hacía sentir que estaba a punto de explotar en millones de pedazos.Solo necesitó unas estocadas más que golpearan ese punto mágico en lo más profundo de ella, para estallar en un orgasmo arrasador que sacudió su cuerpo con pequeños espasmos mientras sus cuerdas vocales se desgarraban en un gemido largo y agudo. Las contracciones de su vagina empujaron a Alexander al límite, alcanzando su clímax casi al mismo tiempo, se derramó dentro del condón, él tenía muchas ganas de hacerlo directamente dentro de su novia, pero para eso, tampoco era el momento, ya podrían hacerlo en el futuro cuando decidieran tener cachorritos.—Te amo, cielo, demasiado, ahora eres mía, solo mía.Cuando pasó la euforia, Alexander salió de ella c
Ese mismo día, Isabella acompañó a Kath a darle la noticia. Tessa se quedó en silencio un largo rato mirando a la mesa, luego golpeó con fuerza la madera y se levantó para empezar con el regaño mientras caminaba de un lado a otro y reclamaba el que no se hubieran esperado a hacer las cosas bien, aunque ella tuviera menos autoridad moral que nadie para ese tipo de reclamos, le había prometido a la señora Gray que cuidaría bien de Katherine y había fallado terriblemente.Al darle la noticia a Logan el escenario fue muy diferente, él alzó a Katherine dándole vueltas en el aire y gritando emocionado que iba a ser papá, estaba dichoso y no se esmeró en ocultarlo. Él amaba a esa chica cascarrabias más que a su propia vida, que fuera a darle un hijo era el mejor regalo del mundo para él, contrario a lo que los demás pensaban, no había sido una imprudencia por iniciar su vida sexual, ellos lo hacían desde los dieciséis años y eran muy fogosos, algo había fallado porque sí se cuidaban, pero no
Seúl, año 2015.Era una mañana de lunes muy brillante, augurio de un día cálido y soleado. Elizabeth revisaba de nuevo su portafolios, haciendo un inventario mental de las cosas que debía llevar; nada podía faltarle. Era su primer día de trabajo en Grant Technology. Conseguir ese puesto le había costado varias entrevistas, recomendaciones y sus mejores notas; todo debía ser perfecto.Llevaba uno de sus mejores vestidos; no era de diseñador ni de alguna marca reconocida, pero estaba impecablemente limpio y planchado. Confeccionado en una bonita tela color azul imperial, se ajustaba a su medida, realzando sus curvas y haciéndola lucir un poco mayor de lo que en realidad era. Con solo veintidós años, sus facciones hermosas y delicadas siempre la hacían parecer más joven.A veces, eso le gustaba, pero ahora quería verse profesional; necesitaba dar una buena primera impresión, especialmente a su nuevo jefe, conocido por ser implacable. El hijo mayor y heredero de la familia Grant, un alfa a
Internamente, Elizabeth agradeció todos los regaños de su madre, que siempre decía que el té y el café eran un arte. Al ser secretaria durante toda su vida, ella también debía complacer a un exigente jefe y le había enseñado muchas recetas de deliciosos cafés. Podría lucirse con un espectacular cappuccino, pero no tenía tiempo, así que le prepararía el mejor americano que el señor Grant haya probado en su vida, y en tiempo récord.La pequeña cocina del piso tenía equipamiento para un café de alta gama, era genial; Elizabeth pensó que su madre sería muy feliz en un lugar así. Tardó apenas diez minutos en preparar una jarra con un delicioso y humeante café negro y lo llevó a su escritorio, esperando la llamada para entregarlo, cosa que no ocurrió y tuvo que seguir con sus labores. Aprovechó para llamar a su madre y averiguar cualquier dato respecto a la campaña.—Mamá, necesito un pequeño favorcito.—Hola, cariño, estoy ocupada, ¿podemos hablar en el almuerzo?—No, mamá, es urgente. Solo
Con el paso de los días, Alexander se encontraba en un dilema, por primera vez en su vida. Siempre fue un hombre controlado y decidido, si quería algo, lo obtenía, punto, no había tintas medias ni vacilaciones.Esa fue la manera en la que lo criaron, desde que puede recordar, ha tenido lo que ha deseado sin falta, su madre siempre lo mimó demasiado, recordándole que él sería el heredero de la familia y, al mismo tiempo, dándole esa enorme responsabilidad de llenar todas las expectativas de sus padres y la sociedad.Él se esforzó por hacerlo, obtuvo buenas notas en sus estudios, excelente desempeño en deportes, demostró ser un líder nato y fue sobresaliente en cada aspecto de su vida, hasta llegar a ese momento. Era un excelente ejemplar de alfa y el orgullo de sus padres.Tres años atrás, se graduó de la universidad y su padre le confío la gerencia de operaciones, el área más importante de la compañía, él era el encargado de garantizar que los productos cumplieran con los estándares i
Sí, todo iba de maravilla hasta ese día, Alexander recibió una llamada de Isabella muy temprano en la mañana informándole que no podría ir a trabajar porque su madre había tenido un accidente y debía llevarla al hospital, su primer pensamiento egoísta fue que no la vería y no tendría quién cumpliera con sus funciones, y eso le molestó; luego reaccionó como alguien normal y lamentó la situación ofreciéndose a ayudarla.Isabella rechazó su ayuda y se disculpó diciendo que iría en cuanto pudiera. Sobra decir que Alexander llegó de muy mal humor a la oficina, solo para ser recibido por el vacío en ese escritorio que golpeó su pecho con más fuerza de la esperada, diablos, se había apegado más de lo que creía. El pésimo café de Eleanor solo empeoró las cosas y el hecho de que nadie pudiera suplir ni la mitad del trabajo de su asistente lo tenía al borde de una crisis de nervios.Para cuando llegó el almuerzo, su vida iba cuesta abajo y Alexander no pudo ni siquiera probar un bocado, así que